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≣ Hola ¿cómo están? no me gusta poner notitas al principio, pero siento que es necesario. No entre a wattpad por todo este problema del hackeo y encima borraron el capítulo 33 que tenía listo para publicar el viernes, encima no tenía respaldo de este capítulo. Espero que les guste y que hayan cambiado sus contraseñas y no vinculen las cuentas por las dudas, también traten de tener un correo solo para wattpad por si llega a repetirse. ≣

                                                                                               [✉]

Yeosang

Mingi había tomado un par de galletas de la cafetería y ahora las compartía con Yunho, con quien tenían una linda amistad, apenas se conocían, pero parecían encajar a la perfección. Jongho hablaba con Wooyoung quien se sentaba al lado de San, y con este último, las cosas estaban tensas.

Con Seonghwa las cosas iban bien, que decir, no podría quejarme, nos besamos, nos abrazamos y dormimos juntos, nos reímos y siempre puedo tocar sus alas.

Hongjoong era el único que no estaba pasando tanto tiempo con nosotros ahora, y lo que sabía era que estaba con el director, padre de Seonghwa, al parecer quería saber más sobre el pasado de los elegidos, y la opción perfecta era él.

Yo, bueno, intentó controlar mis poderes, últimamente pierdo el control y la conciencia total, veo y escucho cosas por momentos, por otros solo estoy sentado en un cuarto oscuro y no puedo moverme de donde estoy. A veces pienso que estoy atrapado en una pesadilla sin fin, pero así es como es mi vida, o el futuro de ella.

Sonrió falsamente para mis compañeros, digo que estoy bien para Seonghwa y me sumerjo en mis sueños cuando Wooyoung sospecha algo.

Desde que vi a mis padres no puedo sacarme de la cabeza que, si seré capaz de hacer eso, transformarme en el monstruo que mis padres evitaron que sea. Pero estaba marcado en mi destino, no podía evitarlo, lo sabía, porque llegaría otro elegido y él tomaría el lugar que me pertenece temporalmente, y aunque lo sienta extraño y hasta me moleste sabía que...sería pronto.

No podía hacer nada, solo esperar el momento, aunque podía atrasarlo lo máximo posible, ocultando algunas cosas, como por ejemplo el color de mis ojos, cada vez que practicaba me alejaba un poco o cerraba mis ojos, cosa que me recalco Hong en el entrenamiento.

¿Podría seguir ocultándolo? Espero que sí, no quería que supieran el cambio de ellos, de violetas a unos ojos negros profundos sin fin, era total oscuridad, estaba hasta la cabeza de ella.

Seonghwa apoyó su cabeza en mi hombro y cerró sus ojos, estaba muy cansado y lo entendía, el entrenamiento es duro y más para él. Requería mucha energía, más que nada por sus alas, que le hacían daño a su espalda, pero ahora las cicatrices eran más notorias y no le dolía tanto.

- Dame un beso. – me susurró en la oreja, yo sentía mis mejillas calientes, casi nunca me pide esas cosas, no solemos darnos amor en público por así decirlo. – No, aquí no. – le respondí, él hizo un puchero con sus labios y yo me reía de él, era adorable. – Entonces vamos a otro lado. – quise negarme, pero Hongjoong llegó y tomo asiento al lado de Mingi, tenía un semblante serio y me miraba fijamente con sus verdosos ojos. – Hyung. – dije y todos lo miraron, Mingi le hizo señas y este lo noto. – Perdón, es que...estamos en problemas. – todos prestamos absoluta atención, él se dedicó a jugar con su dije, ese que le regalo Mingi. – Hoy fui temprano a la cabaña, quería revisar que todo estuviera en orden, porque las últimas semanas estuve sintiendo esa ansiedad y angustia que no me deja en paz. – suspiro y se llevó las manos al rostro, tapándose. – Estuve pensando un buen rato, también hable con el padre de...digo, con el directo y, yo...- el pelirrojo apoyó su mano en la espalda del mayor dándole ánimos para seguir hablando. – necesito que hablemos. – me miro, yo trague saliva nervioso. – Ahora. – asentí y me levanté junto a él.

Nos dirigimos fuera de la cafetería y trate de calmar mis nervios, jugaba con mis dedos y contaba en mi mente del uno al diez, también controlaba mi respiración.

