Darkness #1 (Completa✔)

● 44 ●

La noche llega rápido y no puedo negar que estuve esperando este momento todo él día. Permanecí encerrada en mi habitación, después de intercambiar esas últimas palabras con Payton, muchos pensamientos vinieron a mi. Los descarte por que se que a pesar de que él me quiere mucho, dudo que sea de esa forma.
Salgo del refugio, el frío viento pasa por mi piel y me da un pequeño escalofrío.
Camino lentamente, sin apuros, tengo toda la noche para hablar con él.
Miro las estrellas entre los ramás de los enormes árboles a mi al rededor. Brillan como mil luciérnagas y jamás me cansaría de observarlas.
Llego casi sin darme cuenta a la cortina de plantas con pequeñas flores. Entro por las mismas encontrándome en el lago más allá, a un caballo blanco.
Me acerco sin hacer ruido para no asustarlo. El caballo esta tomando agua y me da la espalda así que no logra verme.
Piso una rama seca y levanta la cabeza de inmediato. Me ve a unos pasos de él, pero no se asusta aunque pensé que saldría corriendo. Abro mis ojos de par en par al ver el enorme cuerno blanco en medio de su frente. Pensé que este tipo de cosas solo existían en los libros y en las películas de fantasía, pero tengo a un maldito unicornio justo en frente de mi.
Me quedo paralizada, no sé si avanzar hará que se aleje. Lo veo acercarse lentamente a mi, con la cabeza en alto. Me quedo quieta, viéndolo aún sorprendida. Frena frente a mi, se arrodilla y agacha la cabeza, como si fuera una reina. De seguro debe ver mis alas y como sabe que soy un ángel, me tiene respeto. Debe ser por eso que no salió corriendo, sabe que no le haré daño, ni ángel, ni humana. Jamás lastimaría a un animal solo por que sí.
Se levanta y se queda mirándome, acaricio su cuello, despacio y lento. Su pelaje blanco no tiene ni una pequeña mancha, es como tener la perfección frente a mi.
Vuelve a arrodillarse, por un momento creí que hacía otra reverencia, pero me esta invitando a que me suba sobre él.
Doy la vuelta hasta quedar a su costado y me subo con cuidado.
Se levanta y noto que es bastante alto, más que un caballo diría.
Me acuesto sobre él, apoyando mi cabeza sobre su espalda y acaricio su cuello nuevamente. Siento su respiración, y hasta casi escucho sus latidos en el silencio de la noche.

—No cualquiera tiene el privilegio de ver uno de estos. —me levanto bruscamente asustada, casi me da un infarto.

—Payton, me asustaste. —le digo.

El unicornio nota que no es un ángel al igual que yo y empieza a retroceder refunfuñando y golpeando el suelo con las pezuñas.

—Tranquilo, es solo un amigo. -al pronunciar estas palabras frena de inmediato. —No te hará daño, lo prometo.

—No estaría presenciando a tal criatura sino fuera por ti. —me dice Payton. —Así que te lo agradezco.

—No es nada. —digo acariciando al unicornio.

—Estas criaturas solo aparecen ante personas con corazón puro, sin maldad dentro de ellos y sobre todo, aparecen en momentos desesperados de nuestras vidas, donde necesitamos la paz que estos seres trasmiten. —me dice dejándome aun más sorprendida.

—¿Y que significa que me permita subirme sobre él? —pregunto.

—No estoy seguro de eso, pero confía en ti y le agradas. —me dice tratando de acercarse.

El unicornio vuelve a retroceder.

—Creo que tú no le agradas. —digo notando la molestia del mismo.

—Es por mi raza, llevo en la sangre la maldad, no importa que yo no lo sea. Él no sabe eso, y no permitirá que me le acerque. —dice triste.

Bajo del unicornio y me acerco a Payton, le tomo la mano y lo acerco despacio a él unicornio, sin asustarlo.
No retrocede esta vez y permite que Payton lo acaricie. Me hago a un lado. Y el unicornio se queda quieto ante Payton. Parece confiar bastante en mi.

—No puedo creer que este haciendo esto. —dice con una enorme sonrisa.

Me alegra verlo tan feliz. Camino a su lado y acaricio nuevamente al unicornio. Este apoya su frente en la mía y cierro los ojos, para sentir su respiración.

—Creo que se esta despidiendo. —me dice Payton.

Se separa de mi y vuelve a arrodillarse. Se levanta y se aleja lentamente, sereno y tranquilo.

—Tienes suerte de ser un ángel. —me dice. —Como humana o ángel de la muerte jamás habrías visto uno de estos. Son poco comunes y te los encuentras una vez en tú vida. Nadie sabe su paradero, ni a donde van. Parecen desaparecer con cada paso que dan.

—Creo que hice un amigo y sería una lastima no volver a verlo. —digo triste.

—Tal vez vuelva, de verdad parecías agradarle. —dice tratando de hacerme sentir mejor.

—Espero que lo haga. —digo mirando hacía el lugar donde se alejo.

—Debo mostrarte algo. —me dice tomando mi mano y dirigiéndome a algún lugar.

(...)

Luego de caminar durante un rato sin decir nada, solo tomados de la mano, frena frente a un árbol y me suelta.

—Cierra los ojos. —me ordena. Le hago caso y vuelve a tomarme la mano, camino a ciegas.

Frena de nuevo, sin soltarme.

—Ábrelos. —los abro encontrando frente a mi otra enorme cascada con un acantilado en medio.

Un enorme vacío nos separa de ella, se ve tan hermosa.

—Pensaba volar hasta allí cuando tenga mis alas. Contigo. —me dice sonrojandose un poco.

—Eso sería genial. —digo emocionada por ese momento.

—Me alegro de que te guste la idea. —dice con una sonrisa de costado.

Me derrito con su dulzura. Se queda mirándome, como lo hizo la noche que lo cure. Esta vez no hay forma de hacer que pare y yo no puedo evitar perderme en sus ojos.
Se acerca lentamente a mi y siento que mi corazón late cada vez más fuerte, su aroma se impregna en mi nariz y se vuelve mas intenso a medida que se acerca.

Esta a un centímetro de mi, su nariz casi roza la mía, sus labios suspiran frente a los míos, su frente se pega a la mía, nuestros ojos se mantienen cerrados.
Creo que unirá sus labios con los míos, pero no se mueve. Me quedo ahí por si solo se esta tardando más de lo que me gustaría.

—Se que lo deseas tanto como yo, puedo sentirlo. Pero tú serías desterrada y también yo. —susurra separándose de mi.

Mi corazón me da una punzada, me duele que mi maldita raza no me permita besarlo cuando es todo lo que quiero.