La Flor de la Maldad© [Kira 2]✔️

Capítulo 29: Culpa

Akira miraba con curiosidad el sobre que tenía en sus manos, la carta estaba dirigida a ella, pero lo más curioso era como había llegado hasta su escritorio. Restándole importancia, abrió con cuidado el sello y saco la hoja que se guardaba dentro, un suave aroma a narcisos se revelo en sus fosas nasales. Seguro quien habría escrito quiso darle su toque.

Estimada señorita Shirawa.

Primero lamento mucho lo sucedido con su hogar, espero que el culpable sea castigado por Kira, cuando la mansión este reconstruida le enviare un regalo para decorarla.

Por otro lado el motivo de mi carta; hacia mucho que no hablamos después de la desafortunada muerte de sus padres. Quería invitarla a asistir a mi fiesta, como ya sabrá, es una tradición hacer este tipo de eventos en el que honramos a los nuevos empresarios y esta vez le aremos un regalo a nuestro dios de la justicia. 

La invitación se encuentra en el sobre junto a la dirección del salón. Espero acepte mi invitación y la espero. Mis más saludos cordiales. 

Doblando el trozo de papel lo volvió a guardar y saco la invitación dorada del sobre. Claramente mostrando la dirección y el nombre. 

-¿Vamos a una gala? –pregunto Ryuk asomándose a echarle un vistazo a la carta pero Akira guarda todo en el sobre.

-Yo sí, tú te quedaras con Hikari, y se puede saber – mira al shinigami- ¿dónde has estado?

-Por ahí – contesto sin mirar a su humana - ¿El niño ese esta? 

-¿Lo quieres matar del susto otra vez? – lo fulminó con la mirada – Que casi te descubre ayer.

-¿Y porque no le dijiste?

La castaña evadió la pregunta levantándose para ir a su habitación. Necesitaba un relajante baño y así al menos conseguir una noche sin estrés, aún no había vido señales del enemigo. Lo que la estresaba más. 

Pero a pesar de todo el otro día había disfruta de una linda tarde con su hija y su amigo, al principio tenía sus dudas en el chico pero al ver su adoración hacia la pequeña, sus dudas desaparecieron. Además de que Hikari parecía manejarlo bien. Esos dos le recordaban cuando ella conoció a Ichiro.

Siempre se había lamentado no haber podido disfrutado su niñez como cualquier niña de esa edad, a pesar de que sus padres adoptivos le daban todo y le mostraban su cariño, para ella no era real. No tenía una familia de verdad, su única compañía cercana a sus padres era el mismo shinigami que le seguía a todos lados, y hasta el día de la fecha Ryuk sería el canal que la unía a ellos.

El agua caliente se resbalaba por su cuerpo, des estresándose, dejo reposar la tranquilidad de un buen baño. Se permitió el lujo de permanecer bajo el agua hasta que sus dedos se arrugaros y le avisaron que era hora de salir. Envolvió una toalla en su cabeza y se puso la bata blanca para ocultar su desnudez.  

Al abrir la puerta del baño continuo se acercó al espejo y empezó a desenredar su cabellera castaña. Escuchaba como su hija y el adicto a las manzanas de su shinigami emprendía una pelea, seguro jugaban los múltiples videojuegos de la niña, y lo más seguro era que el dios hubiera perdido. Dejando de lado el ruido se concentró en alistarse, la invitación decía que la fiesta empezaba a las diez, había tiempo de sobra.