CAPÍTULO XXVI

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ADIÓS SOLTERÍA, BIENVENIDO AL AMOR DE MI VIDA

Los días que le siguieron a la petición de matrimonio pasaron, para la fortuna de los enamorados, de prisa. Armando había creído que Betty y él finalmente tendrían tiempo para pensar en ellos dos, en la ansiada comunión de sus sexos, pero lo cierto es que en el trayecto de las 3 semanas antes de la boda, ellos acordaron mutuamente esperar hasta el día en que sellaran su amor frente al altar de la iglesia del barrio Santa Teresita de Bogotá, a unas cuantas cuadras de la casa de la novia.

Estaban almorzando en el club, como a veces lo hacían los sábados, cuando Beatriz le pidió a Armando que no se preocupara, que luego le iba a recompensar la espera.

--¿Cómo me lo va recompensar? –Preguntó Armando, con su mente volando a mil por horas—

--Bueno, doctor, usted me conoce, sabe algunos de mis trucos. Le prometo que conocerá el resto que todavía no le he mostrado ---Susurró Betty, mientras acariciaba las mejillas de Armando—

--La respeto, Beatriz. Pero nunca entenderé por qué se somete usted y me somete a mí a esta espera cruel—Respondió Armando, bebiendo un sorbo de agua de su copa--

--Recuerde que al inicio me dijo que sería paciente ¿lo recuerda?, Bueno, la paciencia es algo que usted poco tiene y yo creo que tengo de sobra, sin embargo, en esta ocasión es necesario que se esfuerce un poco, y verá que valdrá la pena – Betty acarició con la yema de su dedo índice los labios de su novio—

Armando le mordió suavemente el dedo, pero entonces llegó el mesero y tuvieron que caer a la realidad de que no estaban solos.

Un día antes de esa conversación, Betty había hablado con su querida amiga, Catalina Ángel, quien era como su consciencia en muchas ocasiones.

--Doña Catalina, necesito su opinión sobre un tema íntimo –Dijo Betty, un poco ruborizada—

--Claro, Betty. La escucho –Respondió doña Catalina—

-- Mi historia con Armando empezó mal, usted la conoce muy bien. Yo nunca me voy a sentir orgullosa de haber sido tan débil, de haber estado en medio de la relación entre Armando y doña Marcela. Sin embargo, si yo no hubiera estado entre ellos dos, lo hubiera hecho otra mujer, ¿usted entiende a lo que me refiero, verdad? Todo salió mal y pagué las consecuencias de mis errores.

-- Bien, Betty. Lo que usted hizo estuvo mal. Pero el que le debía respeto a Marcela era Armando, no usted. Pensé que ya había superado todo eso...

--Sí, ya lo he superado. El asunto ahora no es ese. –Betty se echó a reír de los nervios por no saber cómo expresarse sobre el tema que le agobiaba—Armando y yo no hemos vuelto a estar juntos, es decir, íntimamente...--Dijo Betty—

-- Me está diciendo que desde que todo se aclaró, y usted y él se hicieron novios, ¿no han hecho el amor? –Reformuló doña Catalina—

--Así es. Yo no sé cómo lo he logrado, le juro que cada día ha sido más difícil detener todo esto que siento cada vez que lo veo, cada vez que me besa o me toca.

--¿Pero por qué se reprime, Betty? ¿Es que acaso todavía siente rencor por lo que pasó?

--¡No! Por supuesto que no. Yo no siento más que amor por Armando. Sueño con él, lo extraño en cuanto se va. Yo creo que el corazón me va explotar cuando se porta tan lindo conmigo.

--Entonces usted lo está sometiendo a una prueba, Betty. Le está dando donde más le duele, y eso es peligroso. –Concluyó doña Catalina—

-- No solo él sufre, también yo, doña Catalina. No tiene idea lo que han sido estos meses de besos, de caricias, de palabras tiernas...Algunas veces sucede algo que evita que lleguemos a la culminación de todo, pero otras veces soy yo y mi voluntad. Pero estoy débil, no sé si lo logre.... ¿Piensa que estoy loca, verdad? ¡No sé si estoy haciendo lo correcto!

YSBLF_El Noviazgo (Ira Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora