Capítulo 32: Los Muertos Reviben

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Kanto, 8: 00 am

El silencio en la mansión era escalofriante para el niño que se mantenía alerta a que la puerta se abriera, le había tardado escapar de su casa para poder llegar e informar la situación pero era tarde, con suerte el padre de su amiga le había abierto aunque ya hubiera puerta en la entrada y solo un gran agujero.

Sacudió su pantalón en un intento de estar presentable, le dolían las rodillas, había tropezado varias veces en el camino. Estaba tan concentrado en la niña de cabello azabache que había olvidado las heridas que tenía.

El pequeño sonido del pomo girar le aviso y sus ojos se encontraron con la mujer a la cual admiraba.

-Ichiro me explico - dijo con seriedad y el niño sentía que aquellos ojos le clavaba dabas -¿Tu madre es Ritsuko Aisawa?

-Sí.

-Entonces no tienes derecho a estar aquí.

Paso por su lado seguida por su sirviente, el niño permaneció e shock por breves segundos hasta caer, giro rápidamente y grito.

-¡Yo no soy como ella! - Akira lo enfrento - ¡No quería que esto pasara! - lagrimas amenazaban por salir, el dolor y la culpa lo estaban comiendo - Por favor, hare todo lo que diga, pero solo quiero salvar a Hikari.

Ichiro miro al pobre niño que sufría, si había cometido un error, uno que realmente dudaba que su princesa perdonara. Una cosa era traicionar a Kira pero eso era solo la mitad de lo que era la mujer a su lado.

Los tacones de las botas negras detuvieron su tintinear hasta quedar a dos pasos de Shiro.

-Si haces esto no hay vuelta atrás.

Sin titubear, el niño se arrodillo frente a la princesa del nuevo mundo, dispuesto. Lo hacía por más preciado que tenía.

-Juro serle leal a Kira y a su hija por el resto de mi vida.

Los segundos del reloj se hacían eternos y una mano se extendió, tomando por sorpresa al castaño, y con cuidado de que no fuera una ilusión tomo la mano de Kira y no supo explicar la adrenalina que lo recorrió al hacerlo.

-Te tengo una misión y solo tú puedes hacerlo.

Shiro asintió y escucho cada palabra, le entrego dos fotografías, según decía tenía la misión de encontrarlos. También le indico la dirección y a la vez un pendrai con instrucciones.

Akira miro a su esposo.

-Salva a nuestra hija - hablo con suma seriedad - no importa el costo.

La falda negra bailo con las finas piernas mientras se alejaba de sus aliados para cumplir su propia misión. Ichiro se apartó y Shiro lo siguió curioso, apretando un retrato de flores la pared de abrió rebelando armas, cuchillos y dagas filosas.

-¿Es necesario todo eso?

-No poseo el mismo poder que Kira - dijo el pelinegro guardando un hoja filosa en su bota - Ten - le extiende una daga - la vas a necesitar.

Las pequeñas manos del niño sostuvieron la herramienta y vio su reflejo en la hoja plateada, ¿en esto se había convertido?, rápidamente bloqueo todo pensamiento que aquella mujer que decía ser su madre le había incrustado.

-Vas a necesitar ropa nueva.

Los pasillos desolados no mostraban a una madre herida si no a una mujer sedienta de la sangre del monstro que se había atrevido a desafiarla. Entro a su oficina y saco del doble fondo el cuaderno de muerte y de un escondite aparte saco un borrador.

Hera hora de revivir a los muertos.

Ryuk no decía nada, solo observaba, el mismo había visto como se llevaban a la niña. No podía hacer nada, era un shinigami, pero no evitaba que también le molestara. Habían capturado a lo más preciado de su humana y esto se volvería la diversión más grande que hubiera visto.

-Dáselo - le entrega el cuaderno - mientras lo tenga yo seguiré siendo su propietaria.

Kanto, 10: 00 pm

Los rayos del sol de la mañana iluminaban la ciudad de Kanto, la gente empezaba a despertarse y continuar con sus rutinas cotidianas, entre las sombras un chico se levantaba del suelo. Confundido se frotaba la cabeza, era como si hubiera salido a festejar y de tanto beber no recordara como había llegado a ese lugar.

Una imagen regreso a su mente, haciendo que se pusiera de pie de inmediato, levantando la mirada pudo reconocer donde estaba.

-Nos necesita.

Reconoció aquella voz, seguía como lo recordaba, sus ojos negros lo miraban con la misma seriedad que siempre mostraba.

-¿Nathen y Gael?

Ambos adolecentes voltearon a ver el dueño de esa voz. Frente suyo estaba un niño de cabello castaño oscuro, vestía una camiseta negra y pantalones iguales, pero lo que más llamo su atención fueron la seriedad en los orbes celestes.

-Kira los necesita.

-¿Quién eres niño? -lo reto con la mirada el rubio.

-El caballero de la hija de Kira - hablo una nueva voz saliendo de su escondite y posesionarse alado del niño - Nuestra ama nos necesita.

-Van a necesitar esto- se unió una chica de cabellos rubios junto a una pelinegro.

Una bolsa enroscada cayo en los brazos de Nathen y Gael desenvolvió el paquete para revelar dos uniformes juntos a armas y cuchillos.

-¿Para qué es esto? -pregunto Gael.

-Para la guerra - hablo la pelinegra.

Hotel, 13:15 pm

Ryuk miraba entretenido como su ama lo tenía todo tan bien planeado. Aunque a veces nunca salían como ella querían y eso le divertia mas. Cuando vio que el pelinegro se iba corriendo tomo la oportunidad y entro a la habitación del hotel.

-Ryuk - dijo con una sonrisa la niña - ¿Qué pasa?

Ya no vestía un camisón sino un vestido simple de color rojo sangre que hacia resaltar su cabello y color de ojos.

Ella ladeo la cabeza confundida y el shinigami saco de sus plumas algo y se lo entrego.

-Tu madre te dio esta misión.

Hikari tomo el cuaderno de muerte que venía con dos bolígrafos lo que llamo la atención a la pequeña. Apretó su agarre mirando con seguridad la libreta en sus manos.

-Prepárate Ryuk - lo mira divertida - La diversión apenas va a comenzar.

Continuará....








¡Ay qué emoción!
Ya está cerca el final
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La Flor de la Maldad© [Kira 2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora