Capítulo 12: La Maldición

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Tres días habían pasado desde la destrucción de la guarida del enemigo, en las noticias decían que unos pandilleros traficaban sustancias ilegales y algo produjo la explosión, por suerte el bosque no recibió más daño.

Pero una castaña no se sentía cómoda, aun con esa sensación, siguió con su rutina. Hoy era un día importante, todo el mundo homenajeaba al dios Kira, lanzando linternas al cielo donde guardaban sus deseos y agradecimiento. Kira se había vuelto en más que un justiciero, la gente creía en él, añorando su protección. Después y durante el periodo de la guerra que hubo entre las naciones y Kira, misteriosamente todas aquellas personas que sufrían recibieron un generoso préstamo del dios al que respetaban. 

Hasta que un día, todas las naciones del mundo se reunieron pero no para planear derrotar a una persona que era incansable, sino para aceptar que la mejor forma de parar las muertes y progresar era no seguir con perseguirle. El nombre de Kira se escuchaba en cara rincón del mundo, con admiración, respeto y miedo por aquellos que solo esperaban que el peso de la justicia cayera sobre ellos. Todo estaba saliendo como Akira planeo. 
La creación de un nuevo mundo.

-¿Mamá?

La suave y un poco tímida de Hikari saco de sus pensamientos a la castaña, esta le hizo una seña y la niña se acercó al balcón, juntas observan la ciudad que permanecía a oscuras. Una luz poco a poco empezó a levantarse, seguida por más, todas se elevaban por el aire hasta el cielo. Del bosque emergían nuevas luces que parecían ser luciérnagas bailar en la noche.

-Sus majestades.

Tanto madre como hija voltearon a ver al dueño de esa voz, el traía en sus manos una linterna, se acerca a las dos y Hikari ata el pequeño papel que tenía al listón que sobresalía. Los tres agarraron a la lámpara y suavemente la impulsaron, liberándola en el aire, la vieron viajar hasta unirse con todas. 

Hera una hermosa vista, las luces iluminaban el cielo estrellado mientras bailaban entre ellas y se alejaban.

-¿Creen que verá mi mensaje?

Los ojos caramelo de Hikari brillaban con esperanza en ellos mientras veía todos aquellos deseos flotar. Unas manos se posicionaron sobre sus delgados hombros. Ella miro a las dos personas que siempre estaban a su lado.

-Seguro que si – respondió Ichiro con una sonrisa mientras acariciaba el oscuro cabello de su niña.

-Lo volveremos a ver – animo a su hija depositándole un corto beso en la pequeña cabeza de ella.

-Si – cerro los ojos mientras sonría y al abrirlos aquel brillo que adopto aumento – ¡Feliz día abuelito!

Ryuk contemplaba el cielo sin entender mucho pero recordó que cierta rubia chillona hacia algo parecido. Mirando las estrellas se recostó en el techo para disgustar de la canasta de frutos robos que tenía. Lo mejor de los días en los que Akira estaba de buen humor era que siempre le dejaba una buena ración de manzanas como regalo.

-No has cambiado Ryuk –dijo una voz,

Una risa quisquillosa broto de los alargados labios del shinigami.

En la mansión, la familia Yagami dormía pacíficamente con Hikari en el medio de ambos adultos. Pero la princesa del nuevo mundo no podía dormir, sus ojos admiraban a las dos personas que descansaban, era gracioso para la castaña ver como dormían. Ichiro tenía una pierna salida y los brazos estirados hacia atrás mientras que la pequeña se había movido terminando con la cabeza para los pies y sus piernas encima del pecho de su padre y los brazos igual de estirados a cada lado.

Consciente de que no podría pegar un ojo, salió de la cama y cerró la puerta lo más silenciosamente que puso, para comenzar a dar un paseo por los múltiples pasillos.

A pesar de que la casa tenía calefacción, el frío que sentía hacia que la piel se le erizase y el fino camisón negro que llegaba hasta sus rodillas no ayudaba, frotando sus brazos logro obtener un calor confortante. Detuvo su caminata al sentir pisadas en el techo, hizo una nota mental de si el shinigami hacia un hueco en el tejado, él lo repararía. 

Sus pies la llevaron a su oficina, se sentó en la silla y abrió el cajón donde escondía el cuaderno de muerte, sacando el doble fondo y con precaución saco el cuaderno negro y dejarlo en el escritorio. Podía sentir la energía demoniaca que la atraía a escribir en sus hojas. Sabia de la maldición, del trato que había entre el shinigami y el humano que utilizaba la libreta, recordaba claramente las palabras del dios de la muerte.

“El shinigami debe matar al humano que haya utilizado el cuaderno”

El shinigami la mataría, así como lo había hecho con su padre, un día, dejaría el mundo mortal para que su alma bagara por otro mundo donde no volvería a recordar quien fue.

“No” pensó con decisión “No dejare a nadie interferir en mi vida” 

Ryuk había sido el shinigami de sus padres y ahora era el de ella, habían pasado por muchos momentos juntos, convivido y hasta podría llegar a decir que lo consideraba un amigo. 

-Ryuk – lo llamo y este de inmediato apareció al atravesar la pared.

-¿Me llamaste?

-Si – por más que tenía curiosidad no podía decirle a su aliado lo que pensaba - ¿Me matarias?

-¿¡Eh!?

-¿Serias capaz de matarme?

Ryuk permaneció en silencio, no se esperaba esa pregunta, ¿acaso ella quería que la matara?. El shinigami la conocía perfectamente, más que lo que conoció a sus padres, la vio crecer, vio sus primeros pasos, cambio sus pañales y hasta estuvo presente cuando dijo sus primera palabras. En el oscuro corazón del dios de la muerte había una pequeña luz, por más mínima que fuera, él sabía que aquella chica se había ganado su atención y su retorcido cariño.

-El día que mueras lo sabrás.

Continuará....










Se que se preguntarás
¿¡morir Akira!?
Nooo
Por favor es la hija de Kira
Pero nunca se sabe
A todos nos llega

¿Ryuk la matara?
¿Quien es el personaje desconocido?

Ojalá les haya gustado
Cuídense mucho
❤️❤️❤️❤️

La Flor de la Maldad© [Kira 2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora