LXVIII

1.1K 214 101
                                    

—¿Ya habías estado ahí antes?

—Mmm... Decían que era buen club, quería verlo por mí mismo.

A la mañana siguiente totalmente frescos y recuperados nos vamos juntos a la compañía, y luego de cambiar nuestras ropas subimos al salón. Le tengo abrazado por los hombros jugando de vez en cuando con los cabellos de su nuca, olfateando el aroma del champú que ambos usamos, pero que en él queda muy bien.

—De todos los lugares elegiste el más disparatado.

—Está bien, está bien. A la próxima tú eliges el lugar.

Entramos al aula sin esperarnos que la primera persona que nos recibiría fuera Oh Yang Min, quien en seco llegó y plantó una bofetada a Ji Sung. El impacto del golpe le hace retroceder violentamente y tengo que sostenerlo para que no caiga. Me asustó tanto que casi se me sale el corazón del pecho.

—¡Tú, maldito bastardo, homosexual de mierda, hijo de puta! —grita hecha una furia con el rostro hirviendo de cólera.

—¡Yang Min! —Veo a Felix queriendo acercarse por detrás.

—¡Maldita perra necesitada! ¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo pensabas ocultarme a mí y a todos que te aprovechas de cada oportunidad para ofrecerle el culo a cualquiera que se te atraviese, eh? ¿A quién piensas engañar con esa maldita cara de ángel, perra manipuladora?

—¿Qué? ¿Celosa porque Hyun Jin decidió tener sexo primero conmigo que contigo? —Ji Sung le responde con amarga simpatía haciendo encender el fuego entre el público y su opositora.

—¡Vete al diablo! —Lo golpea por el pecho y de inmediato me interpongo— ¡Vete al diablo, Han Ji Sung! Tú y toda tu maldita mierda. ¡Púdrete en el jodido infierno que es donde perteneces! ¡Tú, no me vuelvas a hablar en la vida! —vocifera señalando con el dedo a Hyun Jin— Y tú —Me señala a mí—, yo que tú tendría cuidado porque en cuanto menos te lo esperes esta arpía te chupará la vida además de la polla. No ha hecho más que ser un parásito desde que volvió —dice por último dirigiéndole la mirada antes de irse y es seguida por sus amigas—. Estoy tan tan molesta...

—¡Unnie!

—¡Unnie, no te vayas!

Silencio.

Sepulcral, tenso, fantasmagórico silencio.

Mi mirada se encuentra con la de Hyun Jin, es por demás indiferente, pero en ella no veo ni un rastro de melancolía.

—¿Vamos a calentar o qué? —escucho decir a Ji Sung y se escapa de mi escondite yéndose a dejar su bolso en el suelo, no lo dejo ir muy lejos, le tomo de la muñeca y ambos salimos del salón.

—¿Estás bien? —Han se suelta de mi mano y termina por abrazarse a sí mismo recargado en la pared.

—Sí, ¿por qué no lo estaría? Me han dicho cosas peores... —Se encoge de hombros restándole importancia, pero en su mirada y su voz no veo más que vacío. Hasta que lágrimas se asoman por sus cuencas— Ah. Mierda.

—Bebé...

Limpia sus lágrimas rápidamente revelando el oscuro rubor del que se han teñido sus mejillas. Le aparto el cabello de la cara.

—Deberían encarcelarme por puta.

—Deberían encarcelarte por ser la envidia de todos.

Ríe. Ríe bajo y delicado aceptando mi abrazo. Déjame envolverte en mi calor, te dejo que te refugies en mí mientras recibo todas las balas por ti. No eres ninguna puta, ningún manipulador, ningún parásito. Eres un niño con un gran vacío, y Han Ji Sung, buscaste llenar ese vacío de la forma incorrecta.

Déjame ayudarte a encontrar la forma.

ManonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora