❝ Cause i love you! ❞ ¦ Saiouma

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Kokichi miraba confundido a Saihara, por alguna razón, estaban en un parque de diversiones, y el más alto lucía bastante feliz. Ya habían pasado unos meses desde que mató a su madre, aún así, seguía sintiendo esa culpabilidad que no le dejaría jamás, pero, a su vez, no podía dejar de pensar en que, al menos, por un segundo, sintió felicidad al ver como aquella vida se desvanecía frente a sus ojos. Negó ante sus pensamientos y miró a Shuichi, sonriendole, pues tenía un buen presentimiento.

Y así comenzó su día en el parque de diversiones.

Saihara se encontraba algo nervioso, aún así, esperaba que su plan fuese a la perfección, y que el más bajo no se asustase demasiado con las montañas rusas. Sonrió a sus pensamientos, tomando la mano de su amado y entrelazandola, mientras esperaban en la fila para poder visitar una de las atracciones más interesantes en el lugar; La casa de la risa. La verdad, Oma nunca antes había visitado un parque de diversiones, su madre jamás tuvo la iniciativa como para llevarlo, y bueno, su padre nunca estuvo presente durante su infancia, por su parte, Saihara si los había visitado más de una vez, y no era ni es un gran fan, pero de vez en cuando, es divertido despejarse un poco, en especial si su rutina se volvía tan monótona, como había ocurrido los últimos días, aunque eso no le importaba demasiado, pues llegar a casa junto a su amado y disfrutarle en todo sentido, todo lo que quisiese, es suficiente para ambos.

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Shuichi estaba disfrutando su día bastante, en especial porque Kokichi estaba incluído en este; Solo ver sus lindas y divertidas reacciones durante los recorridos como "La casa de la risa" o "La casa del terror" agitaban el corazón del peli-azul, en especial luego de que subiesen a la montaña rusa y el peli-morado se aferrara a su brazo como si de un gatito se tratase. Al llegar el medio día, ambos estaban hambrientos, así que decidieron ir hacia un restaurant dentro del mismo parque para saciar el vacio en sus estómagos.

En cuanto el peli-morado tomo asiento al lado del más alto, este ahueco el rostro ajeno entre sus manos, uniendo sus labios en un largo beso, en cuanto se separaron, soltó una risa al ver el rostro de su pequeño teñido en carmesí, al ver que la mesera se acercaba, Kokichi cubrió su rostro escondiendose en los brazos del peli-azul, mientras que este mantenía las comisuras de sus labios elevadas, amaba tanto que Kokichi fuese tan tímido, sabía como salvarle de situaciones incómodas o cualquier cosa que pudiese pasarle, y simplemente adoraba esos pequeños tartamudeos, balbuceos, su rostro, constantemente teñido en rosa, sus finos, suaves y dulces labios, admiraba cada pequeño detalle del chico, disfrutandolo como si fuese creado por los mismos dioses, una obsesión que no cesaría y cada vez se volvía más y más grande.

Al momento de hacer la orden, el peli-morado abandonó el lugar, pues tenía que ir al baño, Shuichi se preocupó por un momento, dejarle solo no era una de las mejores desiciones considerando su personalidad, aún así, confío en su palabra, además de que no podía abandonar el lugar, ya que ya habían realizado su orden. El peli-azul notó que Oma estaba tomando demasiado tiempo, así que decidió ir en busca de él.

ㅡ ¡Kokichi! ¡Me alegra tanto encontrarme contigo! ㅡ

ㅡ ¿K-keebo? ㅡ

Keebo le sonrió ampliamente a Oma, quien lucía algo nervioso, Keebo era su compañero de clase, recordaba momentos en los cuales chocó con él por su estupidez, también algunas veces que le llevó con Mikan cuando alguien lo agredía, e incluso cuando le defendía de Mondo y Kaito, hablaron por unos momentos, y por alguna razón, Iidabashi terminó arrastrando a Oma detrás de los baños, el peli-morado estaba apoyado contra la pared, mientras que Keebo se encontraba frente a él, sonrojado.

ㅡ Escucha Kokichi... tengo algo importante que decirte...ㅡ

ㅡ ¿H-huh? ¿Ocurrió a-algo?... ㅡ

Oma dijo preocupado, el peli-gris negó, sonriendo, se acercó a Kokichi, encerrandolo entre sus brazos y la pared, bajó la mirada, sin quitar la sonrisa de su rostro.

ㅡ Verás... pienso que eres un chico tan genial Kokichi... me gusta tanto cuando eres tímido... y tus dulces sonrisas... cuando me agradeces e intentas devolverme el favor... Oma... me gustas demasiado...ㅡ

El corazón de Kokichi se aceleró, se empezó a sentir demasiado nervioso, ¡No quería rechazar a su amigo! Keebo era una persona tan dulce y de buen corazón, aún así, no sabía que contestarle.

ㅡ K-keebo... ㅡ

ㅡ Por favor Kokichi, no tienes que ser tímido en esto... ㅡ

ㅡ N-no lo entiendes- ㅡ

Keebo intentó unir sus labios con los del peli-morado, pero antes que pudiese chocarlos, sintió una mano rodeando su cuello, presionando fuertemente, el peli-morado se abalanzó hacia quien estaba ahorcando a su amigo, estaba asustado.

ㅡ ¡S-shuichi! ¡D-detente! ㅡ

El más alto presionó más fuerte, dejando al peli-gris caer al suelo en cuanto escucho la voz de su amado, Iidabashi comenzó a toser, a la vez que buscaba oxígeno de manera desesperada, y que sujetaba su cuello, tembloroso. Kokichi retrocedió, corriendo hacia el chico que estaba en el suelo, agachandose a su lado y acariciando su espalda, preguntandole si acaso estaba bien.

ㅡ ¡N-no puedes solo v-venir e intentar asesinar a-a mis amigos Shuichi! ㅡ

ㅡ ¿Esta mierda que estuvo a nada de besarte? ¿Acaso me estás engañando? ㅡ

ㅡ ¡Por supuesto que n-no! ㅡ

Shuichi chasqueó la lengua, escondiendo sus manos en los bolsillos delanteros de sus jeans, desvió la mirada furioso, ¿Quién mierda era ese peli-gris y por qué intento besar a su Kokichi? Aún quería ahorcar al chico, que su rostro se apalidara y su vida se desvaneciera mientras Kokichi gritaría desesperado que se detuviese, tan solo apartó sus pensamientos, y una vez el chico recuperó el aliento, Shuichi caminó hacia él, inclinandose ligeramente a la altura de su rostro, sonriendole.

ㅡ Escucha imbécil, ¿Acaso nunca te enseñaron el significado de la palabra "consentimiento"? No vuelvas a atreverte a intentar poner un dedo sobre mi novio, ¿Lo entiendes? ㅡ

Keebo miró seriamente al peli-azul, desviando su mirada a Kokichi, asintió, ahora sintiendose un idiota por haber intentado besar al chico, suspiró y se alejó del lugar, con un amargo sabor en la boca, por ese imbécil y su enfermizo amor hacia el peli-morado, y un ligero dolor en su pecho por su amor no correspondido.

ㅡ Ugh, ese idiota arruinó nuestro día bebé, vamonos a casa. ㅡ

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Perdón por querer asesinar a todo el mundo.

ㅡ Missa