18. Peligro

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-Alex-

Estaba sentado junto a Sam en este mismo momento.

El profesor explicaba cosas sobre la Historia que no lograba entender, pasaba diapositivas con imágenes antiguas de quién sabe que cosa y hablaba con palabras difíciles que en estos momentos mi cerebro no podía procesar. Simplemente lo miraba, o más bien descansaba mi mirada convenientemente en su dirección.

Sentía a mi lado cómo Sam respiraba, el como a veces desviaba su mirada para mirarme fijamente, y las pequeñas sonrisas que soltaba para luego volver a prestar atención.

Me estaba matando. Esos eran ataques que no podía manejar.

Ayer, después de que Sam se fue no supe que hacer. Estaba muy emocionado, tenía ganas de gritar y bailar de la emoción. Cada vez que recordaba aquel momento mi corazón se aceleraba y no podía calmarme. No mentiría si dijera que pase toda la noche repasando ese momento en mi cabeza una y otra vez hasta que ya había memorizado absolutamente todo.

Y hoy fue la primera vez que había estado tan nervioso de venir a clases. Ni si quiera las veces en las que venía sin la tarea sabiendo que era obligatoria me sentía así de exaltado.

Es más, llevaba sonriendo desde ayer.

Pero, además de la emoción también estaban los nervios y la vergüenza. ¿Qué se supone que debo decirle mañana? ¿Debería actuar como si nada hubiera pasado? Es decir ¿Siquiera tendré las pelotas para mirarlo a la cara?

Por suerte no tuve que someterme a nada de eso, todavía.

Había llegado tarde, asi que al entrar el profesor ya había iniciado la clase. Lo cual me dio una excusa para rápidamente sentarme en mi lugar y permanecer callado. Ahorrándome un "buenos días" de lo más incómodo sin mirarlo a los ojos.

Pero a pesar de todo ello el maldito no paraba de mirarme, me estaba poniendo nervioso. Me daba ganas de gritarle "¡Deja de mirarme maldito pervertido!". Porque si, esa mirada estoy seguro que en el fondo no tenía buenas intenciones. En absoluto.

Por lo que cada vez que me miraba, mantenía mis ojos fijos en el profesor, evitando a toda costa encontrarme con su mirada. Desde que entré al salón que ha sido así. Y estoy seguro de que Sam se ha dado cuenta.

Pronto tocó el timbre para salir a recreo, y al saber que era inevitable reuní el valor para hablarle a Sam.

—¿Cómo fue pasar el tiempo con tus hermanos otra vez? —pregunté con burla y aparente tranquilidad. Últimamente se había quedado en mi apartamento por lo que no había visto mucho a sus hermanos.

Sam me miró a los ojos durante unos segundos, yo le aguanté la mirada.

—Lo de siempre. Dragones por acá unicornios por allá, nada que no haya vivido.

Me reí con ganas ante el comentario, debido a lo real que era.

La imagen de Sam con un cuerno en la frente y garras ya era una habitual las veces que iba a su casa.

—Tuvieron que haber extrañado a su unicornio dragón favorito —comenté mientras salíamos por la puerta.

—No, no. Es dragón unicornio.

—Es lo mismo.

—No, es diferente

—Lo que tu digas —dije entre risas.

Seguimos hablando casualmente, los nervios poco a poco se fueron con la ligera charla y pude volver a ser yo mismo. Sin embargo, cuando nuestras manos accidentalmente se tocaban o cuando entre broma y broma estábamos muy cerca no podía evitar sonrojarme un poco. Simplemente no podía quitarme el beso de la cabeza.

NO HOMO BRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora