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Un pelinegro andaba por los pasillos con aire de superioridad, llevaba lentes negros y chaqueta de cuero, además de unos jeans azules rotos en las rodillas y unas converse. Guiñaba el ojo a algunas chicas y chicos hasta que llegó a su destino, después de tanto tiempo iba a volver a ver a su mejor amigo, ese que consideraba un hermano. 

Tocó la puerta y a la espera de que contestaran o abrieran un chico pasó de largo de él de la mano de otro, parecían muy unidos. 

El castaño notó la mirada sobre su amigo o novio pero no le dió tanta importancia. 

San sólo se preguntó con cuál de los dos iniciar. 

— ¿Quién eres? — un chico como de su estatura de cabello rosa y una mirada retadora se puso en frente de él, hasta le daba un poco de ternura. — ¿Eres el compañero de Gigi? — cuestiono amable, no quería caerle mal al que compartía habitación con su amigo. — Si y él no está aquí. — iba a cerrar la puerta pero San se lo impidió. — ¿Dónde está? — casi hacía un puchero pero se contuvo. — En la biblioteca, tiene examen. — sin más cerró la puerta en su cara. Hizo un pequeño puchero y sin saber a dónde ir camino por todos lados hasta ver qué había un cartel pegado en la pared que indicaba dónde quedaba la biblioteca. 

Cuando entró notó que había muchos chicos sumidos en sus libros y cuadernos y por un momento temió. 

¿Fue buena idea cambiarse a mitad de año? No conocía a nadie más que a su amigo y ahora a su antipático compañero. 

A lo lejos pudo ver ese notable cabello color rojo, parecía leer un libro con el ceño fruncido y por la cabeza de San paso el pensamiento de darle un pequeño susto a su amigo. 

— ¡Gi! — gritó en su oreja, esté asustado soltó el gran libro de tapa azul y se llevó las manos al pecho. San reía divertido. — ¡Estas loco! — medio susurró para no llamar la atención de nadie. — Si, también estoy contento de verte Gigi. — y sin más lo abrazo, no pueden culparlo, ya es la naturaleza de San, es muy cariñoso. 

— ¿Cómo fue el viaje? — fueron a sentarse a una de las mesas. — Bien, ya sabes. — trato de no darle tanta importancia, después de todo no podía decir mucho, solo se la paso en la habitación del hotel y no salió a ningún lado. — ¿Tu familia? — el mayor se encogió de hombros.
— Entiendo...— Mingi al notar que no tenía el libro lo recogió y lo trajo consigo. — ¿Qué lees? — trato de ver el título pero este no tenía nada escrito. — Algo para historia, ya sabes, aburrido. — y podía notarlo, su amigo mentía pero no diría nada, por ahora. — En algún momento me lo dirás. Bueno, ya conocí a tu compañero, la verdad es adorable pero muy...especial. — hizo una pequeña mueca. — Si, Hongjoong hyung no es muy sociable. — le dedicó una sonrisita, esas que hacen que el corazón de San se encoja. — ¿Quieres enseñarme las instalaciones? — el pelirrojo casi suelta una carcajada pero solo tapó su boca y se levantó. — Vamos, después te presentaré con mis otros amigos.










Yeosang tomó un poco de agua y volvió a fijarse en Wooyoung, quién estaba más que concentrado para poder comunicarse por medio de su mente. Lo intentaba con fuerzas.
El mayor solo notaba como el aura del menor se ponía de un rosa muy fuerte.

— Tranquilo, hyung dijo que te tomaría un poco de tiempo. — trato de hacerle entrar en calma, después de todo no quería un Woo triste. — Es que, ese día pude, pude escucharte, y quiero hablarte. Quiero comunicarme contigo pero no puedo. — sus ojos estaban aguados y ya notaba el llanto venir. — No importa Woonie, debes calmarte, no sabemos a que nos enfrentamos y yo también estoy asustado y no entiendo absolutamente nada. — los dos adolescentes se encontraban en la cafetería, estaban merendando algo después de toda una tarde de estudio. — No entiendo nada. — se rindió. Estaba enfadado consigo mismo por no poder hacer algo que supuestamente le dió alguien que creyó en él y estaba seguro que su madre no era. — ¿Quieres salir? — después de todo era domingo y tenían cuatro horas antes de que terminara el horario de salida.
— Si, creó que nos vendría bien. — ambos fueron hasta sus habitaciones y sacaron un poco de dinero que tenían, más que nada Woo.

El elegido¹;; seongsang [ateez!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora