Capítulo 7

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—¡Yoshiko! ¡¿Cómo has estado?!— preguntó un joven de orbes color Jamaica por teléfono.

—No tan bien, Matsuyama. En mi país llegó el Coronavirus— expresó con tristeza.

—Lo sé. Imagino lo desesperadas que deben de estar las personas allá.

—Uffff, ¡no sabes cuántos hospitales se quedaron sin lugar para los enfermos!

—¿Cuántos?

—Al menos diecisiete, ¡enserio!

—¡¿Diecisiete?! Wow, qué caos…

—Estamos casi igual que Italia. Yo ya ni salgo afuera. Mis padres lograron conseguir víveres de emergencia para evitar tener que salir al supermercado. Es un poco aburrido estar en este encierro, pero encontré una forma de entretenerme: mi madre me enseñó a tejer. Vivo haciendo buzos, bufandas y otras cosas.

—Me alegra que al menos tú sí te estás divirtiendo estando en casa. Yo estoy más aburrido que… que no sé…

—¿Cómo está el tema allá en Japón?

—Cada día llegan más y más casos. Hokkaido es una de las regiones más afectadas. Suspendieron los Juegos Olímpicos, eventos deportivos, y hasta prohibieron vuelos de los países infectados a Japón. Es una locura. Cómo quisiera que existiera una vacuna contra el Coronavirus, pero tristemente puede llevar varios meses elaborarla, y en ese entonces todos podríamos estar infectados.

—Posiblemente. Bueno, te dejo. Voy a almorzar. Te hablo mañana.

—Está bien. Nos vemos, Yoshiko— colgó.

Dejó su celular en la mesa de luz, y se recargó contra la pared, para así poder ver la nieve caer por su ventana.

—¿Cuándo cambió todo esto? ¿Cómo yo era totalmente feliz hace dos meses? Aquel tiempo se siente tan lejano a este día— una lágrima resbaló por su mejilla.

(…)

En una escuela de la ciudad de Nankatsu, un joven de cabello rizado se encontraba usando su celular antes de que sonase el timbre de clase.

—Si llegase el Coronavirus a Shizuoka, suspenderán las clases. Me ayudaría a no tener que dar esos dos exámenes de la semana que viene— dijo mientras escribía.

—Hola, Kisugi— dijo su amigo Izawa.

—Hola, Izawa.

—¿Y Taki?

—Yo qué sé, debe estar comiendo zanahorias…

—Te escuché— dijo el oji-azul detrás de él.

—Oh, hola, Taco.

—Primero me dices conejo de Pascua, ¿y ahora Taco?

—Sí. Me gustan los tacos, ¿cuál es el problema?

El timbre de clase suena.

—Hablamos de esto después— dice Izawa—. Vamos.

Taki empezó a caminar, pero Kisugi vio un paquete de papas fritas en su bolsillo, y con lo ágil que es, se lo quitó.

—Tengo un hambre…

(…)

Los señores Sorimachi se encontraban bebiendo vodka y fumando cigarrillos. Era lo único que les permitía controlar su nivel de depresión. La muerte de Kazuki marcó un antes y un después en sus vidas. Extrañan esa tierna voz riendo, gritando y opinando, esa alegría característica de él, sus muestras de afecto.

—Cariño, no puedo soportar más esto.

—Lo sé, querida. Lo único que quiero es morir. Ya no queda motivo para existir luego de…— se largó a llorar, contagiando a su mujer.

—¡Kazukiii!— azotó una botella de vodka contra el piso y se puso a llorar, golpeando la mesa con el puño.

(…)

—Si no vinieras a mi casa, Takeshi, estaría super aburrido— dijo Hanji.

—Yo también lo estaría, Urabe. Si no te tuviera, estaría desesperado buscando una forma de entretenimiento.

—Créeme que prefiero estar contigo que tejer con mi abuela— rió.

—No te ofendas, pero su gato me cae mal.

—¿Por qué?

—¿Recuerdas lo que pasó hace dos días cuando vine? Su gato me dio tremendo arañazo en la pierna.

—Aaah sí— se ríe.

—¡No te rías, Potter!

—Pero es divertido, tiburón— le palmeó la espalda—. Ya sabes que yo te quiero mucho, querido.

—Yo también te quiero. Eres el único amigo que tengo desde que Nakayama y Nishio se fueron a La Polinesia.

—Hablando de eso, ¿qué estarán haciendo?

—Yyyyy supongo que bañarse, tomar sol, tomar helado… Cuando se enteraron del Coronavirus, sus padres se fueron a La Polinesia con ellos, un lugar libre de Coronavirus.

—Quisiera estar con ellos… Debe ser el paraíso ese lugar— dijo mirando el techo.

—¡HANJI, TAKESHI!

—Vamos, Takeshi— ambos salieron de su habitación y fueron al comedor.

(…)

En la casa de Kisugi, él se encontraba tratando de dormir, pero los últimos dos días ha tosido un montón.

¿Será, acaso, que se trate de algo más que una simple tos?

𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗩𝗜𝗥𝗨𝗦 ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora