CAPÍTULO VIII

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LO QUE PASÓ EN CARTAGENA 

No había estado en mis planes que tan pronto volvería a sentir al francés cerca de Betty y que eso me provocaría malestar. La calidez con la que Betty le hablaba, me daba a entender que el francés significaba mucho para ella.

No pude evitar pararme detrás de la puerta que comunicaba presidencia con la oficina que fue de Mario Calderón, y que ahora era mía, para escuchar. No tenía intención de espiar, pero el cuartel había cometido la imprudencia de manifestar con gran exaltación que el francés estaba al teléfono con Betty, y no me pude controlar. Pude percibir en la voz de Betty que lo quería, que el viaje a Cartagena había sido importante para ella, cuando quería intentar acabar con nuestra historia, y que si no hubiera sido por Marcela, ¡Marcela, Por Dios!, Beatriz estaría con él ahora y no conmigo.

El malestar que provoca y que a veces me domina, le llaman celos; los celos que siento cada vez que otro hombre se acerca a Beatriz, son monstruosos. Nunca le haría daño, pero a mi cabeza se viene el terrible futuro de pensarme sin ella por mi capacidad de echar a perder todo con las personas que más amo, y sobre todo, por el pasado de dolor que yo representaba para Betty, el cual quisiera borrar pero sé es que imposible.

Me retiré de la puerta cuando oí que Betty colgó el teléfono. Me quedé pensando si preguntarle sobre su viaje a Cartagena, pero luego recapacité y me di cuenta que sería demasiado obvio ir a preguntarle eso en ese mismo instante. Decidí postergarlo. Pasé horas intentando concentrarme en el trabajo pero no pude. Después ella llegó a mi oficina a preguntarme si quería salir a comer y nos fuimos a un restaurante italiano que nunca había visitado, entonces pensé abordar el tema como quien no quiere la cosa.

-Mi amor...en la luna de miel ¿a dónde te gustaría ir?- Entré por ese tema porque de pronto se me ocurrió que por ahí no sería incómodo para ella y tan obvio de mi parte- Había estado pensando que podríamos ir a Santa Marta...o a Cartagena.- noté que Betty dio un respingo.

-¿Cartagena? – respondió-No, no lo había pensado...

-Sí, ¿por qué no? Cartagena tiene las mejores playas del país, a mí me encantaría estar rodeado de mar, de sol, los dos juntos...-analicé su expresión y supe que la había tomado por sorpresa.

-Me gustaría salir fuera del país. Digo, nunca he viajado a otro país...-contestó al fin.

-Lo que tu decidas está bien, mi doctora. – Tomé su mano libre y presioné suavemente sus dedos-

-Yo ya he estado en Cartagena, no de vacaciones, pero he estado ahí y sí es una ciudad maravillosa ¿sabías que Michel vive allá, no?

Ella se me adelantó con esa confesión y yo estuve agradecido que hubiera sido así.

-Ahora que lo mencionas sí, ya lo recuerdo.-seguí comiendo sin parecer que estaba interesado demasiado en el giro de la conversación.

-Michel piensa abrir una cadena de restaurantes en toda la costa de Cartagena, creo que sería inevitable, en caso de ir allá, encontrárnoslo. –dijo Betty mientras tomaba un sorbo de su bebida favorita: el jugo de mora—Armando, ¿por qué finges no saber que yo conocí a Michel en Cartagena, después que me fui de Ecomoda? –no sonó a reclamo, pero era extraño que me llamara "Armando" y no don Armando o mi amor.

-Lo siento, realmente es patético mi intento de fingirme el amnésico- reí- Me gustaría que me contaras sobre el viaje del que volviste siendo la Betty que terminó por volverme loco de amor- intenté bromear--Claro, si no te incomoda hablarlo justo con la persona que hizo que te fueras...-bajé la vista, un poco avergonzado al recordar el contenido del diario.

- El viaje a Cartagena podría haber significado la mejor experiencia para una persona como yo, que no conocía el mar –rió como solo ella podía hacerlo- sin embargo, al inicio me sentía tan mal que el lugar no lograba más que hacerme preguntar ¿Qué hago aquí?. Había demasiado ambiente de festejo, mucha belleza, el mundo seguía su marcha y yo no podía cogerle el ritmo. Doña Catalina se portó como un ángel, me soportó, me tuvo una paciencia infinita. Me escuchó y jamás me juzgó cuando le conté la historia...

-¿Y... cómo conociste a Michel? –le pregunté tratando de no sonar  interesado.

-Doña Catalina me lo presentó una noche que íbamos a un evento del reinado. Yo era su asistente y todo el tiempo estaba acompañando a las candidatas a Señorita Colombia. Muy irónico dada mi apariencia, yo rodeada de tanta belleza- soltó otra risa- . Michel fue muy amable. Conocí a una actriz brasileña muy famosa que estaba de paseo también, Thais Araujo, una belleza, la verdad es que fue la única vez en mi vida que sentí que nadie me trataba diferente por mi apariencia - siguió hablando y parecía disfrutar de estar rememorando esos momentos.

-Entonces Catalina sabe todo, incluso sobre la maldita carta de Calderón- dije y observé su reacción. Se encogió de hombros.

-Ella nos vio. Tenía que saberlo.

-Claro, Catalina es alguien que inspira confianza, una mujer íntegra y siempre que pudo te defendía, mi amor ¿lo sabías?

-Lo sé, y ya Dios quiso que fuera ella la que abriera la puerta de presidencia aquella noche.

En unos segundos até cabos cuando Betty dijo "aquella noche". Se estaba refiriendo a aquella noche donde yo, en un acto de desesperación e impotencia, le suplicaba un beso porque llevaba días negándomelo. Esos días de tortura donde pensaba que la estaba perdiendo por Nicolás Mora. Mi expresión debió pintar la pregunta que a continuación me respondió sin que la formulara.

-Me refiero a aquella noche donde yo le dije que alguien nos había visto...besándonos.

-Pensé que había sido una excusa para deshacerte de mí, doctora Pinzón. –dije y sonreí.

Entonces fue Catalina la que entró aquella noche y descubrió todo. Me quedé pensativo sobre cómo jugaba el destino a favor o en contra algunas veces y cómo de distinta hubiera sido mi vida si Marcela u otra persona diferente hubiera entrado en ese momento. Seguramente me hubiera ahorrado el dolor que significó haber perdido a Betty por ese tiempo que se fue y que cambió tanto, porque en esa misma noche hubiera mandado todo al traste con Marcela, y tal vez, solo tal vez, Betty me hubiera escuchado. 

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De la autora:

Hola, queridos lectores, muchas gracias por haberte animado a empezar a leer esta creación alterna que hice para todos los fanáticos de YSBLF. Si te ha gustado este octavo capítulo, te pido que me regales una estrella votando, y si no, muchas gracias por tu tiempo de todas formas.

También me gustaría saber sus opiniones, siempre es bueno leer sugerencias o críticas para ir mejorando poco a poco.

Gracias. 

YSBLF_El Noviazgo (Ira Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora