Capítulo 5

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Tsubasa se encontraba leyendo artículos recientes acerca del Coronavirus.

"Se acaban de registrar dos casos más de Coronavirus en Hokkaido, y una muerte más en Sendai…"

—Dios, no dejan de aparecer más casos en nuestro país. Estamos casi igual que Italia— expresó con preocupación.

"Tanto en Italia como en Japón, los hospitales se están quedando sin camillas, tanques de oxígeno y mascarillas para los pacientes con Coronavirus. Si esto continúa así, los hospitales van a quebrar significativamente".

—Esto está empeorando cada vez más. Si mamá lee esto se va a poner más paranoica de lo que ya está.

"La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el Coronavirus como una pandemia".

—Oh, no… Mamá no puede leer esto…

—¡Tsubasa!— golpea la puerta de su habitación.

—¡Voy!— apaga su celular, y le dice que entre.

—Cariño, se han registrado dos casos más en Tokio— dijo con preocupación.

—Lo sé, mamá.

—Cada día se acerca más a Shizuoka.

—La situación se agrava con cada minuto que pasa.

—Hijo, no irás más a la escuela.

—Está bien. Lo entiendo— dijo sin sorprenderse por la decisión de su mamá.

—Ishizaki puede seguir visitándote, ya que él cuenta con un auto, pero tú tienes prohibido salir afuera.

—¡¿QUÉ?! ¡¿Ni siquiera puedo salir abrigado?!

—No. Estamos en una horrible crisis, y no voy a permitir que te expongas de esa manera.

—Está bien, aunque me parece que exageras. ¡Si no hago contacto con gente enferma no me va a suceder nada!

—¡Te dije que no y ya! ¡Quiero que crezcas bien de salud, y si te agarra el Coronavirus te puedes llegar a morir!

—¡Pero mamá…!

—¡Fin de la discusión!— se retiró de su habitación.

Tsubasa largó un quejido de furia, y se tapó con las sábanas.

—Estúpido Coronavirus— siseó.

(…)

Kazuki se encontraba en su camilla mirando por la ventana el paisaje de su ciudad natal. Traía puesto un tapabocas.

—Kazuki…

Eran sus padres, que habían venido a visitarlo como habían prometido. Su madre traía un plato de canelones de verdura, y su padre un manga.

—Hola, mamá, papá— sonrió debajo de la mascarilla.

—Te trajimos los obsequios que dijimos que te traeríamos— dijo su madre, dejándole el plato de canelones en sus piernas. Su padre le muestra su manga favorito y su hijo reacciona con una gran sonrisa, que no se podía ver por el tapabocas.

—¡Gracias, mamá, papá!

—De nada, hijito. Tú te lo mereces por ser el mejor hijo que alguien podría tener— la mujer acarició su frente. Ambos señores traían puesto guantes de látex.

—Los amo— dijo el pequeño.

—Y nosotros a ti, Kazuki. No te preocupes, vas a salir de esto, campeón— dijo su padre.

—Ojalá pudieran ver mi sonrisa— rió.

—No necesitamos verla, porque sabemos que estás feliz— dijo su madre con una sonrisa.

—Así es— dijo el padre.

—Se acabó la hora de visitas— avisó el doctor, parado en la puerta—. Vuelvan mañana en el mismo horario.

—Ya vamos, doctor. Nos vemos mañana, hijo— dijeron ambos, tirándole un beso en el aire.

—Adiós.

Una vez que estaba solo, Kazuki comenzó a leer su manga.

(…)

—Hola, Takeshi— Urabe abrazó a su amigo.

—¡¿QUÉ ESTÁN DICIENDO?!— preguntó su abuela, muy confundida.

—¿Qué quieres hacer hoy, Urabe?

—Pues… de todo— expresó riendo.

—¡¿Por qué están susurrando?!— volvió a gritar la mujer.

—Abuela, olvidaste encender tu aparato de la sordera— le dijo su nieto.

—¡¿QUÉ?!

Hanji se puso detrás de ella y se hizo cargo de la situación.

—Listo.

—Oh, hola, Takeshi.

—Buenas tardes, señora.

—Son las cinco de la tarde, significa que deben merendar. Voy a seguir tejiendo, y ustedes se hacen la merienda— se fue al living.

—Es divertido cuando se olvida de activar su aparato de la sordera— rió Takeshi.

—Sí— rió el oji-verde.

—Bueno, vamos a hacernos la leche— dijo el oji-violeta yendo a la cocina junto con su mejor amigo.

(…)

—Oye, Kisugi, el tema del Coronavirus empeora cada día, ¡ya casi está en Shizuoka!— expresó Izawa con terror.

—Sí, ¿y sabes qué más es terrible? Ya no tienes mini bombones— dijo revolviendo las alacenas.

—Hola— entró Taki.

—Hola, Taki— dijo Izawa. Se dio cuenta que traía una mochila diferente—. ¿Y esa mochila?

—Oh, es por ya sabes quién— miró de reojo a Kisugi.

—La anterior era horrible, admítelo— dijo revolviendo el refrigerador.

Izawa suspiró al ver a su amigo husmeando su refrigerador.

—Para qué molestarme…

(…)

En el hospital de Tokio, eran alrededor de las tres de la mañana.

En la habitación de Kazuki, él intentaba presionar el botón para llamar al doctor, pero no llegaba. Sentía que le faltaba el aire, lo vital para respirar. Pero fue en vano…

El oji-azul yacía en la cama, con el brazo colgando de ella.

(…)

Hay varias escenas que las saco de iCarly XDDD

Pobre Kazuki ಥ_ಥ

𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗩𝗜𝗥𝗨𝗦 ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora