•No Me Digas Que Es Imposible•

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(Bakugo)

El bar se arremolinaba en la oscuridad, saliendo y formándose desde la silla a la que estaba atado. El pánico era un breve y amargo amigo, un frío punzante que se enroscaba alrededor de su corazón por un sólo y doloroso segundo antes de derretirse ante su familiar furia.

El sueño siempre era el mismo.

"Qué dices, ¿te nos unes?" Dijo la voz—grava y hielo picado en persona.

Pero cuando Bakugo abrió la boca para reusarse, no podía formar las palabras, y mirando hacia abajo, se dio cuenta de que esta vez no se encontraba atado a la silla.

Confundido, estudió la habitación de nuevo, y ahí, detrás de Shigaraki, estaba reproduciéndose la conferencia que había dado la U.A., justo como lo había hecho todas las otras veces que había estado aquí.

Pero algo no estaba bien.

"Hay un traidor en la U.A.," dijo Eraserhead, mirando hacia la cámara de una forma que lo hizo sentir como si estuviera intentando mirarlo fijamente desde la pantalla. Lo dijo con la misma garantía cansada que había expresado cuando le había hablado a Bakugo después de haber regresado del bosque.

La cámara se enfocó en Nezu. "Hemos descubierto su identidad—Bakugo Katsuki de la clase 1A. Ha revelado sus verdaderas intenciones y se les ha unido, así que nuestro nuevo objetivo es acabar con la Liga y Bakugo junto con ellos."

El frío astilló su pecho de nuevo, su oposición congelándose mientras las palabras de Nezu hacían efecto.

Esta vez, nadie vendría a salvarlo.

Y ya no se encontraba sentado, estaba de pie en el mismo lugar en el que Shigaraki había estado parado hace segundos. Estaba mirando hacia la silla, con la vista fija en dos grandes ojos marrones que no estaban siendo dignamente representados por su imaginación. Ella estaba encadenada, justo como él lo había estado, supresores cubriendo sus manos y gruesas correas de cuero manteniéndola en su lugar.

"Qué dices, ¿te nos unes?" Se escuchó decir a si mismo, dándose cuenta de que se estaba rascando el cuello.

"Pensé que no querías ser un villano," dijo ella, su voz una mezcla de incredulidad y decepción. Sus ojos se entrecerraron un poco, como si lo estuviera viendo por primera vez por lo que en verdad era, y quedando insatisfecha con lo que había encontrado. "Pensé que eras bueno."

Y eso se sintió como un puñetazo en el estómago.

"Uraraka," su nombre era una plegaría en su lengua y quería caer de rodillas y desatarla, pero una mano en su hombro lo empujó hacia adelante.

"Muéstrale lo que le hacemos a los héroes," le dijo Shigaraki al oído, y Bakugo extendió una mano hacia ella en contra de su voluntad.

Un quirk que no le pertenecía hormigueó a la vida en las puntas de sus dedos, y se dio cuenta de que tenía sangre bajo las uñas.

Romper. Destruir. Decaer.

"No," exhaló Bakugo, pero su cuerpo estaba fuera de su control y sólo podía mirar mientras su mano, lentamente, se envolvía dedo por dedo alrededor de su cuello. "¡NO!"

"Está bien, Bakugo," dijo ella mientras su piel comenzaba a desmoronarse, agrietándose y rompiéndose ante su tacto. Su expresión se suavizó, una sonrisa que gritaba confianza esparciéndose a través de sus desvanecientes facciones. "En realidad no eres un villano. Eres-" su voz desfalleció mientras sus labios se convertían en cenizas. "Su...ficien...te..."

•two black dots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora