Prólogo

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Hace  7 años

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Hace  7 años...

— ¡¿Cómo pudiste?! — El hombre frente a ella, a la oficial ascendida hace poco, su amante y madre de su hijo recién nacido, a quien mira con un desmedido odio — Maldita, ¿Cómo osaste traicionarme?

Los ojos desorbitados y el sudor corriendo por su rostro, mostrando una figura desquiciada, nunca antes vista por ella.

Además, el arma que Victor maneja con descuido en su mano y con los nervios presente al pensar de que resbale el dedo en el gatillo, la tiene totalmente paralizada en la silla en que la tiró el hombre que la joven oficial, idolatraba e imulaba, eso antes de descubrir sus trapicheos y sus ilícitos negocios.

No dudó en denunciar en asuntos internos, las conclusiones que sacó de su investigación, sin saber las consecuencias que esto traería a su relación personal.

— Te informé mi investigación, Víctor. Tú mismo me asignaste el caso.

— Si, lo hice. Una mujer aparecida, ¿qué peligro podria esperar? — sus palabras resumía desprecio.

La chica resintió sus palabras porque recién entendió la intención de su jefe y amante, nunca la consideró como alguien capaz de hacer su trabajo.

— Soy tu marido, eso debía haber frenado cualquier acción en mi contra. A eso, en esta parte del mundo se le llama lealtad.

— Y lo soy. Soy leal a mis convicciones.

— ¡Estúpida! Me haz jodido la vida y de algo estoy seguro, si yo caigo, caeras conmigo.

— ¡¿Estás loco?! — se levanto de la silla con el impulso del agravio, que su amenaza le produjo  — Yo no he participado en tus negocios.

— ¡Siéntate! — la orden fue emitida tajantemente junto con el movimiento de la pistola en su mano, aumentando la gravedad de la amenaza.

— Victor, piensa en tu hijo — le habló despacio, en un intento de hacerlo reaccionar. — No puede quedarse sin sus padres, no puede quedar sin su madre para atenderlo, lo sabes.

— Ya eso lo tengo resuelto — sus ojos teñidos de rojo la miraron con satisfacción — Alaín está con mis padres.

No...no, no puede ser. La frase resonaba en la mente de la mujer.
Sabía que si la familia de Víctor tenía a su hijo no se lo darían de vuelta ya que siempre demostraron inconformidad con la elección de su hijo, el desprecio era patente en sus visitas programadas semanalmente en la agenda de la poderosa familia McPherson.

— ¿Dónde está mi hijo? — intentó que su voz no reflejara el miedo que sentía.

— Fuera de tu alcance — el sudor frío rompió fuera de su cuerpo al escuchar su respuesta, debía encontrar la manera de recuperar a su bebe.

— No juegues con eso, victor.

— Aquí nadie esta jugando, ah espera, tú eres la que jugaste a hacer de la poli honesta y protectora de las leyes — su agitación se hizo más pronunciada con el movimiento de su mano libre del arma. —, nos metiste en esto y ahora debes acepta las consecuencias.

Serie ley y pasión libro 4 Inténtalo tú #NewCreativestarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora