Aunque fuese solo una semana de haberlo hecho oficial, mi amor por Charlotte crecía de manera desmedida, su funesta belleza simple sin extravagancia me parecía la obra de arte más perfecta del mundo, y no había instante en que mis ojos pudiesen apartarse de ella.
Estaba eternamente agradecido con Dios por tenerla en mi vida.
—Bueno, mejor pausemos el juego o no podremos ir al local de Paul.
—Solo dices eso porque temes que te gane en Overwatch, princesa.
Y reí a largas carcajadas cuando la escuché armar un pequeño berrinche desde mis auriculares, ella era chistosa cuando se lo proponía.
—Yah, alístate y calla, conejo. –Pude escuchar la línea cortarse, provocando mi menear de cabeza burlón.
Apagué la computadora, para prepararme en ir hasta Paul's Grill y presentarme a dúo con Charlotte. Y es que sí, cantaríamos juntos esa noche.
Por lo que tras estar listo, salí de mi residencia no sin antes decirle a mis padres que los vería en el local dentro poco, junto a la madre de Lottie y su hermano menor; esa noche en específico, iba a ser importante tanto para ella, para ellos y para mí.
Me miré en el espejo retrovisor apenas subí a mi camioneta, y sonreí de medio lado.
—Señor, dejo esto en tus manos, y pido... que todo salga bien. Amén. –Murmuré con tranquilidad, y respiré profundo para encender el motor.
Cuando coloqué el vehículo en marcha, percibí el sonido de notificación de WhatsApp, alertándome de un nuevo mensaje que había llegado. Al estacionar frente a una luz roja del semáforo de la autopista, decidí leer el mensaje creyendo que era Rowlan o mi madre.
Pero no, resultó ser otra persona.
+1555*********: Hey, Jay, ¿con ganas de divertirte como en los viejos tiempos? ☺️🤫😈
—Jezabélica mujer... –Murmuré asqueado ante la invitación indecorosa de esa persona, quien resultaba ser Phoebe.
¿Por qué rayos me molestaba ahora? Cierto, las tentaciones para los nuevos creyentes estarían siempre presentes.
Yo: Te agradecería que busques a Dios, Phoebe, la ninfomanía es una severa enfermedad. Ahora, déjame en paz y vive tu vida.
Apenas envié tal respuesta, la bloqueé de mis contactos para que jamás volviera a escribirme, e ignoraría sus llamadas o mensajes inoportunos, no dejaría que arruinara algo tan especial como esa noche.
Palmeando mi bolsillo derecho, sonreí ante lo que pasaba por mi mente. Estaba completamente listo.
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𝐇𝐞𝐲, 𝐂𝐚𝐧𝐜𝐞𝐫! ↪ novela cristiana
SpiritualeNo existe enfermedad más destructiva que el cáncer, pero no existen los imposibles para Dios. Charlotte lo sabía, Jaemin lo discutía. Pero ella le mostraría otra perspectiva, donde incluso al verse en el espejo le decía a su enfermedad: Hey, cáncer...