En un principio el miedo consumió por completo a Kanroji, pero luego esta fue consciente de lo que acababa de suceder. Soltó un suspiro y se acercó a Iguro para cargarlo y llevarlo al lugar al que se dirigían; por suerte contaba con una fuerza anormal en una joven como ella debido a los experimentos que había sufrido cuando era una niña, así que no tenía problemas por su peso. (El cual era bastante bajo, para su sorpresa).
Una vez allí, lo dejó recostado con delicadeza sobre la hierba y tras eso se tumbó a su lado, poniendo ambas manos sobre su propio torso. Durante varios minutos, observó en silencio el oscuro cielo, decorado por nubes deshilachadas de un color blanco tirando para gris. Quería que Obanai despertara ya que sentía curiosidad por saber qué le había sucedido –aunque ya se hacía una idea y tenía miedo–.
Media hora. Media hora que se le hizo eterna, y el joven por fin abrió sus ojos.— ¿Qué ha pasado?— Preguntó, apoyando sus manos en la hierba para reincorporarse. La chica de cabello bicolor se sentó a su lado y lo observó en silencio.
— Te desmayaste de repente.— Informó ella, acomodándose con cuidado para que no se viera bajo su falda. Él simplemente giró en cabeza en silencio para observar hacia otro lugar.— ¿Iguro-san...?— Preguntó ella preocupada.— ¿Sucede algo...?
— He... Visto un recuerdo.— Ella tragó en seco.— Y en él estabas tú.
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— Tus manos son lindas.— Dijo de la nada la joven de cabello castaño, haciendo sonrojar al menor.
— ¿A-A qué viene eso ahora?— Preguntó, aún avergonzado por el comentario que la contraria había hecho. Esta rio suavemente y llevó una mano tras ella.
— Era para que no escucharas a esta pequeñaja.— Comentó, volviendo a llevar su mano al frente. Iguro observó la serpiente que era sujetada por las pequeñas manos de su amiga.— Sé que te gustan. La encontré en el jardín y se encariñó conmigo. Ha sido mía durante un tiempo, pero pensé en dártela, y...— Desvió la mirada algo avergonzada.— Aquí me ves.
El chico rio con sorna y le dedicó una mirada cargada de cariño, para luego tomar a la serpiente, haciendo que sus manos rozaran un poco.
— Deberías tener cuidado.— Le dijo. Con su mirada, pidió permiso para quitarle la serpiente, así que ella simplemente apartó sus manos.— Quién sabe si podría dañarte.
— Y, ¿qué hay de ti?— Preguntó la chica, preocupada ante la poca preocupación que tenía por sí mismo Iguro.
— No te preocupes, sé qué debo hacer. Es... Algo que alguien me enseñó.— Aclaró. Entonces, sin darse cuenta, comenzó a preguntarse a sí mismo: ¿Quién había sido?
Sacudió su cabeza, tratando de centrarse en la serpiente, que comenzó a sentirse intranquila al estar junto a otra persona que no fuera la chica portadora de aquellos profundos e hipnotizantes orbes verdes. Entonces, esta misma vio las intenciones del animal en atacar a su amigo, pero, antes de poder decir algo, él ya la había dejado inmóvil.
La castaña simplemente se quedó observando en silencio, sin saber qué hacía Obanai. Poco después, este mismo dejó a la serpiente descansando a un lado.
— Está durmiendo.— Aclaró, para que ella no pensara que la había matado.— Por cierto, ahora que me doy cuenta...— El chiquillo alzó la mirada. Sus orbes bicolores se posaron en los ojos ajenos, para luego pasar a su cabello, junto a su pequeña mano, que tomó un mechón suavemente.— ¿Qué le pasa a tu cabello?— Preguntó con curiosidad. Ella hizo una mueca, confusa, entonces él le mostró el propio mechón que había tomado entre sus dedos.
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Niwa ➳ ObaMitsu (Cancelada)
FanfictionLa guerra había terminado cuando el último pétalo había caído. Cuando la última rosa había sido pisoteada y maltratada, el caos se detuvo. Miles de personas habían muerto. Cientos de niños habían perdido el rumbo y habían desaparecido. El fin del ca...