『O2』

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Yeosang abrió su casillero empezando a guardar sus pesados y grandes libros de historia. Estaba más adormecido que cualquier otro lunes por la mañana, y probablemente se debía a las pocas horas de sueño que tuvo aquella noche.

Frotó sus ojos con cansancio y bostezó cubriendo su boca. Estaba seguro de que dormiría en alguna clase.

— Hola— saludó Seonghwa quien acababa de llegar.

Estuvo a punto de responder cuando de repente sintió los labios del mayor sobre los suyos. Todo el sueño que sentía se esfumó y estuvo a punto de apartar a Park de un fuerte empujón, pero recordó lo que habían acordado un par de días antes. No pudo hacer nada más que permanecer inmóvil. Se había despabilado por completo.

Eran disimulados, pero la gente a su al rededor los estaba observando. Algunos más sorprendidos que otros pues, nadie se esperaría que aquellos dos muchachos estuvieran en una relación. Probablemente eran el mejor dúo de toda la escuela con los años de amistad que llevaban.

Fue cuando el pelinegro se alejó que Kang lo miró, por unos cortos segundos, con cierto recelo en sus ojos antes de seguirle el juego.

— ¿Cómo estás, amor?— un escalofrío recorrió la espalda del más bajo al escuchar aquello. Habían quedado en no usar apodos cursis. Frunció un poco el ceño pero relajó su expresión al instante.

Seonghwa quiso reír cuando Yeosang apretó los labios, sabía que estaba irritando a su amigo, pero debía admitir que le divertía un poco ver como no podía salir del papel para quejarse.

— Algo cansado— contestó el menor cerrando la puerta de su casillero.

Ambos empezaron a caminar y hablar de algún tema trivial. El pelinegro había pasado su brazo por los hombros de su amigo y cada vez que reía se acercaba a su rostro y lo miraba con dulzura, tal como las parejas exageradamente tiernas que solían caminar por los pasillos ¿Acaso se habían convertido en una? Yeosang se sintió raro, pero supo cubrirlo bien o por lo menos hizo su mejor esfuerzo.

Al final del pasillo se encontraron con San, quien los miraba con los ojos bien abiertos, sin poder creer todo lo que había presenciado desde su lugar.

Kang tragó saliva y se alejó lentamente del cuerpo de Seonghwa, dando pasos rápidos hacia donde se encontraba Choi.

— Podemos explicarlo— le dijo. San se cruzó de brazos.

— Háganlo.

— Aquí no, pueden escucharnos— intervino Seonghwa hablando lo suficientemente bajo para solo ser escuchado por sus amigos. Volvió a abrazar al más bajo de los tres y saludó con una sonrisa muy bien fingida a algunos conocidos que pasaban cerca de ellos.

Los muchachos empezaron a caminar y entraron al salón de artes, el cual afortunadamente estaba completamente vacío. Una vez que se aseguró de cerrar la puerta y tener algo de privacidad, Yeosang empezó a hablar.

— ¡No tenías que besarme!

— Si no nos besamos nadie nos creerá— respondió el pelinegro pacientemente.

— Podrías haberme avisado— el menor se cruzó de brazos y Seonghwa frunció el ceño.

— ¿Se vería creíble si lo hago?

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐅𝐀𝐊𝐈𝐍𝐆 | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora