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— ¿Dónde está Akaza?— Preguntó preocupado Obanai al ver que su cuidador no había aparecido en toda la mañana. Douma, que pasaba por allí, se detuvo en seco y sonrió.

— ¡Él fue ascendido! Ha sido enviado a servir al jefe~— Dijo alegremente.— A partir de hoy habrá otra cuidadora. Es muy amable y dulce~ Llegará esta noche para cenar con ustedes.— Informó.

Iguro sintió su mundo derrumbarse. Akaza había estado junto a él desde que tenía memoria y tenía una relación especial con él; ahora no tenía ningún adulto en el que confiar. A no ser que esa chica que llegara fuera buena, no tenía salvación.

— ¿Y cómo es esa chica?— Preguntó curioso Zenitsu.

— Hmm... ¡Eso es una sorpresa!— Respondió mientras una gran sonrisa adornaba su rostro. Iguro lo observó con asco antes de girarse y comenzar a caminar hasta la cocina.

Nezuko se giró a verlo por un instante, y, sin pensarlo dos veces, comenzó a caminar tras él. Tanjiro se dio cuenta de esto, pero no detuvo a su hermana.

— ¡Qué bien! Al fin una chica vendrá a trabajar aquí... Antes estábamos rodeados de puros hombres. ¡Imagínate que es una chica linda! ¡Estoy deseando verla!— Fantaseaba alegremente Zenitsu, mientras Inosuke lo observaba con un ápice de molestia.

— Deja de dar voces... Es irritante.— Dijo el de rasgos femeninos, alejándose del rubio y al mismo tiempo, acercándose a Kamado.— Oye, Tontaro, ¿dónde está tu hermana?

El de pendientes hanafuda sonrió sin separar sus labios.— Ha ido a beber agua. Ahora volverá.— Mintió, sin embargo, ninguno de sus amigos fue consciente de ello ya que Tanjiro siempre había sido muy bueno mintiendo.

— Iguro-san.— Lo llamó una voz femenina. Obanai, que estaba apoyado en la encimera mientras observaba sus pies, alzó la mirada, encontrándose con Nezuko.

— ¿Sucede algo, Kamado?— Preguntó. La chica hizo una mueca.

— Dime Nezuko.

— Kamado.— La joven arrugó la nariz, haciendo reír a Obanai.— Olvida eso. ¿A qué viniste?

— Ah... Cierto. Tengo algo para ti.— Susurró y se acercó todo lo que pudo al contrario. Sacó una carta de debajo de la manga de su traje oculto por el haori y se la entregó.— Léela sin que nadie te vea. Una vez que lo hagas, quémala.— Pidió. Tras eso, se separó de él y se estiró.— ¡Vaya que eres pesado! ¡Ve de una vez a ordenar tu habitación!— Clamó, fingiendo molestia. Tras eso, comenzó a caminar fuera del lugar. Antes de salir, lo observó por encima de su hombro y le dedicó una gran sonrisa, mostrando sus dientes y cerrando sus ojos.

Iguro quiso sonreírle de vuelta, pero era consciente de que ella no podría verlo, así que simplemente dirigió su mirada a la carta que acababa de recibir y la observó en silencio. Segundos después, la guardó en su manga, justo donde había visto que Nezuko la sacaba. Ocultó el pequeño bulto que se notaba con la manga de su haori y se separó de la encimera.

— Ah, Iguro, que bien que estás aquí. ¿Puedes ayudarme a ir preparando la mesa?— Pidió Yuuichiro, hermano gemelo de Muichiro.— Muichiro, que es quien siempre me ayuda, está enfermo y tuvo que quedarse en su habitación. Y Genya, que es el otro, está cuidando de él.— Informó mientras se acercaba a uno de los cajones de la cocina y comenzaba a sacar cubiertos.— Lamento pedírtelo a ti. Se lo diría a Tanjiro, pero parece ocupado con algo. No me gustaría molestarlo.

— No te preocupes, te ayudaré.— Dijo el de cabello negro.

— Muchas gracias.

Ambos se encargaron juntos de preparar todo para el desayuno, para el cual, supuestamente, se reunirían todos los niños del orfanato.

Niwa ➳ ObaMitsu (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora