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ESPECIAL #2 WOOSAN/SANWOO

Wooyoung estaba harto del silencio que reinaba en su habitación, hasta había abierto la ventana de Yeosang para que corra un poco de aire y despejarse un poco, pero no podía quedarse quieto en su lugar, había adelantado un montón de tareas y hasta volvió a ordenas sus cosas tres veces, cambiando todo de lugar, excepto la parte de Yeosang. La cama del mayor seguía hecha, su escritorio estaba tan ordenado como siempre y el uniforme del colegio estaba sobre su silla.

Estar parte de la tarde y noche ahí, viendo sus cosas y solo recordando todo le revolvía el estómago, quería escapar, pero no tenía permitido salir de la habitación desde la seis de la tarde.

Había pensado en dormir, pero no podía conciliar el sueño, apenas cerraba los ojos los volvía a abrir por todos eso pensamientos, preguntándose dónde estaba el que fue su mejor amigo, a veces aguantando el llanto y yendo al baño para lavarse la cara.

Unos golpecitos en la puerta lo asustaron, apartando su mirada del lugar de Kang, se arregló un poco el pelo que caía por su cara y se colocó uno de sus grandes suéteres que tenía guardado y camino hasta la puerta, abriéndola despacio para encontrarse con un muy despierto San, este tenía una sonrisa en su rostro y en sus manos sostenía un paquete de frituras y otro llevaba un refresco. Frunció el ceño, estaba confundido con respecto a que hacía el chico ahí, pero de todas formas lo hizo pasar, no quería ser castigado.

- ¿Qué haces aquí? – volvió a su lugar en su cama donde se sentó y San le arrojo un paquete de frituras. No es que a Wooyoung le molestara la presencia del chico ahora, es más, estaba feliz de tener un poco de compañía, después de estar solo por muchas horas ahí, necesitaba con quien hablar y quien mejor con el que es su alma gemela, o eso creía, aunque todavía intentaba procesarlo en su cabeza, sabía que para Choi tampoco era fácil, más que nada porque se había unido de último momento y fue mucha información. - ¿Cómo estás? Te veo muy decaído. – recordó que el mayor lo había consolado y se había quedado por horas a su lado solamente abrazándolo. - Sé que no estás bien, fue estúpido de mi parte preguntar... - hizo una mueca y se despeino el cabello, mientras tanto, Jung lo miraba con otros ojos, observando lo bien que le quedaba el pelo de esa forma tan desordenada, sonrió. – Estoy mejor, pero lo extraño. – se encogió de hombros. – Yo...sabes...no sé cómo acercarme a ti, digo, antes...- el menor entendió a lo que se refería, como habían pasado de molestarse el uno al otro a estar un poco tímidos. San estaba nervioso y lo podía notar, él también lo estaba. – Lo sé, todavía lo estoy asimilando. – abrió el paquete y llevó una de las papitas a su boca. El otro chico suspiro, tomando asiento a su lado en la cama, sonriendo al ver a Wooyoung de esa forma. Parecía tan pequeño que de pronto unas ganas de protegerlo lo invadieron, quería acurrucarlo en sus brazos y hacerlo reír, ser amigos. – Odio que me superes en gimnasia, aunque esta vez te deje ganar. – soltó para aligerar el ambiente. – Eres un mal perdedor. – rio el menor. Ese día había tenido una competencia, que incluía circuito, vóley y una carrera. Esa última dejo muy cansado a Choi. – Admite que soy más rápido, cuanto más rápido lo aceptes mejor. – ambos rieron. Seguían siendo los mismos chicos competitivos de siempre. Aunque ninguno olvida ese beso que se habían dado y donde admitían en secreto que se sintió bien y correcto. - ¿Sabes algo de Seonghwa? – pregunto Jung dejando el paquete de lado, ahora mirando de frente al otro, esperando una respuesta. – Esta mal, no habla con nadie, se la pasa en la biblioteca, incluso se puso a estudiar para sus exámenes. Supongo que es su manera de distraerse un poco. – eso sorprendió al pelinegro, Park era un rebelde, siempre un dolor de cabeza para las autoridades. – Creo que saco ocho en ciencias. – pestañeo repetidas veces. – Creo que es bueno que se concentre en sus estudios, pero no es bueno que se guarde todo. – se quedó pensativo, quería hacer algo por su amigo. – Ya sé. – se levantó y se dirigió hacia los cajones de Yeosang, con un poco de nostalgia abrió uno de ellos, ahí, había una caja. Recordaba ese día, había enfrentado a Seonghwa por robarle el collar al anterior castaño y cuando fueron a juntar las piezas él las guardo, luego se las dio a Seonghwa, aunque algunas se quedaron, eran demasiado pequeñas. - ¿Una caja? ¿Para qué? – preguntó el otro pelinegro acercándose a él. – Solo para que tenga algo que le pertenece a Yeo. – sonrió, era bonita, de color escarlata tenía brillitos plateados y la inicial del nombre del mayor se encontraba sobre la tapa, una Y plateada brillante. – Es lo mínimo que puedo hacer. – San miro el perfil del menor. Solo pensaba en poder acariciar su cabello, reconfortarlo. – Te voy a abrazar. – el otro alzo sus cejas y estaba por reclamar cuando ya tenía los brazos del otro sobre su cuerpo. Por un momento se congelo, sin saber dónde apoyar sus manos, pero San las guio hasta su cintura.

Su corazón empezó a latir un poco más rápido de lo normal, suponiendo que era por la repentina cercanía de Choi, pero no se alejó, se resignó y apoyo su cabeza sobre el hombro de su mayor y cerro sus ojos, era bueno estar así, sentirse apoyado, tener un amigo con quien hablar. Por otro lado, San estaba feliz, sonreía enormemente mientras se aferraba al de menor estatura.

Nunca pensaron estar así con el otro, siempre tuvieron esa tensión inexplicable, pero no paso a más de un beso por parte del menor.

Sus sentimientos a penas se estaban cosechando, se veían de otra manera, con un lindo brillo, mínimo, pero estaba ahí, sus corazones ya podían latir con más fuerza por el otro y se sentían cómodos bromeando, riendo o hablando de cualquier cosa, si, se veían como amigos aún, sin saber qué era eso que sentían por el otro porque era completamente nuevos en eso, nunca habían sentido algo así, si bien San salió con otras personas, nunca había sentido tanta timidez o nerviosismo por estar con alguien, solo y en una misma habitación. Jung tampoco sabía cómo explicar aquello, no tuvo otras relaciones más allá de una amistad, si, había besado a San, pero la realidad es que era el tercer beso que dio en su corta vida.

No se dieron cuenta en que momento sus auras empezaron a brillar tanto, el celeste y el rosa se unían, la brisa suave que entraba por la ventana de Yeosang le daba un toque más cálido y sus ojos también relucían como dos perlas brillosas, Wooyoung con un tono rosado y San ojos celestes relucientes.

Todavía unidos a su abrazo empezaron a oír voces a la lejanía, como si alguien fuera les estuviera hablando, pero le restaron importancia pensando que era imaginación de ellos, pero volvieron a oír más voces, esta vez más claras, eran melodiosas y dulces, susurraban en sus oídos y hasta reían. Ellos se separaron y observaron a su alrededor, eran pequeñas luces que se paseaban por toda la habitación, rebosando de alegrías, hasta que una paro en la nariz del menor, este sonrió pero acabó asustándose al ver un pequeño ser reposado en su nariz.

- ¿¡Pero qué!?

San empezó a reír por la cara de susto del otro, quien tomo una almohada y empezó a golpearlo, diciéndole que se había asustado de verdad, ambos estaban tan contentos que ni se inmutaron de que los pequeños seres de luz se ponían sobre su cabeza y jugaban con sus cabellos.

Definitivamente iban a recordar ese momento. 

Cuando las risas se detuvieron y cayeron rendidos en el suelo, pudieron observar con exactitud como las luces vivientes lo rodearon y también como iluminaban esa habitación que antes estaban tan apagada, suponiendo que había más cosas que no sabían, pero tendrían tiempo para averiguarlo. 





No estaba conforme y volví a reescribir y así, pero este me gusto, espero lo disfruten y comenten que me gusta leer sus opiniones. 

El elegido¹;; seongsang [ateez!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora