XX

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Tenía una hora libre al terminar los ensayos, por lo que podía tomarme mi tiempo y disfrutar de escuchar la nada antes de que tuviese que ir a trabajar. Sentado en un banco frente a las taquillas de las duchas me dediqué a estirar los pies, flexionar y contraccionar, me satisface saber que hacer puntas dejó de ser un problema. Eso no me salvaba de despertar con el cuello torcido cada mañana, maldigo mi columna.

Respiro hondo y relajo los pies percatándome que el agua de una de las duchas dejó de correr. Creí estar solo hasta que alcancé a percibir el murmullo casi inaudible de una voz, era más de una voz. Coloqué mis zapatos deportivos en mis pies sin prisa aceptando que mi tiempo de soledad había llegado a su fin, sólo me iría a casa y ya. Guardé mis arapos y trapos sucios en mi bolsa y me la colgué al hombro encaminándome a la salida.

Los murmullos dejaron de ser perceptibles, en cambio fueron reemplazados por un gruñido casi animal y algo viscoso siendo golpeado. Los sonidos se volvían más claros conforme que acercaba al área de las duchas, casi deseaba que fuese mi imaginación creyendo escuchar a un par de imbéciles follando en los vestidores. Desde una rendija en una esquina me di cuenta de que así era, pero no supe que me extrañó más, si Hwang Hyun Jin follando con un chico, o que ese chico fuese Han Ji Sung.

Ambos desnudos, el cabello les seguía goteando por el cuerpo. Ji Sung se sostenía del mesón para lavamanos con fuerza, jadeando cada que era empujado y embestido, se mordía del labio cerrando los ojos en deleite. Mis latidos repiqueteaba en mis oídos acelerado, si mi pulso fuese graficado en un electrocardiograma seguramente se habría registrado en una línea recta en cuanto Ji Sung giró la mirada hacia mi escondite.

Ahí estaban sus ojos clavados en los míos, era la segunda vez que me miraba de la forma que no quería. Sólo era eso, una batalla silenciosa de miradas. Alzó la bandera blanca antes de lo esperado, fue penetrado con más fuerza y lo supe en la manera en que gemía desesperadamente. Pasé de largo y me fui de ahí.

Estaba tan enojado contigo.

ManonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora