『11』

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El pelinegro miró con ojos entrecerrados a su amigo, quien estaba encerrado en su burbuja de pensamientos.

Ya había anochecido, faltaba quizás una hora para que fuera tiempo de cerrar la tienda. Muy pocos clientes llegaban, por lo que no estaban ocupados. Aún así, se mantenían más callados que nunca y el mayor de ambos no entendía la razón. El ambiente era incómodo.

En cualquier otra ocasión aprovecharían el momento para terminar y adelantar tareas, o ver una serie que anteriormente habrían descargado en sus teléfonos. Pero esta vez no fue así.

Yeosang estuvo más que extraño ese día. Su comportamiento era distante e incluso frío. Casi no hablaba y se la pasaba distraído en su propio mundo. Si le preguntabas algo, respondía con monosílabos, mostrando que no tenía intenciones ni interés de charlar demasiado. A pesar de que se comportó de manera inusual con todos, Seonghwa sentía que aquel trato diferente era más notorio cuando era él quien se encontraba cerca.

En ese momento deseó poder leer mentes para saber qué estaba sucediendo. Le cuestionó en tres ocasiones distintas al castaño si todo estaba bien, pero este no le daba más respuesta que un simple asentimiento con la cabeza y luego volvía a sus asuntos, con un rostro inexpresivo. Eso no lo convencía para nada. Era seguro que algo sucedía, pero también era seguro que Kang no se lo diría.

Acercó su taburete hasta quedar sentado un poco más cerca de su amigo.

No le gustaba que estuvieran así. De hecho, lo hacía sentir un poco mal y no sabía por qué. Quizás realmente no estaba pasando nada grave y la actitud del menor solo se debía a que era un mal día, pero no por eso dejaba de sentirse un poco dolido. Yeosang lo estaba ignorando olímpicamente, y no estaba para nada a gusto con la idea. Tenía la repentina necesidad de llamar la atención del castaño.

— Hoy fue un buen día— soltó con tranquilidad, aunque realmente estaba rogando que el más bajo volteara a verlo.

— ¿Ah sí?— respondió Kang, sin voltear, y sonando cansado.

Apretó los labios. Era ridículo. No tenía la menor idea de lo que podría tener tan ocupada la mente del más joven como para que llegue a ese punto. El castaño normalmente le preguntaría de forma sarcástica a qué se debía su felicidad, pero de igual manera lo escucharía hablar atentamente y agregaría cosas a la conversación. Sin embargo, en ese momento no parecía estar dispuesto a si quiera mirarlo.

¿Qué es lo que lo tenía tan distraído? Siguió hablando por impulso, con el único objetivo de obtener la atención de Yeosang.

—Yo... Estuve charlando mucho con Eunbi— soltó, atento a cualquier tipo de reacción.

Kang se tensó un poco, pero supo disimularlo con éxito. Había aprendido bastante bien a esconder lo que sentía.

— ¿Y?— preguntó el menor, quizás sonando más seco de lo que debería y querría. Seguía sin ninguna intención de voltear. Su mirada se mantenía en la puerta de la tienda y jugaba con un lapicero, tratando de lucir desinteresado y lográndolo.

Seonghwa frunció el ceño.

— Fue entretenido, ella es muy linda— dijo—. Le pedí que me ayudara con matemáticas y aceptó— alardeó un poco.

El más bajo dejó de jugar con su bolígrafo y finalmente volteó en su lugar, quedando frente al pelinegro.

— ¿En serio?

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐅𝐀𝐊𝐈𝐍𝐆 | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora