LXXXVIII

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En mí no permanecen los recuerdos de aquellos meses.

—¡Min Ho! Cariño, estás bien. Lo siento, lo siento tanto si fui muy dura contigo, no tenía idea de lo que estabas pasando.

—No te disculpes, Choi.

Es como si hubiese dado un parpadeo y despertado en una realidad distinta. Como un sonámbulo. Como si hubiese muerto y la dama negra de la capa y la azada me hubiese dado una segunda oportunidad. He viajado al purgatorio, ida y vuelta.

—Amigo.

—Chris —Amigo, te ves tan viejo ya.

Durante mi estadía en el hospital me fueron enviadas muchas flores, no sé que haré con ellas, pero se verán muy bien en el jardín de mi mamá.

—Mira, ella es mi hija Hana —me decía el hombre mostrándome una foto de su bebé en su teléfono.

—Es muy bonita.

Veo los días y las noches pasar a través de la ventana de la habitación. A veces pasan tan lento, a veces muy rápido. Pueden ser muy ajetreados o muy tranquilos. El día que regresé a casa recibí muchos abrazos, tan cálidos que me hacían sentir pleno de vida, volví a trabajar, y lo más importante, volví a bailar. Y los días siguieron corriendo como aves despavoridas.

Las lagunas de recuerdo se redujeron hasta que ya no quedó ni una sola gota de agua. Me seguí preguntando qué fue lo que pasó, decidí desatarme, decidí liberarme.

Meses después di mi primer presentación luego de tres años sin pisar el escenario, había vuelto al ruedo de nuevo. No me sentía nadie más que yo. No necesitaba de nada más para sentirme entero. En una de nuestras siguientes presentaciones fui llamado por un hombre: Ashley Jeffers, representante de American School of Ballet, me ofreció un puesto en la compañía y acepté el trato después de que Choi y mis padres me convencieran. Tenía que volar a Estados Unidos. La despedida fue difícil puesto que mi lazo con Hyun Jin se había estrechado, al irme no dejé de hablarle por texto ni un solo día.

No me gusta viajar en avión porque detesto las alturas, pero ahora sé que ya no tengo miedo.

Pasaron tantas cosas en los próximos años. Me mudé a un apartamento pequeño cercano a la academia que comparto con un gato callejero que visita mi ventana cada noche. Entré por meses en la nueva compañía e hice mi debut como bailarín profesional en la temporada de otoño. No dejé de mantener contacto con mis padres, Christopher, Choi o Hyun Jin, con éste último seguí afianzando mi amistad, desde que me fui no dejamos de textearnos ni un solo día. Ahora forma parte de un grupo independiente de danza de variedad y es una sensación en las redes sociales. No podría estar más orgulloso por él.

Tantas cosas han cambiado desde mi último encuentro con la muerte, y aun si mi vida corrió por un episodio de fatídica tragedia, decidí soltarme de las cadenas cuando logré ver esperanza. No podía estar mejor con eso.

Estoy bien ahora.

ManonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora