Marcus Johnson, un muchacho de 20 años que vive en la delincuencia desde muy joven, pierde la vida en un ajuste de cuenta y reencarna nada más y nada menos que en una espada.
Preso de las dudas inesperadamente se encuentra con un joven guerrero qui...
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- Ya has muerto.
Fue una frase que me dejó estático, ¿Estoy muerto?, esto no tiene sentido, todo pasó tan rápido que no me imaginé que mi vida terminaría en un instante, simplemente, no lo podía creer.
- Estoy... muerto.
- Si.
- Esto es imposible, ¡Soy una espada legendaria! , Yo no puedo morir, incluso, haber sido destruido por un ataque simple, esto no tiene sentido. - me encontraba muy inquieto.
- No le encuentres sentido a un mundo de fantasía. - decía con una sonrisa muy fría.
- Pero...
- Además, te lo dijo ese tal Thorian, mientras más fuerte sea tu compañero, tu también lo serás y si buscas alguna explicación algo lógica, pues tal vez él haya puesto toda su magia y su poder en ese puño, bueno es lo que se me ocurre, en fin, no perdamos más el tiempo, debemos irnos.
- Eso no tiene sentido...
- Marcus, estoy esperando.
Realmente no lo entiendo, estoy tan confundido y tan sorprendido que me cuesta creer todo esto.
- Yo... ¿Volveré a reencarnar?
- No.
- ¿Eh?
- Solo es una reencarnación por alma y la tuya ya cumplió, tu vida ya se terminó, Marcus...
.... Ya todo acabó.
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Narrador omnisciente:
El viento soplaba, un ambiente de confusión y dolor se sentía en los alrededores, Lían, quien no podía creer lo que estaba pasando, no despegaba su mirada perpleja es los pedazos de su mejor amigo que estaban regados por el suelo.
- Zeon..., esto..., no es gracioso... - caminaba lentamente hacia su amigo. - ¿Qué pasa? ¿Por qué no dices nada?, las espadas no duermen ¿recuerdas? - sus ojos derramaban lagrimas al caminar. - Vamos Zeon... ¡DI ALGO!
- Lían... - decía Elisa conmocionada al verlo
- Ya se... - comienza a agarrar los pedazos que estaban en el suelo. - S-Si juntamos los pedazos... tal vez vuelva...
A pesar de su intento, su esperanza se marchitó al ver que cada pedazo se hacía polvo al igual que con las piezas que tenía en su mano.
- No..., no... - en su desesperación pretendió recoger y juntar los polvos, pero de pronto Thorian interrumpe pisando la mano del muchacho.
