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Tanjiro, Nezuko, Zenitsu, Inosuke, Genya, Muichiro y Yuuichiro, Kanao y Giyuu serían aquellos que saldrían del orfanato. Eso decía que iban a volver con posibles lagunas; recordando haber ido aunque sea a un restaurante a comer y haber salido de él. Bueno, eso era algo que Obanai no comprendía cómo funcionaba, pero se las arreglaban para engañarte de forma que no te dieras cuenta, incluyendo recuerdos falsos de lugares a los que realmente no has ido y con cosas que no has visto. Sin embargo, los recuerdos que hay son de lugares cerrados, en los que no puedes ver el cielo ni nada.

Hacía muchísimo que Iguro no era sacado del orfanato, por lo que no podía explicarlo bien. Solo recordaba de una vez, en la que sus compañeros le preguntaron qué había sucedido el día anterior y él dijo lo que había pasado el día antes del cierre de puertas. Desde aquello, no había vuelto a salir.

Probablemente había dos o tres formas de manipular. Con recuerdos falsos, borrando completamente la memoria o simplemente durmiéndolos a todos durante esos momentos que estaban en el exterior. Así no se darían cuenta de nada.

Esas eran las conclusiones a las que Obanai había llegado. Eso quería decir que los que dirigían el orfanato no planeaban algo bueno; el forzar a los niños a no querer irse y mantenerlos ahí, sanos y llenos de vida, era extraño. Y el hecho de que no permitieran a mayores de dieciocho, también lo era.

También... El que nadie fuera a visitar el lugar para ver a los niños era muy extraño. ¿Cómo iban a adoptar sin conocerlos? Era obvio que algo no estaba bien ahí.

— ¡Iguro-san!— Tanjiro se acercó corriendo a su mayor y le dedicó una sonrisa.— Tengo que pedirte un favor.— Dijo mientras metía una mano en su cinturón. De ahí sacó un pequeño papel y se lo extendió a Obanai.— Necesito que busques esto.— El de cabello negro aceptó el papel y se quedó observando en silencio a Kamado. Este le sonrió inocentemente antes de darse la vuelta y marcharse.

Iguro abrió la nota.

Ve a la biblioteca y busca un círculo dibujado en el suelo. Hace unas semanas Inosuke y yo estuvimos jugando a Kagome Kagome con los chicos. Bórralo, por favor.”

Iguro sonrió. No era tonto, comprendía el mensaje de Tanjiro.

Era una causalidad que Kagome fuera justo el nombre que ella había decidido, y que ese juego fuera justo el que jugaron los chicos. También, podrían haber borrado el círculo sin problemas.

Era un punto de encuentro. Eso quería decir que Kagome iba a ir allí.

Por suerte, en el edificio no había ni cámaras ni micrófonos. Era suficiente con los criadores. El problema era...

Douma y Shinobu no se quedaban. Pero sí el superior número uno, Kokushibō. Iba a ser un problema muy gordo, ya que supuestamente, era el más capacitado de todo el grupo, después del jefe.

— ¿Lo buscarás?— Preguntó Tanjiro desde la entrada. Iguro soltó una carcajada.

— ¡Claro que sí!— Entonces, se dio la vuelta y se marchó.

Entonces, las puertas se cerraron.

Obanai se dirigió a la biblioteca y buscó con su mirada el círculo que Tanjiro había dicho. Caminó entre los extensos estantes repletos de libros que se alzaba hasta casi chocar con el techo.

La biblioteca solía estar vacía, ya que como está en un mismo edificio, todos van cogiendo los libros que quieren y se los llevan a sus habitaciones. Antes, Shinobu se pasaba ahí gran parte de los días estudiando, pero ahora era extraño ver a alguien.

Cuando por fin encontró el círculo, se puso encima de él y se quedó quieto, en silencio, a la espera de Kagome. Pocos segundos después, sintió algo enroscarse en su cuello.

Niwa ➳ ObaMitsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora