Capítulo 14

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Izawa, Kisugi y Taki acabaron de comer la lasaña que sobró de anoche (que les causó curiosidad que Kisugi no se la haya comido antes). Ahora podían concentrarse en hacer los trabajos.

—Wow, eso estuvo muy bueno— dijo Taki recostado en el respaldo de la silla.

—Qué raro que no te la comiste antes que nosotros, Kisugi— le dijo Izawa, extrañado. Conociéndolo, no se habría sorprendido de que lo haya hecho.

—Es que no sabía que la tenías— se encogió de hombros.

—Pero tú siempre revisas mi refrigerador…

—¿Podemos empezar a trabajar de una vez?— interrumpió Taki.

—Oh, sí, perdón— dijo Izawa.

—¿Qué vamos a hacer primero? ¿Lo de Historia? ¿Lo de Inglés? ¿Lo de Biología?

—Mmmm… Lo de Inglés parece más fácil— dijo Izawa.

—Tienes razón— dijo Taki.

—Pero yo no sé Inglés— intervino Kisugi.

—Pues te enseñamos. Los verbos no son para nada difíciles— dijo Izawa, y puso un libro de Inglés en la mesa.

Kisugi puso una cara de: "¿Qué es esto?"

—¿Qué pasa?

—Esto parece estar en chino.

Taki e Izawa suspiraron.

—Tendremos mucho trabajo por delante.

(…)

Los tíos de Matsuyama eran doctores, y junto con varios compañeros de trabajo, investigaban todos los días el posible origen del Coronavirus para así poder elaborar una vacuna contra esa gripe.

Matsuyama se la pasaba haciendo la tarea que le dejaban los profesores mientras elaboraba varias teorías acerca del origen de la gripe.

Teoría 1:  Fue elaborada por los americanos y la llevaron a China para destruirla económicamente.

Teoría 2:  Nació en Wuhan a causa de que los chinos comen sopa de murciélagos. Los murciélagos comen ratas, las cuales poseen enfermedades.

—Por ahora esas podrían ser las teorías, aunque para hacer esto, tengo que encontrar el origen verdadero de la enfermedad. Pero mientras elaboramos la vacuna, que tomará varios meses, muchas más personas van a morir— pensó y arrugó el ceño. El significado tras esas palabras era obvio: tenía mucho miedo.

(…)

Hanji se encontraba haciendo sopa de pollo para su abuela, quien estaba tejiendo en el sofá.

Le puso los toques finales, y la llevó a la mesa.

—Abuela, ya está lista la sopa.

—Muchas gracias, Hanji— le dio un beso en la frente, y se sentó en la mesa a comer con su nieto.

Después de almorzar, Hanji fue a su habitación a hacer los trabajos que le mandaban por Facebook. Tenía demasiados para ponerse al día. Iba a extrañar mucho no hacer nada en todo el día, pero bueno, necesitaba hacer trabajos para tener buenas notas.

Estaba entre hacer el trabajo de Cívica o el de Física, hasta que su gato entró a su cuarto y le maulló.

Urabe le dedicó una sonrisa y lo upó. Se sentó en la cama y lo puso en su regazo.

—¿Quieres dormir en mi cama?— lo acariciaba.

El gato ronroneaba.

—Yo tengo que trabajar, Nekori. Tú duerme, y agradece no tener que hacer todo esto, jeje— lo dejó en la cama y se sentó en el escritorio a hacer el trabajo.

(…)

Eran las seis de la mañana. Ishizaki golpeó la ventana de Tsubasa, quien estuvo despierto desde las tres de la madrugada esperándolo. Se levantó, se puso el tapabocas y se abrigó en silencio. Ishizaki traía un tapabocas también, por si se contagiaba al salir.

Salieron por la ventana y Tsubasa iba en la espalda de su amigo.

—¿Vas bien? ¿Tienes frío?

—No te preocupes. Estoy bien.

—Está bien. Avísame si te sientes mal.

—No hay problema.

Estuvieron veinte minutos caminando hacia el parque.

—Qué raro, el invierno de este año se hizo más largo— comentó Ishizaki—. Ya florecieron los cerezos y aún hace frío.

—Sí.

—¿Pero sabes qué es lo mejor de todo esto? Que el Coronavirus ataca más en épocas frías, y si entramos en primavera, se va a ir un poco con el aumento de temperatura— sonrió.

—Tienes razón.

—Estás muy callado. ¿Te sientes bien?

—Sí, no te preocupes. Sólo quiero ver los cerezos.

Llegaron al parque, donde se podían ver los cerezos. Los pétalos cayendo al suelo le daba un espectáculo al momento. Los dos caminaban por una alfombra de pétalos mientras veían el amanecer en frente a ellos.

—¡Qué hermoso, Tsubasa!— exclamó el de orbes azules.

—A-así es…

—Valió la pena dormir cinco horas, jeje. Espero que te guste este espectáculo. Lo hice por ti, querido amigo.

—Eres el mejor, Ishizaki…

—Esta sensación de calma hace que se me ponga la piel de gallina, ¿a ti no?

No recibió respuesta alguna.

—¿Me oíste, Tsubasa?

Silencio.

—¿Tsubasa?

El joven no hablaba.

—¡Tsubasa!— lo bajó y lo acostó en el suelo—¡Tsubasa, por favor, despierta! ¡No me hagas esto, por favor!— lo sacudía.

Pero el azabache no emitía sonido alguno.

Ishizaki posó un oído en su corazón.

No latía.

El horror de lo que sucedía provocó que se le helara la sangre y se le instalase un sabor amargo en la boca. Un nudo en el pecho lo estranguló lentamente mientras se tapó la boca y las lágrimas mojaron su cara.

—N-no… ¡Tsubasa, tú no!

Los rayos de sol aparecieron.

—¡TSUBASAAAAAAAAAAAAAAA!

(…)

NOOOOOOOO, TSUBASA NO!!! :((((

El siguiente capítulo será el último, y luego voy a subir un epílogo acompañado de aclaraciones acerca del fic.

𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗩𝗜𝗥𝗨𝗦 ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora