Capítulo 33

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—¡Aún no puedo creer que me hicieras eso! eres lo peor, Sierra. —Tapo mi boca con la manga de mi suéter, no quiero reírme y que crea que me estoy burlando de ella.
—Lo siento, no tuve otra alternativa. —Aseguro.
¿Y no podrías haber fingido un infarto o algo así? ¡me lanzaste a los leones! traidora. —Y ahora sí, río.

—Vamos Rubí, hice lo que pude pero ya conoces a esa mujer...
Llamó a Darcy. Delante de mis narices. Todo para comprobar que habíamos roto de verdad.
—Hasta Asli ríe ante sus palabras.
—¿Crees que eso es malo? Me llamó "Sierra María" y a Asli le dió tal ataque de risa que tuve que llevarlo al hospital para asegurarme de que no iba a morir y no es broma.

No cambia lo que hiciste, traidora. —Ruedo los ojos.
Algo tira de la manga de mi suéter, miro al moreno que señala al cielo antes de decir:
—Va a llover y pronto.
Asiento en su dirección.

—Rubí va a llover y no me gusta conducir así, tengo que dejarte. Te llamo después.
—No hace falta, adiós. —Y del otro lado, su voz deja de oírse.
El moreno y yo dejamos nuestra mesa, me paso por la barra para pagar la cuenta y saludar a Jay y nos subimos a mi coche.

Conduzco con tranquilidad mientras mi compañero se dedica a mirar por la ventanilla.
Pero entonces, su voz me pone en alerta.
—Sierra para el coche. —Me pide, le miro de reojo y frunzo el ceño.
—¿Qué?
—He visto algo ahí atrás, por favor para. —Me fijo en que sea seguro y me detengo, miro por el retrovisor y doy marcha atrás.

—¡Ahí! ¿lo ves? —La lluvia no da mucho margen para la vista pero distingo un bulto en el suelo.
—¿Es un animal? —Intento ver mejor pero es imposible.
El moreno baja la ventanilla y unos lloros fuertes se mezclan con el sonido del agua.
—¡Es un niño! —Oh dios mío.

Asli no duda en bajar del coche, toma al pequeño entre sus brazos y lo sube a la parte de atrás, entonces regresa a su sitio.
—¿Está bien? ¿está herido? dios mío, Asli. —Mi corazón comienza a acelerarse, intercalo mi mirada entre la carretera y el pequeño.

El moreno se quita su sudadera y se la da al niño, que parece estar consciente.
—Está mojado. —Trago en seco. No quiero conducir muy deprisa pero quiero llegar a casa cuanto antes.
Nunca me había alegrado tanto de oír el sonido de mi puerta abriéndose hasta este momento.

Lo primero que mi compañero hace es ir y coger uno de sus suéteres.
—Tenemos que cambiarle de ropa. —Asiento, tomo la prenda entre mis manos.
Entonces me acerco al niño.
Su pelo es rubio pero está oscurecido por el agua, sus ojos son de un azul profundo que ahora está además enrojecido.

—Hola cariño, esa ropa debe ser muy incómoda.
¿Quieres que te cambie?
—Responde con un movimiento de cabeza.
Le quito los pantalones y camiseta que lleva y le pongo la sudadera.
Por suerte, su ropa interior está seca.
Asli regresa y le entrego la ropa del menor antes de pedirle que la lave y meta en la secadora.

—¿Tendrá hambre? —Me encojo de hombros.
—¿Tienes hambre, pequeño?
—El niño afirma de la misma manera que antes.
Lo llevamos a la cocina y Asli se sienta junto a él mientras yo busco algo de comida que pueda darle a un niño de no más de tres años.

—¿Puedes mirar si hay algo en su muñeca, As? —Él lo hace.
—Hay una pulsera, es alérgico a las nueces según dice aquí.
—Miro al niño y le sonrío antes de susurrar "es bueno saberlo".

En mi nevera hay sopa de ayer, la meto en el microondas y se la pongo delante al pequeño.
—¿Se la das tú? —Asli confirma. —Yo voy a llamar a la policía.

Tomo mi teléfono y marco el número de emergencia.
—Buenas noches, mi nombre es Sierra Gallway y acabo de encontrar un niño en la calle.
Estaba perdido en medio de la lluvia, es rubio y de ojos azules.
Tendrá tres años o quizás menos.

—Buenas noches señorita Gallway, ha tomado una buena decisión al llamarnos.
Tenemos una emergencia en este momento por el mal tiempo y tardaremos en llegar, ¿puede cuidar del niño un rato más?
Rasco mi nuca, meditando.

—Si claro, no hay problema. Pero imagino como estarán sus padres así que por favor intenten no tardar demasiado.
—Lo intentaremos, señorita.
No deje salir al menor de la casa. ¿Se encuentra en buen estado?
—Si, algo mojado pero bien.
—El hombre al otro lado vuelve a hablarme.

Perfecto, iremos lo antes posible. No salgan de casa y por favor, dígame su dirección. —Así lo hago y cuelgo después.
Voy hasta la cocina para ver como le va a Asli con el pequeño pero la escena que veo, me paraliza en mi lugar.

Una de sus manos están cuidando de que el niño no se caiga de la silla mientras que con la otra, le da de comer.
—Yo me llamo Asli y mi amiga es Sierra, ¿cómo te llamas tú? —El pequeño traga y le mira con confusión pero sin miedo.
—Josh. —Su infantil voz apenas se escucha pero Asli alcanza a entenderlo.

Me deslizo sin interrumpir hasta la nevera, la abro y cojo una botella de agua que pongo encima de la mesa, junto a ellos. Le guiño un ojo al moreno y vuelvo a mi distancia.
—Josh... que nombre tan bonito. ¿Y tu mamá o papá como se llaman? —Parece que el rubio se lo piensa durante algún tiempo.

—Sandy.
—¿Sandy? Ese es un nombre muy bonito, Josh. Tu madre tiene un nombre casi tan bonito como su hijo. —Su mano izquierda le toca el cuello, haciéndole cosquillas y provocando su risa.
Y yo me quedo embobada con la imagen, por completo atontada con su ternura.
No puedo verme desde fuera pero estoy segura de que mis ojos se han convertido en dos corazones que escupen arco iris.

—¿Es de tu novia? —El pequeño parece haberse relajado y le pregunta a mi amigo por el anillo en su dedo.
Sus ojos se desvían hasta mi, me encojo de hombros lentamente.
—No, Josh. En realidad no sé de quien es. —Le es honesto y sonríe con algo de tristeza.

—En el de papá y mamá pone sus nombres... —El bebé se cruza de brazos, algo enfadado por no obtener su respuesta.
Yo no puedo evitar una risa.
—En el mío sólo pone una S.
—Asli le responde de la misma manera, infantil y "enfadado".

Pero entonces el niño sonríe ampliamente, parece haber encontrado algo que le hace feliz.
—¿S como... de Sierra? —Sus ojos celestes me enfocan a mi y la saliva se atraganta en mi garganta. Ahora es Asli quien ríe.

—Sí, pequeño. S como de Sierra pero no es de Sierra.
—Voy a decir algo pero el 'click' que indica que la ropa del pequeño está lista, me salva de hablar.
—¡Hora de vestirse! —El moreno me entrega la prenda y se marcha, cree que es mejor que se lo ponga yo.

Mientras abrocho los botones de su camiseta, el bebé me mira con atención.
—Eres como mi mamá.
Muy bonita. —Una sonrisa genuina nace en mis labios.
—Tú también lo eres.
¿Sabes? cuando tenga un hijo, espero que sea tan dulce como tú. —Toco su nariz y le hago reír.

De reojo veo la sombra de Asli, nuestros ojos se encuentran en mitad del camino y sonreímos.
Entonces, el timbre de nuestra puerta suena. La policía ha llegado.

Abrimos la puerta a los agentes, ellos comprueban que el bebé está en perfecto estado.
—Sus padres le están esperando ya en comisaría, le perdieron hace un par de horas mientras cenaban en un restaurante.
—Nos explican.
El pequeño le da un gran abrazo al moreno y seguidamente, se lanza sobre mí. Le doy un beso en la mejilla antes de decir "adiós, Josh".

—Adiós Asli y Sierra.
—Cerramos la puerta cuando uno de los agentes le coge en brazos.
Me apoyo en ésta después.
El muchacho frente a mi tira de las comisuras de sus labios.

—Ha sido un día duro, me voy a dormir. Buenas noches, Sierra con S.

Si alguna vez me recuerdasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora