『O3』

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La campanilla del lugar sonó indicando que alguien entraba por la puerta. Yeosang levantó la vista confundido, el cartel que decía "cerrado" parecía ser bastante claro como para que alguien pasara sin más. Cobró sentido cuando distinguió a Seonghwa entrando.

El muchacho miró hacia todos lados, algo perdido, pero cuando se encontró con la mirada de Kang sonrió.

— Hey— saludó al menor mientras se acercaba a donde estaba— ¿Qué tengo que hacer primero?— acababa de llegar, pero aún asi estaba ansioso por empezar el trabajo.

— Ahora nada— respondió su amigo jugueteando con un lápiz—. Espera que abramos.

— ¿No vas a enseñarme qué hacer antes?

El más bajo hizo una especie de berrinche— ¿Tengo que hacerlo?— preguntó, perezoso.

— Si no quieres que queme algo...— dijo el pelinegro, delizándose por el mostrador hasta llegar al lado de su amigo.

— No puedes quemar nada, tonto.

Yeosang se puso de pie y dejó el cuaderno en el que estaba haciendo garabatos debajo del mostrador, para acercarse a su mayor y señalar la máquina gris frente a él.

— Esta es una caja registradora ¿Lo sabes?— dijo con sarcasmo. Ambos rieron con sorna.

— No, nunca en mi vida he visto una— siguió el juego Seonghwa.

Entre broma y broma, Kang le enseñó a utilizar aquel aparato y la función de cada botón. Con paciencia le explicó la organización que tenían al guardar el dinero, también se tomó el tiempo de hacer una rápida lista con algunos precios de los postres más pedidos. Incluso le dio un recorrido por toda la tienda, a pesar de que en más de una ocasión tuvo que regañar al mayor, quien tentado acercaba su mano para sacar algo dulce de la gran vidriera.

Fue bastante detallado al explicar logrando que su amigo no tuviera problemas en entender lo que debía hacer, y por cada oración que decía seguía un "¿Entiendes? Si necesitas ayuda dímelo".

— Vamos a turnarnos— propuso el castaño—. Cada uno tendrá una hora en el mostrador. Seonghwa asintió en respuesta.

— ¿Quién empieza?

— Tú— respondió su amigo y volvió a tomar asiento en el taburete, dispuesto a seguir con sus garabatos.

— Yah, Sang— se quejó el mayor—. Empieza tú. Debo aprender de un profesional— trató de sonar convincente, pues no tenía conocimiento aún de como debía enfrentar a los clientes. Prefería observar detalladamente y luego imitar.

A regañadientes, el menor terminó por aceptar.

— Ya es hora de abrir— dijo Yeosang mientras se acercaba la puerta de cristal, volteando el cartel colgado en esta, que ahora decía "abierto".

Pasaron alrededor de diez minutos hasta que un par de personas empezaron a llegar. No fue nada fuera de lo normal, algunos pedían pasteles ya encargados anteriormente, otros simplemente compraban un postre y se iban. Afortunadamente, no tuvieron ningún inconveniente en el momento.

A pesar de la tranquilidad, Seonghwa sentía bastante emoción cuando su amigo le pedía que le alcanzara algún postre o una bolsa de cartón. Parecía un niño. Kang reía disimuladamente cuando notaba ese detalle, pero no decía nada. Luego tendría tiempo de burlarse.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐅𝐀𝐊𝐈𝐍𝐆 | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora