열네: Festival coreano

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Me miré al espejo otra vez, retirando el último arete que tenía clavado en mi oreja, observando a la nueva persona que se había creado luego de una semana; la transición que había tenido, fue diferente a cualquier otra que hubiese vivido con anter...

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Me miré al espejo otra vez, retirando el último arete que tenía clavado en mi oreja, observando a la nueva persona que se había creado luego de una semana; la transición que había tenido, fue diferente a cualquier otra que hubiese vivido con anterioridad.

Charlotte me había dicho que era normal, y que no tenía que pensar demasiado en ello, que dejara que el Espíritu me guiara y cambiase a Su voluntad. Por supuesto, dije que lo haría.

—Gracias... Señor, por esta oportunidad de tenerte, y de tenerla. –Murmuré con una sonrisa, refiriéndome a la ojimarrón Caramel Macchiatto que me desarmaba por completo.

Guardé los aretes en el cajón de mi escritorio, como recuerdo del viejo yo, y me acomodé el hanbok festivo de la era Goryeo, ya que asistiríamos a un festival coreano, ambientado en aquella época de los principios de Corea.

Tomé mi teléfono celular, y tecleé un mensaje rápido mientras salía de mi habitación, y caminaba hacia la puerta principal para salir de casa, y subirme a mi camioneta.

Yo: Señorita Lottie, ¿lista para conocer mejor la historia sobre Corea? 🤓

Lottie💘: Oh, sí que sí, Jay, y te vas a sorprender 😌

No comprendí a qué se refería con ello, pero ya lo averiguaría al llegar a su casa.

Me estacioné frente a ella, sin apagar el motor ya que, no íbamos a demorarnos demasiado porque el festival serían solo dos horas, bajé del vehículo y caminé hasta el pórtico para tocar el timbre. La señora Louvre, madre de Charlotte, fue la que me recibió en la puerta.

—Oh, Jay, a Lottie le falta poco para terminar sus arreglos. Espera un segundo. –Notificó con una amable sonrisa, dejándome pasar al interior de la casa.

—Gracias, yo esperaré. –Respondí con una sonrisa similar, mientras me colocaba al pie de la escalera de caracol.

Ella se retiró a la cocina, y pude percibir un aroma dulce que venía de la misma, pastel de tres leches.

«Rayos, quisiera una porción...»

Sacudí la cabeza ante lo estúpido que había sonado en mi cabeza, y escuché el repiqueteo de pasos contra la madera de los escalones, y mi vista se topó con algo impresionante.

Charlotte, usando un preciosísimo hanbok de la nobleza de Goryeo, acorde a el mío que también era de la nobleza, y también... ¿una peluca de peinado tradicional de Goryeo?

Jesús... estaba hermosa, irrealmente hermosa.

 estaba hermosa, irrealmente hermosa

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𝐇𝐞𝐲, 𝐂𝐚𝐧𝐜𝐞𝐫! ↪ novela cristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora