『15』

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Tomó una gran bocanada de aire antes de tocar la puerta de aquella casa que conocía tan bien.

La noche anterior se había quedado sin la oportunidad de si quiera dirigirle la palabra a Yeosang, y este tampoco contestó los mensajes y llamadas que se había encargado de dejarle. No quería que las cosas quedaran así en ese momento. No sabía de dónde había sacado el valor para expresar como se sentía, pero quería aprovecharlo al máximo porque estaba seguro de que luego no sería capaz hacerlo. Con ese pensamiento, terminó en casa del menor.

Era una realidad que estaba más que nervioso por la respuesta que fuera a recibir. No esperaba nada positivo, a decir verdad, sólo quería ser sincero con su amigo. Sin embargo eso no quitaba el hecho de que le diera puro terror la simple idea de ser rechazado de forma muy cruel, o que fuera todo se volviera increíblemente incómodo y su amistad se quebrara. Negó para sí mismo y se dijo no debía tener expectativas tan negativas cuando ni si quiera había actuado.

La puerta se abrió obligándolo a abandonar rápidamente
sus pensamientos y ponerse alerta. Se encontró rápidamente con el chico al que buscaba. Yeosang lo miró sorprendido y al instante adoptó una actitud intranquila, sin soltar el picaporte de la puerta.

— Hola— saludó al más bajo, tratando de esbozar una sonrisa que se vio más bien como una nerviosa y extraña mueca.

— Hola— respondió de igual forma el contrario.

Titubeó un poco— Nosotros... ¿Podemos hablar?— preguntó finalmente, rascándose la nuca.

No le quitó la vista a Kang en ningún momento, a pesar de que la mirada del chico estuviera en todos lados menos en él. Dudando de sus movimientos, su amigo asintió con la cabeza y se movió a un lado para dejarlo pasar al hogar.

El pelinegro guardó las manos en los bolsillos e internamente se dio ánimos a sí mismo antes de entrar a la casa. Detrás de él, Yeosang cerró la puerta sintiendo los nervios a flor de piel y haciéndolo más notorio de lo que le gustaría. El primer pensamiento que se le vino a castaño a la cabeza fue que quizás Park se había enterado de que le gustaba ¿Acaso San había dicho algo? Creía que no, pues Choi era prácticamente una tumba cuando se trataba de secretos ¿Y si fue muy obvio al alejarse? Sinceramente, no sabía qué pensar. Cualquier posibilidad que se le ocurriera podía ser acertada. Relajó un poco sus hombros y se convenció de que si algo tenía que pasar, pasaría.

— Perdona por el desorden— se disculpó cuando notó que esa mañana no se había molestado en recoger nada.

— ¿Desde cuándo eso es una razón para disculparse?— preguntó Seonghwa con un tono de broma disimulado, tratando de aliviar el ambiente. Sintió haber logrado un poco su cometido cuando en el rostro del de estatura más baja se formó una expresión risueña.

Caminaron en completo y aterrador silencio hasta la sala de estar del lugar. Al llegar, Yeosang dio la vuelta sobre sus talones y finalmente se atrevió a mirar al rostro del llegado.

— ¿De qué quieres hablar?— preguntó, su voz saliendo algo baja. Tenía miedo. Se hacía una idea de qué hablarían, y sabía que ese momento iba llegaría en cualquier día, pero no pensaba que fuera tan pronto.

— Sólo escúchame, no hace falta que me des una respuesta ¿Si?— pidió Park, confundiendo un poco a su amigo quien asintió sin decir una sola palabra.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐅𝐀𝐊𝐈𝐍𝐆 | seongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora