Viejo comienzo. Nuevo proceso (Jack Frost Y Tu)

Capítulo 40: ¿Confías en mi?

El sol ya hacia despidiéndose por entre las colinas llenas de nieve del horizonte, y no muy lejos de este, mi reino rodeado de copos de nieve danzantes se regocijaban de que por fin su princesa perdida regresará. Toothiana me había acompañado a mirar el atardecer en el balcón de mi castillo, de pie, con la felicidad en silencio.

—Por fin, valió la pena luchar.—Sentenció. Asentí con la cabeza, sin quitar los ojos de el último rayo de sol.

Unos aplausos solitarios debajo del balcón me obligaron a mirar, con la barbilla en alto, pues una princesa no tiene que dejar la etiqueta. Jack Black aplaudía con una sonrisa burlona y pronto sentí el aura de su corazón roto y dañado, en forma de una triste canción con instrumentos rotos.

—¡Larga vida a la maldita reina!—Recalco con la misma burla que tenia su sonrisa. Mis manos formaron un puño, que pronto se lleno de escarcha en mis dedos.

—¡¡Su majestad!!—Grito Tooth, haciéndome desviar mi vista hacia ella. Sus plumas ahora opacas caían en puños hacia el suelo. Mi ira cayó.

Justo cuando iba a dar un paso hacia ella para ayudarla se escuchó el retumbo de unos tambores y los gritos de guerreros. Pues en el horizonte ya se veían los indicios de unos invasores marchando hacia el castillo, destruyendo cada cosa que les obstruyera en el camino.

—¡Rescaten a la Reina Anya Téa Heira, rápido!—Se escucho de fondo a Bunnymund en el salón cercano al balcón.

—¡Tenemos guerra en las colinas de nieve!—Retumbo la voz de Norte llegando al balcón. Yo seguía mirando temerosa como rápidamente los enemigos consumían cada parte de mi reino.

—¡Su majestad!—Se escuchó un fuerte y desgarrante lamento de una mujer por debajo del balcón, sin la etiqueta voltee, la mujer de arena negra y ojos amarillos llevaba a una niña de arena en brazos.—¡Sálvenos!

—¡Mi reina!—La voz seca de un hombre de arena a su lado suplicó.

—¡Nos están matando!—Grito otra mujer.

Mientras que en el fondo, se empezó a escuchar los llantos, suplicas y armas que atravesaban cuerpos. El cielo se oscureció de nubes negras con truenos y ráfagas fuertes de aire. Los ahora varios súbditos de arena negra escalaron las paredes el castillo como reptiles sedientos de hambre. Repitiendo una y otra ves sus lastimas y suplicas hacia mi.

—¡No lo hagas, Sandman!—Grito Conejo atrás de mi, casi audible entre el sonido de la tormenta y los lamentos ajenos. El hombrecillo voló hacia las nubes del horizonte y se perdió entre las tinieblas.

—Tenemos que encontrar una manera de detener esto.—La voz de Frost, hablo al lado donde había estado Tooth.

—Yo iré.—Declare segura. Jack me tomo por los hombros y me miró suplicante.

—No te puedo perder, no de nuevo.—Me acaricio una mejilla con la llema de sus dedos.—Yo te protegeré, soy tu guardián.

—¡__________!—Un grito agudo de Allie me sobresalto, mire hacia abajo del balcón, el tacto de Frost desapareció.

—¡Allie, cuidado!—Jadeo la voz de Nadine, cerca de la de Allie.

Busque desesperadamente a las dos, sus cabelleras rubias se denotaban con facilidad, llevaban su varita de cristal lanzando Igezas a los súbditos de arena negra que las rodeaban. Mis padres también estaban, amarrados de manos y pies además de amordazados, ellas dos los estaban defendiendo.
Eran muchos súbditos de arena, ella apenas eran dos, tenia que ayudarlas, si no todos iban a... Una lágrima resbaló de mi, apunte mi mano hacia las criaturas pero antes de lanzar mis poderes, otra mano agarro la mía por la muñeca, interrumpiendo.