CAPÍTULO XV

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MI AMOR POR ÉL SE FORTALECIÓ DESPUÉS DE TODO

Durante el desayuno y el camino hacia Ecomoda había notado a don Armando pensativo, como con la cabeza en otra parte. Sabía que algo le estaba pasando, pero quería que de él saliera contarme.

Me dispuse a encender el computador y ponerme a trabajar. Había mucho que hacer ese día, tocaba reunión de nuevo con don Hugo, Nicolás e Inesita, para que finalmente se entregara la lista de materiales y los bocetos que faltaban.

Afortunadamente, en esas reuniones cada vez podía manejar mejor la situación y salir endeble de las ironías y sarcasmos de don Hugo, porque mi actitud era la misma: ignorar y no dejar que me afecte. ¿Será que algún día don Hugo se digne a dirigirse a mí sin antes denominarme de alguna forma despectiva? Tenía la esperanza de que el ignorar los insultos surtiera efecto algún día. Ponerse a responder sus groserías era como admitirle que me afectaba lo que decía o que le deba importancia. Desde pequeña había tenido una paciencia encomiable que me había hecho soportar con humor tantos años de burla. Sin embargo, antes era diferente, porque yo creía que tenía que resignarme a recibir esas burlas, debido a algo que no podía cambiar en mi apariencia, o mi físico. Luego entendí que todo eso estaba en mi mente grabado por tantos años de escuchar lo mismo: ¡Betty es fea! ¡Betty es fea! y que era mi actitud ante las humillaciones, lo que fortalecía y alentaba a los abusadores.

No necesité de psicólogos, tampoco de charlas motivacionales para salir de ese hueco profundo de la conformidad y baja autoestima. Me conformé con ser la fea del barrio, la fea financista que no puede aspirar a ser ejecutiva porque es fea, la mujer locamente enamorada de su jefe que acepta ser su amante. Hasta aquí llegó la mujer fea que se conformaba con las pequeñas cuotas de "buena suerte" que recibía en la vida.

Tal vez la única cosa que pude haber hecho bien fue haber seguido a mi corazón y haberme enamorado de don Armando, tal vez es cierto ese dicho que dice: no hay mal que por bien no venga, y nunca podría arrepentirme de amar a don Armando. Mi amor por él se fortaleció después de todo.

Al rato Aura María entró a mi oficina para decirme que don Armando llevaba media hora encerrado con su mamá en la oficina.

-Bueno, tendrán mucho de qué hablar- le dije, porque notaba que ella esperaba una respuesta.

-Betty, mija usted desde que se ennovió con don Armando, no vio más a esa gente, ¿verdad? ¿Usted cree que se estén tomando bien la relación?

-No sé, probablemente al inicio no les agradó la idea, pero quizá están en proceso de aceptación. –Me encogí de hombros-

-Es que usted no sabe la historia de cómo a la hermana de don Armando la exiliaron por casarse con un pobre- me dijo.

-Conozco esa historia porque ustedes me la contaron la segunda vez que fui al "corrientazo" a comer ¿no recuerdas, Aura María? Pero la historia de cómo pasaron las cosas no las conocemos, lo que hay son rumores.

-¡Ay, sí! ¡Es cierto, qué cabeza la mía! Bueno, el punto es que yo de usted estaría pendiente. No vaya ser que le estén metiendo cosas en la cabeza a don Armando.

-Durante este poco tiempo he descubierto que realmente me ama, y que está dispuesto a todo por mí. ¿Por qué yo no podría tener paciencia con sus padres y esperar que el tiempo actúe en mi favor?

-No entiendo Betty, ¿qué quiere decir que el tiempo actúe en su favor? –Inquirió Aura María-

-Me refiero a esperar que doña Margarita y don Roberto me conozcan y, tal vez algún día, puedan llegar a quererme- le expliqué.- No sé si querer, pero al menos a aceptarme como la futura esposa de don Armando.

YSBLF_El Noviazgo (Ira Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora