Narrador Omnisciente
Tic, toc, tic, toc... Es el único sonido que se podía escuchar en esa pequeña pero cómoda habitación. Las cosas no parecían ir por un buen rumbo, y los latidos de Adam y Bradley delataban su nerviosismo.
–¿En qué podemos ayudarlos, Sr. y Sra. Baiwood? –preguntó Bradley mirándolos fija pero respetuosamente.
Óscar estaba impaciente, pero su rostro no reflejaba nerviosismo alguno. Sabía que debía demostrarse fuerte ante su hijo, por lo menos en este caso, donde era posible que –en el peor de los casos– ocurriera un desastre.
–Me alegro que lo preguntes, querido –respondió la madre de Adam–. Miren, son nuestros conocidos, agradecemos muchísimo la ayuda que nos han brindado, sinceramente; sin embargo, hemos visto, hemos oído e incluso hemos comprobado algunas cosas que, a nuestro parecer, no son correctas.
–Nuestro hijo es alguien bueno –prosiguió el padre de Adam–, y quisiéramos que se mantenga así. Pero lo veo muy complicado, con todo respeto, que logre ese cometido si prosigue siendo amigo de Brad.
–¿Qué? –preguntaron Adam y Bradley al unísono, muy preocupados.
Las miradas entre ellos a lo largo de esa corta conversación fue mínima. Sin embargo, al escuchar esas simples palabras, sus ojos y, por ende sus miradas, se cruzaron y fusionaron en una sola; una sola mirada que gritaba tantas cosas en silencio; una mirada que claramente decía todo sin decir nada.
–A ver –Óscar se acomodó en la silla con calma y prosiguió–. ¿Podrían ser un poco más específicos?
–Hmm... ¿Cómo decirlo de forma más sencilla? Básicamente, no queremos que la amistad entre nuestro hijo y su hijo continúe –dijo la madre de Adam algo seria–. Creemos que es una mala influencia.
–¿Y por qué cree que mi hijo es una mala influencia?
–Ya se lo dije, hemos oído, visto y compro...
–¡Sí, sí, eso ya lo dijo! Pero dígame... ¿Qué cosas?
–No tenemos porqué estar diciendo las aberraciones que ese muchacho hace... –dijo el padre de Adam levantando un poco la voz.
–Miren –prosiguió el papá de Bradley con calma–, sabemos que ustedes tienen una religión y créanme que tanto mi hijo como yo la respetamos. Cada uno es libre de pensar y de creer en lo que quiera. ¿Están de acuerdo conmigo? –Ambos padres se miraron y luego asintieron– Sin embargo, no creo que lo mejor sea separarlos. ¡Piénselo! Su amistad es de años. ¿En qué va a beneficiar a su hijo separarlo de su mejor amigo? –Bradley se sentía confiado con su padre y sus palabras, pero el rostro de los contrarios no reflejaban algo bueno.
–Mire, aquí vinimos a decir algo y ya lo dijimos. Si usted está de acuerdo o no, es su problema, pero la decisión ya está tomada. ¡Cariño, vámonos!
En ese mismo instante, tanto Elliot como Helen se levantaron del sillón y se dirigieron a la puerta. Por otro lado, Adam, así como Bradley y Óscar se quedaron sentados sin saber muy bien cómo reaccionar.
–¡Adam! –Helen llama su atención, ya que el menor pareciera estar en un estado de shock– ¿Qué esperas cariño? Nos vamos.
Una vez más, esas silenciosas pero ruidosas miradas se cruzaron. Los brillantes ojos de Bradley le rogaban incansables que se quedara, que no lo abandonara, más el castaño no tenía otra alternativa.
Lentamente se levantó y comenzó a dirigirse hacia la puerta cabizbajo. Se sobresaltó cuando algo sujetó su mano. Rápidamente se volteó y vio la mano de su mejor amigo, de su platónico, aferrado a la de él. Era cálida, pero firme. Y en el rostro de su amado, una lágrima comenzó a rodar por la mejilla derecha.
ESTÁS LEYENDO
El Final De Todo [+18 • GAY]
Ficção Adolescente-Adam... -dijo Brad, mientras miraba mis ojos con cierta inseguridad. -¿Qué pasa? -respondí, mirando sus carnosos labios. -¿Puedes prometerme algo? -Desde luego. -Cuando llegue el fin, ¿te quedarías conmigo? ~ ♥ ~ ESTADO: Completa. Palabras: +65000 ...