¿Qué es una obsesión? Una maldita inquietud que te mueve día y noche y no te deja dormir ¿La mía? Es alta, morena con ojos tan grises que me hacen dudar del tiempo y de quien soy.
Me odia, es un idiota homofóbico que no puede mantener la bragueta c...
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El agua recorría el cuerpo de Iván mientras afirmaba sus brazos en la pared.
—Tenemos que hablar.
La voz tras de sí lo hizo voltear y apoyarse en la pared, desafiante.
—¿Y no puedes esperar a que salga de la ducha? ¿Qué pasa? ¿Te has quedado con ganas de más después de anoche?
—No he venido a hablar de eso —aclaró el médico—. Está claro que no habrá nada entre nosotros.
—Por supuesto, eres un hombre. Jamás voy a ser el payaso de los medios solo por una calentura contigo.
Letal como sus golpes.
Alejandro sintió que la herida era tan profunda que se desangraría.
—Si estoy aquí, es por mi compromiso como médico.
—Ya —interrumpió Iván—. No voy a escuchar todo tu sermón. ¿Qué es lo quieres?
—¿Deseas ser número uno de nuevo?
—¿Qué pregunta es esa?
—Contéstame, ¿sí o no?
—Por supuesto. ¿Por qué estaría perdiendo el tiempo contigo si ese no fuera mi objetivo?
—Yevgeny volverá mañana. Comenzarás el entrenamiento con Antón la semana que viene. Necesito de tu voluntad y que aprendas a controlarte.
—¿Por qué mejor no me dejas encerrado en mi cuarto y solo tú tienes la llave?
—Lo haría, pero sé que encontrarías la forma de escapar y hacerme la vida imposible.
—Me conoces.
Iván salió de la ducha y caminó hacia el rubio.
«Me encanta tu perfume».
El deportista se extasió con él. Ale tenía esa capacidad de llevarlo al borde, dejarlo ansioso de más, y después del encuentro de la noche anterior Iván solo tenía en mente repetir sin importar cuánto se resistiera. La química sexual era algo que no iba a extinguirse de la noche a la mañana.
Cuando estaba a punto de oler y acariciar su cuello, Alejandro se apartó.
Los pensamientos de Iván estaban en todo su rostro, y si alguien iba a poner límites, ese era el médico.
—Termina tu baño. Necesito hacer algunas llamadas antes de continuar.
Alejandro dio media vuelta y se marchó, dejando a Iván confundido y algo excitado. No había problema. Era imposible que se negara en todo momento. Ya tendría tiempo de disfrutarlo de nuevo luego.
Vanya estaba en la cocina cuando el médico se acercó a buscar agua.
