31 Redención🔥💖

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Las tartas del almuerzo estuvieron deliciosas a pesar de que las habían recalentado dos veces y terminaron comiéndolas en la cena

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Las tartas del almuerzo estuvieron deliciosas a pesar de que las habían recalentado dos veces y terminaron comiéndolas en la cena.

—Mañana debo ir al trabajo.

—¿De qué hablas? —reclamó Iván.

—No puedo dejar todo y salir corriendo. Tengo que organizar mis asuntos pendientes.

—¿Y cuánto te llevará eso?

—Al menos una semana más.

—¿Y estaré sin ti toda la semana?

—Tranquilo, serán unas horas por día. Además, esto tiene un lado positivo: recuperarás fuerzas para el próximo asalto conmigo.

Iván rio y le pellizcó la pierna. Ambos continuaban tirados en el sofá.

—Está bien, si no queda opción.

—Ese es mi campeón.

Ale dio un gran suspiro, se colocó un pantalón corto y fue hacia el balcón, donde prendió un cigarrillo.

—¿Por qué fumas? ¿Acaso no eres médico?

El rubio lanzó el humo de la primera pitada hacia arriba.

¿Puedo tener al menos una rebeldía? ¿Me dejas?

El ucraniano desparramó sus cabellos, quitándose la pereza que llevaba encima por las horas de ejercicio. Se acercó a Alejandro desnudo, como estaba.

—Solo te permito rebeldías conmigo, ¿quedó claro? —Iván sujetó el cigarrillo y lo arrojó al piso.

—Eso es de mala educación.

—Soy un irrespetuoso. Eso creo que ya lo sabes.

El luchador lo tomó de la nuca y unió sus labios a los de ese cálido hombre.

El calor cedía y las nubes que habían estado amenazantes durante toda la tarde dejaron caer las primeras gotas, las cuales empezaron a fluir, mojándolos.

—¿Cómo aguantas este calor de mierda? —susurró. Fue al cuello del médico y lo olisqueó.

—Podría decir lo mismo del frío de Rusia. Supongo que una vez que te acostumbras todo se hace más fácil.

—¿Y el lugar donde naciste es muy lejos de aquí?

—No, bueno, más a menos, algo de quinientos kilómetros, ¿por qué?

Iván se apoyó en la baranda del balcón a su lado.

—Me gustaría saber de dónde vienes, digo, tú conoces todo de mí y yo...

—Lo entiendo, y supongo que tienes razón.

Ambos quedaron en silencio por unos minutos. El agua comenzó a caer con fuerza, por lo que fueron al interior del departamento. Alejandro buscó la ropa sucia, que estaba desperdigada por la casa, y la colocó en la lavadora. Iván se puso un pantalón corto de Alejandro, el cual le quedaba ceñido al cuerpo. El rubio no había vuelto a esbozar palabras. Ain embargo, una simple invitación le mostró que no era molestia lo que recubría el silencio, sino más bien inseguridad.

Mi Obsesión T.O Libro 1 (Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora