Capítulo 2: Atentados

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El mundo había cambiado a como alguna vez fue antes, la criminalidad se redujo a un noventa por ciento, gracias al dios Kira que aplicaba justicia divina sobre ellos. Las calles eran más seguras, la gente vivía pacíficamente, sin miedo, a pesar de a ver atravesado días oscuros. Todas las naciones se habían levantado contra Kira, una guerra que duro cuatro años, pero ninguno pudo detener a la persona que buscaban, terminando rindiéndose y cediendo ante el dios del nuevo mundo.

Habían pasado siete años desde la muerte del detective L o más bien el sucesor de este, ya que el original yacía bajo tierra desde hacía mucho más tiempo. Aunque aún permanecían personas que odiaban a Kira, poco a poco todos se amoldaron, al ver como los días brillaban y la criminalidad era cada vez más baja en todo el mundo.

En una mansión de dos pisos, un poco apartada de la ciudad de Kanto, abarcaba extensos terrenos que los envolvían pequeños bosques, la arquitectura era antigua, el color tierra claro le daba un suave ambiente, desde la entraba hasta cada rincón destallaba elegancia. Las ventanas blancas eran del mismo color que la madera de las puertas, el piso brillaba, contaba con más de tres escaleras que guiaban al segundo piso donde había cinco habitaciones y cada una portaba con un baño. En la parte de abajo, un pasillo guiaba a una puerta más grande que las anteriores, revelando en su interior un salón junto a una alfombra roja que guía a un trono. En el cual se sentaba la diosa del nuevo mundo. 

En un pasillo se podían oír estruendos provenir de una de las habitaciones. Con cada ruido, una niña se estremecía, sus ojos temblaban por el miedo. Apretaba sus pequeñas manos en la falda de su vestido agua marina. 

Ryuk, quien estaba a su lado, no entendía porque la mujer estaba tan enfadada. Ella había salido de la mansión por una semana, en la que preocupo al chico que vivía también hay, y cuando volvió al medio día parecía echar humor por las orejas y llamas cubrían sus ojos. Luego se había encerrado en su cuarto y comenzar a romper cosas de hacía unos minutos. Pasos apresurados comenzaron a escucharse, un chico corría a lo lejos, vestía de negro lo que hacía juego con su cabello. Se detuvo agachándose alado de la niña.

-¿Qué paso? –pregunto y la niña iba hablar pero algo de cristal romperse la interrumpió. Dándole la respuesta al pelinegro.

-Esta así desde que llego – le respondió el shinigami.

-Bien – le agradeció al dios y volvió a ver a la pequeña – No te preocupes, Hikari, hablare con tu madre.

Ella asintió más tranquila al tener a su padre cerca.

-Ve a jugar con Ryuk –le guiña el ojo sonriendo para tranquilizarla.  -Si papá.

Antes que el shinigami pudiera escapar, la niña se aferró a la pierna negra del dios de la muerte, tomándolo de sorpresa y casi asustándolo. Arrastras Ryuk se fue con la luz pegada a él.  El pelinegro sonrió al ver como su hija se había encariñado con el dios de la muerte. Pero esta se desvaneció y fijo la mirada en la puerta, tomo el pomo y lo giro, gracias a sus reflejos cerró la puerta y se agacho antes que un florero le pegara en la cabeza. 

Sus ojos buscaron a la persona que casi lo noquea, hay estaba, a pesar que sus ojos estaban rojos y sus hombros subían y bajaban por su agitada respiración, su mirada delataba su instinto asesino, aún seguía siendo la mujer más hermosa para él.

-Akira

Los ojos rojos se calmaron un poco al escuchar la voz del dueño. Desvió su mirada acercándose a la mesa donde tenía todos sus productos de maquillaje y poner sobre esta la caja de musical que le había regalado su hija. Ahora se estaba dando cuenta de lo cerca que estuvo de romper algo tan preciado. 

-Habido un atentado en Nueva York – hablo informándole a su sirviente – El presidente me lo hizo saber el domingo, lograron atrapar a uno, el resto escapo y al parecer es una organización y eso no es todo – soltó un suspiro largo y cansado – Se han producido estos mismos atentados en diferentes ciudades en todos los continentes- voltea a ver a su seguidor – Japón es el siguiente blanco.

-Entiendo – dice empezando a comprender la furia de su princesa y se acerca – Pero sean quien sean, sé que los detendrás, porque no hay nadie que pueda ganarle majestad.

Akira sonrió ante el alago dejando de lado un momento su furia.

-Hikari, ¿está bien? – pregunto al recordar lo preocupada que podía estar su hija.

-Ryuk cuida de ella – con suavizad toma una de las mejillas de su mujer y la caricia.

-Antes no te gustaba dejarla con él – comento divertida empezando a relajarse.

-Ella lo sabe manejar – se encoje de hombro eh iba apartar su mano pero ella lo retiene – Como su madre – dijo con cariño.

Permanecieron en silencio, el acariciaba el rostro de la mujer, mientras ella se deja acariciar. Akira guiándose por la sensación cálida en su corazón se acercó al rostro de su esposo, atrapando sus labios en un beso tierno, el respondió gustoso. Las caricias siguieron y los besos aumentaron cargados de deseo. La luna y las estrellas en el cielo nocturno fueron testigos de la unión de dos amantes.

En otra habitación, un shinigami apretaba con desesperación los botones del control, tratando de que el carro azul superara al rojo que permanecía a la delantera. Mientras que la niña a su lado movía sus dedos ágilmente mirando la pantalla tranquila.

-¡Gane! – grito victoriosa saltando del suelo y levantar el control en su mano como trofeo.

Ryuk miraba con derrota el videojuego, en la pantalla un cartel que decía fin del juego marcaba la repetición, de cómo su coche se había estrellado en la pared cuando no pudo doblar una curva difícil. 

-Soy la mejor, soy mejor, le gane a un dios – se carcajeaba Hikari mientras se burlaba del pobre shinigami.

-Tú eres peor que tu madre – dijo con una sonrisa.

Los ojos de la niña cambiaron a unos de color rojo y sus labios se deslizaron hacia un lado formando una sonrisa engreída y triunfante.

-¿Quieres la revancha?

Después de veinte minutos, las luces de la mansión se apagaron, todos descansaban en sus camas a excepción del shinigami de la residencia que se dedicaba a disfrutar de su ración de manzanas. 

En otro lugar, en una habitación de una casa, una persona veía por la ventana en la penumbra del cuarto, el cual tenía las paredes desgastadas, con una mesa y dos sillas, y una cama con una almohada y una frazada para cubrirse. En un rincón, había un muro, pegados se encontraban recortes de periódicos y papeles con anotaciones resaltadas y todas unidas a una fotografía en el medio. 

Continuará.....





¿Se sorprendieron?
Por fa díganme (^^)
Bien tranqui el capítulo
Pero como dice el dicho
“La calma viene antes de la tormenta”
¿Qué les pareció hasta ahora?

Recuerden protegerse ya que estamos atravesando por un momento difícil
Pero mantengan la calma
Porque todo problema tiene solución

Espero les haya gustado este capítulo y se hayan divertido un poquito con el

Quería pedirles algo antes de irme
Soy fan del Anime Akagami no shirayuki-hime y si alguno conoce o es fan también
Me recomendara algún fanfic del shipp obiyuki
Mil gracias el que me quiera recomendarme alguno

Ahora si

Nos vemos la próxima
mis loquitos <3

La Flor de la Maldad© [Kira 2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora