Capítulo 2: A la luz de la luna

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El olor de la Lasagna de mamá pronto se esparció por toda la casa, incluyendo mi cuarto.

Esa noche mi mamá nos había comprado unos vestidos formales para usar esa noche puesto que no éramos muy de recibir visitas "formales" por ende no teníamos los atuendos apropiados.

Los vestidos eran de franela suave, idénticos: Manga larga, falda dos dedos arriba de la rodilla, sin tul que lo hiciera esponjoso. El mío era color azul rey y el de Allie era tinto, mi mamá había dicho que el rojo combinaría mejor con Allie por su cabello rubio que había heredado de ella y ojos verdes que heredaba de mi papá.

Mi housky dio varios ladridos avisando que los invitados ya habian venido, después se escuchó el timbre.

—¡Ya bajen, niñas!—Grito mi mamá desde abajo. Cepille por ultima ves mi cabello suelto y agarre el otro arete de diamante para ponérmelo.

—Apúrate tortuga, no quiero bajar sola.—Interrumpió Allie, quien estaba apoyada en el marco de la puerta, 10 años y ya tenia un aire de madurez en su forma de mandar.

—Cállate, cabello de paja.—Dije con media sonrisa, mientras me ponía el segundo arete.

Cuando entramos al comedor vimos a los 4 Overland sentados en la mesa redonda, mi mamá sugirió en sentarme a lado de Jack y a mi hermana enfrente de mi para que se sentará a lado de Sophie. Ahora que lo notaba los dos hermanos estaban separados, pero por lo menos se tenían defrente. La mesa estaba perfectamente ordenada y  la comida ya estaba sobre la mesa.

—¡Bien a comer se ha dicho!—Mencionó mi papá con una sonrisa, casi con brillo en sus ojos verdes. Todos se sirvieron un poco de comida en su platos y nuestros padres empezaron a platicar.

La cena formal era igual que todas, aburrida. Pero la comida que hacia mamá lo recompensaba, Allie ya había entablado conversación con Sophie y a considerar por como se veían creo que ambas se llevaban bien, mientras tanto yo veía de reojo como Jack jugaba con la comida, la ensalada la dividió: Tomates, Lechuga, Zanahoria. El spaguetti lo había puesto en circulo y la carne la había cortado y puesto cada pedazo sobre otro hasta formar una pequeña pirámide. Sin señales de la buena Lasagna de mamá. De repente miro la manzana del frutero y sonrió por lo bajo.

—¡Hey Sophie, mira esto!— Susurró Jack y agarró la manzana y se la puso en su boca después hizo un bisco. Sophie contuvo su carcajada con su mano y Allie sonrió. Jack sonrío aun con la manzana en la boca lo que lo hizo más gracioso y Sophie estaba roja de soportar tanto tiempo la carcajada.

—Jack, comportate. No puedes estar jugando todo el tiempo.—Exclamó su mamá con su mirada asesina pero las palabras sonaron suaves. Jack se quito la manzana de la boca.

—Perdón.—El castaño se encogió de hombros, puso la manzana en su plato y recupero la compostura.

Nuestros papás seguían conversando por varios minutos y ya que todos acabamos la cena nuestros papás empezaron a tomar vino.

Allie se llevo a Sophie a su habitación para jugar, fueron en puntillas, tratando de pasar "Sinapercibidas". Mis papás estaban a un paso de estar borrachos y no los juzgaba, no siempre tomaban y no siempre tenían tiempo para divertirse por el tiempo que invertían en su trabajo. Y en otras noticias.... Jack jugaba con su pure de papa y las zanahorias haciendo un hombre de nieve.

—¡Pss! ¡ _______!—Llamo Jack en un susurro.

—¿Qué?

—¿Quieres ver algo fantástico?—Se formo una risa traviesa en sus labios. Levante una ceja.

—Si es tu escultura de pure de papa con zanahorias.—Le eche una mirada vaga a su escultura.—No, gracias.—reí.

—No es eso.—Miro su escultura con una mirada de aprobación.—Pero admite que mi escultura salió a la perfección.

—Claro...—Su escultura era horrible. Jack miró a nuestros papás y luego señalo la sala. Agarró mi muñeca y me jaló hasta ella.

—¿Hasta que hora crees que nuestros papás noten que no estamos aquí?

—¿Por que quieres saber eso?—Respondí, arrugando la cara, Jack echo una mirada al comedor para ver si nuestros papas observaban o habían notado nuestra ausencia, pero no era así.

—Sígueme.—Dijo para luego dirigirse discretamente hasta la puerta de entrada, agarró su abrigo junto con su bufanda que estaban colgados en el perchero, abrió la puerta y salió, después le seguí, agarré mi abrigo que llevaba en la mañana, salí y cerré la puerta detrás de mi.

La noche era fría pero no era oscura como lo era usualmente, mire el cielo y vi la luna, sonreía, la luna parecía que nos sonreía.

—Wao...—Susurré, después Jack se acercó rápido a mi y tapó mis ojos con sus manos.

—No la veas todavía.

—¿Por qué?—Destape mis ojos y lo mire.

—Solo... no la veas.—Se quito su bufanda y la puso sobre mis ojos para amarrarla en mi nuca.—Sígueme.

—¡No, espera!—Dije en susurró para no despertar a la perrita o alertar a mis padres, moví mis manos en busca de algo para aferrarme, de repente siento las frías manos de Jack. El no sabe que le tengo una fobia a la oscuridad.—Tengo miedo, Jack. Es de noche, esta oscuras, hace mucho frío además...

—Shh.—Enmudecí.—Todo va a estar bien, tu... tu debes creer en mi.—Luego jalo mi mano con suavidad y a pasos torpes camine.

Caminamos por unos minutos, todo era silencioso, solo se oían nuestras pisadas crujientes en el frio suelo y alguna que otra indicación que Jack me daba para no tropezar.

Paramos, el soltó mi mano y desamarro la bufanda. Lo siguiente que vi fue el mismo lago en el que nos conocimos pero con algo más mágico.

La luna alumbraba sobre el hielo del lago, la música sonora en forma de pequeñas brisas y para completar el panorama estábamos el y yo, dos pequeñas figuras que se movían por el bosque a media noche solo para contemplar esto. Mire a Jack de entreojo, le brillaba la mirada.

—A veces.—Comenzó a hablar.— A veces siento que me habla.— Volteé mi mirada hacia el. No entendía de que estaba hablando.

—¿Disculpa?—Pregunte vacilante.

—La luna.—Me miro, el color ámbar de sus ojos resalto por la luz de la luna.—Es extraño pero lo siento.—Le sonreí, yo sentía la conexión que tenía Jack con la Luna, su lazo era como de familia o como unos mejores amigos de hace ya tiempo se conocen. Guarde silencio unos segundos hasta que decidí hablar.

—Creo que la luna es como tu.

—Amm.—Su sonrisa de lado se escapo.—¿Gracias..?

—No, es en serio.—Dije tratando de no sonar burlona pero aun así saque una sonrisa amable, mire a la luna.—Yo también tengo ese tipo de presentimientos.— Sonreí y vi de entreojo que el me devolvió la sonrisa.

—Creo que hay que volver.—Dijo poniendose la bufanda al rededor del cuello—Nuestros papás no tardan en darse cuenta.—Jack me guiño el ojo y yo torcí los ojos.

Caminamos hasta a mi casa, el camino ahora se me había echo menos largo y cansado que antes.

Cuando llegamos saltamos la cerca de madera que rodeaba la casa, saltamos justo en el largo jardín trasero ya que queríamos entrar por la puerta trasera.

Al entrar ambos nos sentamos en la sala y encendimos la TV ya que nuestros papás seguían borrachos, a una etapa de casi dormidos. Jack y yo bromeabamos sobre la actuación de los personajes en una serie que ya se había acabado, ahora seguía una pelicula de Disney, Frozen.

—Oye, Elsa no se ve nada mal con ese vestido azul—Puso una cara de pervertido graciosa, lo mire fulminante.

—¡Relajado, Overland!—Después se me escapo una risa.—A mi me gusto la canción del muñeco de nieve.

—¿Cuántos años tienes? ¿5?—Bromeo Jack, me hinque de hombros.

—Es enserio es muy... positiva.— Ambos reimos.—¡Mira!—Toque la mesa varias veces.—¿Elsa? ¿Y si hacemos un muñeco?—Canté para luego ver la cara de Jack.—Ven vamos a jugar.—Puse cara de pervertida mientras subía y bajaba las cejas, el castaño estallo de risa. Así siguió toda la noche hasta que sus papás decidieron irse.

Viejo comienzo. Nuevo proceso (Jack Frost Y Tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora