『1O』

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Yeosang ya no podía ignorar lo que obviamente estaba sucediendo.

Últimamente tenía muchos sentimientos encontrados con respecto a su falsa relación con Seonghwa. Había decidido pasarlos por alto, asumiendo que estos se debían a lo extraño que le resultaba ser tan pegajoso con el mayor, pero intentar evitarlos fue inútil porque terminaron por manifestarse de igual forma.

El beso que le fue dado inesperadamente el día anterior no había parado de darle vueltas por la cabeza. Prácticamente no durmió esa noche, se la pasó horas despierto pensando en lo que había pasado y las raras emociones que lo llenaron. La situación debería haberle resultado incómoda, incluso desagradable. Es decir, era su mejor amigo, llevaban conociéndose casi toda su vida, aquello no debería haber sucedido. Sin embargo, había sucedido. Y le había gustado.

Por un lado, sintió una carga menos en su espalda al comprender por fin qué era lo que sentía cada vez que sus labios se juntaban con los del pelinegro; le resultaba agradable aquel contacto, incluso no le molestaba tener que repetirlo. Al mismo tiempo, otra carga mucho más pesada se instaló en él y es que, no debería sentirse de esa manera al besar a su amigo si se suponía que solo lo veía como eso, un amigo y nada más ¿Por qué quería besar a Park?

No existía demasiada diferencia entre su desorden de pensamientos con el de Seonghwa. Este, luego de haberse carcomido la cabeza un largo rato, terminó por convencerse a sí mismo de que aquel beso fue un acto inconsciente, que lo había dado por pura costumbre y ya. Aunque, si era sincero con él, estaba lejos de estar en lo cierto.

Creyó que le llegarían millones de mensajes y llamadas del castaño, cuestionándole sus actos, pero para su sorpresa eso no sucedió. No hablaron del tema. De hecho, no hablaron durante el resto de ese día. Tampoco lo hicieron al día siguiente, y probablemente hubieran seguido así si no hubieran tenido que encontrarse en el partido de San, al que ambos habían prometido asistir.

Llegó al campus de la escuela y metió las manos en su abrigo. Era de noche y el clima se había vuelto bastante fresco. La gente aún caminaba con tranquilidad, por lo que supuso que el partido no había había iniciado.

Con la mirada buscó algún rostro familiar entre todas las personas. Afortunadamente logró distinguir a San, quien charlaba animadamente con su pequeño amigo. No tardó en caminar hasta ellos.

— Seonghwa— lo llamó feliz Choi apenas notó que se acercaba.

Yeosang sintió su estómago revolverse —no en un mal sentido— con la simple mención de ese nombre. Volteó encontrándose con el mayor dirigiéndose hacia ellos.

Fue extremadamente raro cuando sus ojos se conectaron. Los corazones de ambos se aceleraron un poco y se vieron obligados a mirar para otro lado.

— Hola— saludó el pelinegro con una pequeña sonrisa una vez estuvo con sus amigos.

Titubeó un poco, pero terminó por acercarse a Kang y darle un corto beso en los labios, pues estaban en público y aún debían mantener la idea de la relación. Fue bastante rápido, más que los otros. No se miraron al rostro luego de eso y el menor no tuvo el valor de responder nada. Los dos eran conscientes que habían un par de cosas que necesitaban aclarar, pero temían hacerlo.

Un silencio algo incómodo se formó y San levantó la ceja. Algo andaba mal entre sus amigos, pero decidió confiar en que ellos podrían resolverlo solos y no soltó una sola palabra al respecto.

— ¿Nervioso?— le preguntó el mayor de los tres a Choi, refiriéndose al partido.

— Algo— respondió el chico pero al instante cruzó sus brazos adoptando una pose cómoda—. Pero sé que me irá bien, siempre me va bien— dijo orgulloso, alzando un poco la barbilla. Los otros dos rieron.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐅𝐀𝐊𝐈𝐍𝐆 | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora