El elegido¹;; seongsang [ateez!]

29: 𝕯𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔

Así es como comenzó todo, a partir de ella, de la primera elegida, Lee Sunmi era hija de los reyes de su país hace bastantes años atrás, era la princesa que en su momento sería la reina de todo un territorio, un país entero esperaba por ella, por ver su rostro, pero ese día nunca llegó, el reino fue destruido y sus padres asesinados por aquellas sombras, sombras que eran protectores del mal, son su ejército y encargados de su cuidado, los toman de niños y eliminan cualquier rastro de su pasado, solo que Sunmi tiene la habilidad de un elegido y puede viajar en el tiempo, explorar.

Ella sabía que los mataron, algo murió en Sunmi, se consideró una maldición, quiso morir tantas veces, suicidarse era su única opción, pero ellos estaban pegados a ella como lapas, nunca tuvo la oportunidad.

Su alma murió cuando la verdad fue revelada, quizás debió quedarse y vivir una linda mentira, borrar su memoria, pero no lo quiso así, juro deshacerse de todos los elegidos mientras este con vida y eso hizo, por mucho tiempo fue derrotando a muchos elegidos, quedándose con sus guardianes y ángeles, hasta coleccionaba sus almas.

El último elegido era descendiente de una larga fila de Kang, desde un padre a una hija y de una hija que se hacía madre a un hijo y así, los mato, los enterró y los recluto, cada uno de ellos condenados, siendo manejados y consumidos por era aura negra que pronto los dejaría sin rostro.

Mato a la última Kang, vigilo a su hijo por años ya que si se acercaba los anteriores guardianes se darían cuenta.

Sunmi lo atormentó cuando debió, metiéndose en su cabeza, advirtiéndole, consolándole con falsas palabras, pero no puedo ganar su confianza con facilidad, un sanador también lo tenía en la mira y lo vio en sus ojos, entonces lo recordó en la casa de un estúpido humano, cuando intentó matarlo, pero no pudo.

Al poco tiempo ella pudo observar que el chico no estaba solo, se encontraba con todos sus guardianes cerca suyo, hasta su ángel estaba con él, podía ver las alas blancas de ese chico a cualquier distancia.

Su plan se había arruinado, pero a Sunmi le gustaban los retos, serían más en su colección, y ese ángel estaría condenado a vivir en los recuerdos del pasado.

Mato a tres adolescentes, una chica que no soporto el peso y otros dos chicos, siendo estos últimos dos en sobrevivir, sus almas estaban muerta y solo el mal vivía en ellos, les sirvió para atormentar y atacar, en un tiempo más solo serían humo negro. Otra forma para entrar a la mente de Yeosang eran sus sueños, donde lo llevó y viajo con él, explicó las cosas que sucedieron y le hablo de su destino, aunque no se haya dado cuenta en esos momentos, el chico era ignorante y eso lo hacía más fácil para ella.

Sunmi solo tenía que atravesar su espada para que el veneno entre a su sistema, lo dejaría inconsciente por unos minutos y luego él tomaría su lugar, entonces ella podría irse en paz, volviendo con sus padres, desapareciendo de la faz de la tierra.

¿Lo intentó antes? Claro, miles de veces, pero ninguno de ellos guardaba ese pequeño rencor, dolor...Kang Yeosang era perfecto, sufrió desde pequeño, siendo víctima de una tristeza profunda, fue molestado, humillado y agredido, tenía rencores y furia, casi ni se podía notar, pero Sunmi sabía que estaba ahí, solo debía decir unas últimas palabras.

Los anteriores elegidos vivían creyendo que matar a las personas como ella era lo justo para la humanidad, para que sigan creyendo y evolucionando, se desasieron de una gran parte de su ejército, pero ella no les temía, no cuando ella solo era Lee Sunmi, un peón, un títere del destino.

Los guardianes de Kang, creen que ella es la peligrosa, pero no es así, solo hace lo que se debe hacer.

Oscuridad tomaría el poder y habrá muerte, desestabilidad, peleas, separación, fuego, cenizas y destrucción.

Todo caerá en pedazos y ni las promesas o dulces palabras lo evitaran.  

El destino hará su gran jugada.