Sentía que nada bueno iba a salir de esto.

- Mingi me lo compro y lo paga ayudando a la señora de la tienda. – habla sobre su dije, que es un corazón azulado con detalles dorados a su alrededor, a la pulsera lo acompañan diminutas estrellas plateadas. – Lo aprecio, mucho...es la primera vez que alguien me regala algo. – sonríe y puedo notar el rubor en sus mejillas. – No puedo tener visiones, Jongho puede tenerles y puede transferírtelas, sé que viste algo en una de ellas, algo te viene inquietando desde hace semanas Yeosang, pero no hablas.

- Abrí mi boca para negar lo obvio, pero él bajo su cabeza y se sentó sobre los escalones que llevaban a los salones. – No intentes negarlo. – me senté a su lado y lo miraba de reojos. – Un sanador puede sentir cuando es su hora, eso me dijo el director. – giré mi cuerpo y lo observé. Se veía tranquilo, calmado y admirando esa pulsera en su muñeca, se sentía casi como una despedida. – Algo se acerca, y sé que no puedo sacarlo de tu camino, porque ellos me sacaran a mí del juego. – ahora nuestras miradas se conectaron, sus ojos parecían aguados, llenos de angustia, y yo también estaba asustado, aterrado, temblaba todas las noches y trataba de olvidar su rostro.

- Cuando pase...realmente habrá comenzado la guerra.




[...]




Después de tener una charla bastante larga con Hongjoong, donde se sentó y me expreso lo asustado que se encontraba y como quería irse sin arrepentimientos. Iría por Mingi y aclararía su cabeza, luego, me pidió no comentarlo con el grupo, solo se estresarían y perderían tiempo, eso dijo.

Limpie mi rostro con mis manos, mis mejillas estaban húmedas por las lágrimas y me tragaba los sollozos que querían escapar de mi boca, llegue a ocultarme en la biblioteca para despejarme un rato, pero ahí estaba esperando Seonghwa, se notaba preocupado e inquieto.

- Al fin te encuentro. – corrió a mi encuentro, atrayéndome a sus brazos, donde me sentía cálido y protegido. Aspire su aroma dulce y lo abracé con fuerza, como si fuera la última vez que lo haría. – Ey ¿está llorando? – quiso ver mi rostro, pero me negué, solo quería estar así un rato más, así que pegue mi cara a su cuello, donde me escondí y deje escapar el primer sollozo. Mi corazón no podía resistir una perdida más, de solo pensarlo me sentía perdido, porque estaríamos incompletos. Las cosas se pondrían difíciles y solo serían ellos. – Prométeme algo. – susurre en su cuello. No sentamos en una de las mesas donde me separé lentamente de su calor. Sorbí mi nariz y tallé mis ojos rojizos. – Prométeme que cualquier cosa que pase de ahora en más, protegerás a los chicos y no te lo digo como Yeosang, te lo digo como tu líder, no debes preocuparte por mí, solo cuida de ellos. – él tenía el ceño fruncido, confundido y un poco desconcertado, pero asintió de todas formas. – Prometo que los cuidare, pero también estaré a tu lado, no lo olvides. – beso mi nariz delicadamente, después me sonrió y beso mis mejillas con la suavidad que solo él tenía, para terminar en un dulce beso en los labios, donde nos decíamos todo lo que no decíamos con palabras, ese amor cosechado que estaba floreciendo entre nosotros.

Él es mi apoyo y se siente bien tenerlo a mi lado, secando mis lágrimas, besando mis heridas y animándome, abrazándome cuando siento miedo, diciendo promesas en silencio, susurrando un te quiero en mi oído, tocando mi rostro con sus dedos y sonriendo para mi. Es mi equilibrio y mi ancla a tierra, solo con él puedo desvestirme, dejarme leer como un libro, siendo transparente para él, porque me siento seguro y ¿eso no es amor? Sentirte seguro, amado y bien.

Porque eso es lo que siento por él, cada vez que me mira y me toca, cuando nos besamos en la habitación o reímos en la noche sin preocupaciones.

Y sé que es correspondido. 

El elegido¹;; seongsang [ateez!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora