Una semana después de comenzar la rehabilitación, Ale se encontraba en una encrucijada.
—Deja de reírte —dijo mientras intentaba entablar una conversación con el único ser humano que lo entendería, o al menos eso creía.
—¿Todos los días le ocurre lo mismo? ¿No te parece algo raro que se ponga duro cada vez que lo tocas?
—Ya no sé qué pensar, Clara. Lo peor de todo es que no se suelta; vive completamente avergonzado o irritado. Llevo una semana y no he logrado que nuestras charlas avancen y se sienta en confianza.
—Cariño, es un homofóbico, y tu apariencia ayuda muy poco.
—Me hace la vida imposible. Ayer me escondió el celular. Estuve toda la tarde buscándolo.
—¿Cuántos años tienen? ¿Doce?
—Veinticuatro, pero su hermana de quince tienes más madurez, y entonces me encuentro respondiendo a sus insultos. ¿Qué clase de profesional hace eso?
—¿Uno que está caliente con su paciente?
Ahí estaba el punto de quiebre.
Ale dio un largo suspiro.
—¿Crees que se me note?
—¿Por qué no le preguntas a él?
—Muy graciosa. Tendría suerte si me deja vivo después de eso. Con el odio que tiene a los gais me dejaría en coma.
—¿Por qué a los gais les gustan los heterosexuales?
—¡Yo qué sé! —exclamó con un atisbo de fastidio—. Supongo que nos gusta lo que no podemos tener. Si lo conocieras, Clara, es...
Y cuando su amigo se quedaba sin palabras, la mujer sabía que se movía a terreno peligroso.
—Sabes que no tienes chance, ¿verdad?
—Soy su médico, por supuesto que no la tengo.
—No hablo de eso. A él le gustan las mujeres. —Alejandro se quedó en silencio, sin entender por qué esa afirmación de su amiga médica calaba hondo en su interior—. Lo lamento, yo...
—Tienes razón, Clara, pero es difícil trabajar con alguien a quien siempre admiraste.
—Bueno, no pierdas las esperanzas, tal vez puedas conquistarlo —añadió con voz pícara, intentando quitarle peso a la conversación—. ¿Todavía tienes el conjunto que te regalé?
—Sí, empaquetado como el día en que me lo compraste.
—¡Ay, por favor! Esa tanga haría que tu culo luzca mejor que cualquier cosa en el mundo.
—Clara, no voy a ponerme un corsé y esa tanga para desfilar delante de Zhukov, punto final.
—Pensé que te divertirías con el obsequio. ¿Te imaginas la cara de Iván si te aparecieras con eso?
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Mi Obsesión T.O Libro 1 (Gay +18)
Romance¿Qué es una obsesión? Una maldita inquietud que te mueve día y noche y no te deja dormir ¿La mía? Es alta, morena con ojos tan grises que me hacen dudar del tiempo y de quien soy. Me odia, es un idiota homofóbico que no puede mantener la bragueta c...