•Chispa•

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(Bakugo)

El método de Uraraka era, sin dudas, más limpio que el de Bakugo; lo notó mientras flotaba sobre ella, la chica estaba fingiendo neutralizar a los muñecos para después enviarlos hacia él, donde los amarraba juntos como si fueran globos. No prefería su manera, pero era mucho más fácil ver cuando no estaban las grandes nubes de polvo que su propio quirk provocaba.

Aunque lo mantenía lejos de la acción, Bakugo pensaba que este plan era el mejor que tenían si resultaba que el punto del Battle Royale era algo parecido a esposar a sus oponentes. Justo como su plan de arroje, usar a Uraraka como la primera línea de ofensa era lo que todos menos esperaban, especialmente después de que ayer todos se alteraron por unos pinches cortecitos. Y, hasta que el departamento de soporte mejorara el traje de Uraraka, Bakugo tenía mayor control en el aire. Podía ver a Uraraka desde cualquier ángulo, nadie se le podría escabullir a Uraraka sin que él se lanzara a la pelea antes.

"Creo que ya dominamos esa parte," dijo Uraraka flotando hacia a él y tocando uno de los muñecos sin peso. "¿Ahora qué?"

Bakugo estiró la espalda y se tronó los dedos, listo para la parte de la acción. "Nos convertimos en una puta caída mortal."

"Suena... peligroso," dijo Uraraka. "Explícame."

Sin hacerlo, Bakugo la tomó de la muñeca y la subió a su espalda. "No te sueltes." La chica puso sus brazos alrededor de su cuello, y Bakugo se dijo a si mismo que la acrobacia que hizo su corazón se debía a la adrenalina corriendo por su cuerpo—no tenía nada que ver con el hecho de que el pecho de la chica estaba pegado a su espalda, o que sus rodillas estaban rodeando su cintura. Mucho menos con ese aroma a jazmín y lavanda que se esparcía cada vez que se movía. Usó su quirk para impulsarlos más y más arriba, hasta que sus cabezas rosaban con el arqueado techo del Gym Gamma. Algunos voltearon a verlos, sus compañeros claramente curiosos por ver la mierda loca que estaba por hacer.

"Vas a liberar tu quirk," le dijo en un susurro, aunque estaban demasiado alto para que alguien los escuchara. "Y no lo vas a reactivar hasta que te diga."

La sintió tragar. "¿Qué tanto vamos a caer hasta que me lo digas?"

Bakugo solo sonrió y puso un dedo en el pin de su guantelete izquierdo. "Libera, cara redonda."

Su agarre a él se hizo más fuerte, pero junto sus dedos enfrente de su cuello y la gravedad regresó con toda su fuerza. Bakugo los posicionó boca abajo, volando hacia el suelo con cada pizca de velocidad que podían reunir.

"¡Bakug-AHH!" Su nombre en los labios de la chica fue interrumpido por un grito, y Bakugo dejo salir una carcajada salvaje mientras se precipitaban hacia el piso.

Apenas y a la distancia, podía escuchar gritos de sorpresa por parte de sus compañeros, pero los ignoró mientras el suelo se acercaba a darles la bienvenida.

"Solo un poco más... cerca." Jaló el pin de su guantelete, una explosión quebrando el suelo mientras le gritaba a Uraraka. "¡AHORA!"

Ella había estado esperando la señal y activó su quirk en cuanto dijo la palabra, inmediatamente deteniendo el momentum y suavizando el retroceso de la explosión. La fuerza de la explosión los impulsó hacia arriba y fuera de las ondas de choque, que se esparcieron por el gimnasio derribando muñecos, paredes y estudiantes por igual.

El corazón de Uraraka latió contra su espalda y su respiración, pesada y regocijada al mismo tiempo, rozó su oreja. Una sonrisa de satisfacción se formó en su cara mientras veía como los demás se ponían de pie y se limpiaban el polvo. Pero, lo mejor, fue ver a Deku mirándolo desde abajo con una mezcla de enojo y preocupación en la cara.

•two black dots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora