27 Desesperanza💖🔥

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Faltaba una semana para la pelea con Gabriel e Iván no encontraba el rumbo

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Faltaba una semana para la pelea con Gabriel e Iván no encontraba el rumbo. Antón estaba desesperado al ver cómo su chico estrella dejaba de brillar un poco cada día. Sin entrenar, sin salir, comiendo lo justo y necesario, sin pegar un ojo en las noches, solo aferrado a un recuerdo.

—Lamento que las cosas no hayan salido bien.

—¿Por qué lo harías? Fui yo quien lo eché de mi vida —respondió a Antón con frialdad al momento en que uno de los fisioterapeutas le deba un masaje.

—No soy estúpido, Iván. Sé que te encantaría partirme la cara, y tienes toda la razón.

—¿Podrías dejarnos un momento? —El hombre asintió y se marchó—. ¿Qué quieres que te diga, Antón?

—La verdad

Iván rio y negó con la cabeza.

—¿Alguna vez amaste al punto de sentir que se te hiela la sangre al imaginarlo con otra persona?

«Era humano».

Detrás de toda la frialdad, Antón comprendió lo desecho que su pupilo estaba. Sin importar todo lo que intentaran o lo duro que fuera el entrenamiento, forzaba la victoria en un derrotado.

—Tienes que levantarte, Iván.

—Créeme, lo he intentado. El bastardo me ha noqueado con tanta fuerza que el dolor me ha entumecido.

—Iván, grandes cosas vendrán una vez que recuperes la corona.

—No me interesa.

—Son millones, Iván.

—No los necesito. La pelea con Gabriel será la última. Luego de esto, me retiraré por tiempo indeterminado.

Y esa fue la gota que rebalsó el vaso para Antón.

—¿Entonces? ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a renunciar a tu vida por una muñequita con pene?

—Ya sabes mi respuesta. Si te dicen algo más, diles que me llamen.

—Si consigo que vuelva, ¿competirás? ¿Volverás a ser el chico al que todos admiramos?

—Amigo, veremos unicornios sobrevolar la luna antes de que eso ocurra. Ale no regresará. He perdido la pelea y no tengo revancha.

—Eso no lo sabes.

—Claro que sí, porque ya lo he llamado.

—¿Lo hiciste? —preguntó el hombre con sorpresa.

—¿Crees que no sería capaz de arrastrarme por él? Pues te equivocas. Haría lo que fuera. La cuestión ahora es que, haga lo que haga, nada es suficiente. No quiere perdonarme. No le interesan mis disculpas ni mis excusas. Lo he perdido.

—Puedo conseguir que vuelva.

—Ya deja de hablar sandeces. No lo he logrado yo, y me juró que me amaba. ¿Vas a lograr algo tú cuando apenas te soportaba en este último tiempo?

Antón se quedó en silencio, pensando una estrategia, algo que le diera oportunidad.

—Vanya sabe dónde está.

—¿Y le has preguntado?

—No me atrevo.

—¿Por qué?

—¿Qué tengo para ofrecerle, Antón? ¿Una vida juntos? ¿Viajes? ¿Sexo? ¿Y si eso puede ofrecérselo otro? Ya me rechazó. Sería insoportable que se negara de nuevo. —El luchador se puso de pie y elongó su espalda.

—Iván...

—Escucha, creo que es suficiente por hoy. Nos vemos mañana, ¿sí?

Y antes de que su entrenador respondiera, Iván se marchó del lugar.

Antón quedó pensativo.

Alejandro había dicho que lo amaba. Si jugaban bien las cartas, tenían una posibilidad.

***

—Antón, espero que después de lo que pasó con Alejandro no me estés llamando para que te recomiende un médico —dijo Karen en un tono casi jocoso.

—No, solo quería saber si tenías idea de dónde está el doctor Ferrari.

—Lo he llamado varias veces, sin tener respuesta. Al parecer, está en Buenos Aires. Trabaja en un hospital allí.

—¿Entonces no tienes contacto con él?

—Alejandro dejó muy claro que el deporte de élite era un tema cerrado. No hay forma de convencerlo para que regrese. Además, no lo entiendo, ustedes lo despidieron, así que ¿por qué te interesa dónde está?

—Me equivoqué. Iván lo necesita como el aire, y estoy desesperado, Karen.

—Lamento no poder ayudarte. Alejandro es un gran profesional. Se merecía otro final en su historia.

—Gracias, Karen. Nos vemos.

Ahora sí Antón se había quedado sin alternativas. La única opción era Vanya, y estaba convencido de que no cooperaría.

—Está en Buenos Aires. ¿Qué más necesitas?

—¿No te da lástima tu hermano?

—Sí. Luego recuerdo que él también se lo buscó —contestó enojada.

—Iván lo necesita.

—¿Crees que no lo sé? Se ha dejado abatir. Y tú, ¿cuál es tu verdadero interés?

—¿A qué te refieres?

—Antón, tú odias a Alejandro. Si estás rogando que vuelva es porque su ausencia compromete tus intereses.

—Me importa tu hermano.

Vanya le dio una sonrisa maliciosa.

—¿Y los millones que ganará en la pelea y toda la publicidad alrededor de este circo? Antón, puedo ser una adolescente, pero a mí no me engañas.

—¿Qué quieres que te diga?

—Iván abandonó a Alejandro porque le aconsejaste que lo hiciera. Le lavaste el cerebro deteriorado diciéndole que lo destruiría, que tarde o temprano se terminaría y quedaría sin nada. Y el idiota de mi hermano simplemente se dejó llevar por tus dichos. No me vengas con que te interesa. Tal vez nos quieras un poco, pero tus verdaderas intenciones están ligadas a los negocios.

—Ya veo —dijo el hombre resignado—. No voy a mentirte, Vanya. Es real que los negocios me interesan mucho, pero soy consciente de que la he jodido. Quería ayudar a tu hermano.

—Pues deja tus buenas intenciones, mi hermano es un niño grande. Si quiere a Alejandro de vuelta, debe ser él quien lo busque.

—Vanya, amas a tu hermano, no dejes que se hunda más de lo que está.

La chica aflojó el ceño, insegura de cómo actuar. Entendió que cada decisión impactaría en el futuro de su pequeña familia. Ale era un buen hombre. ¿Y si le escribía? ¿Comprendería la verdadera situación en la que ellos se encontraban después de su partida? ¿Tendría la capacidad para expresarlo?

Tal vez era la última oportunidad de ver a su hermano verdaderamente feliz.

Mi Obsesión T.O Libro 1 (Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora