Erase una vez, mi querido reino

El inicio del camino.

~Chico, ya terminamos con el tratamiento del comerciante.

Zenher estaba jugando con un gato de aspecto algo viejo y decaído, su pelo estaba alborotado y arruinado por el fango. En gran parte de la cola este había desaparecido, así como pequeñas heridas desparramadas por su cuerpo aparecieron. Jugaba con el moviendo una rama frente a sus cara, como si hubiese sido hipnotizado lo seguía de punta a punta antes de distraerse nuevamente con sus heridas.

Zenher logro tocarlo, una sensación cálida y de satisfacción recorrió su mano. El gato comenzó a fregarse en el satisfecho teniendo cuidado de sus heridas, para finalmente ceder a las manos del joven.

~¿Sabes que este gato también colaboró a salvar la vida de Mathew?

~El único que ah Estado luchando soy yo, no los eh visto a ninguno de los dos.- reprochó Milos algo altanero y molesto.

~Mathew que ya había salvado su vida antes de que llegarás, lo único que has hecho es ayudar a que su recuperación sea más rápida oh mejor.

Golpeó Zenher, Milos también lo sabía pero tenía ganas de reprochar de todos modos, no tenía idea de que el chico supiese algo sobre las condiciones humanas, según su entendimiento solo era un artesano.

~ ¿Porque ayudo?

~El y sus compañeros estaban en el carruaje de Mathew, fueron los que provocaron que cediera ante el peso, no de ser por ese pequeño imprevisto sin dudas habría quedado en el epicentro de la pelea, gracias a ellos Mathew solo sufrió daños colaterales.

-¿Llamas a esto daños colaterales?

Caminaron hasta el manantial hablando de lo sucedido, es verdad que lo de Mathew no se podía considerar un daño colateral luego de que perdió un brazo y recibió varias quemaduras en su cuerpo. Esta vez fue Zenher quién decidió callar dejando al gato dentro del manantial para que se recupere de las heridas, primero hubo la típica lucha de cuando intentas bañar a uno, hasta que finalmente cedió sumergiéndose solo hasta el fondo.

~ ¿Estará bien?

~Tranquilo, se puede ser respirar allí dentro.

Se sentó en una de las rocas del manantial cruzándose de brazos y piernas, no tardó en ponerse cómodo cerrando sus ojos, y Milos no tardó en preguntar.

~ ¿ahora que?

~Ha pasado casi un día ¿No?

Por un momento casi se olvidaba de que ella se había ido sola por allí, nadie más lo sabía solo ellos dos, dentro del manantial y ocupado con la recuperación de Mathew el tiempo podría pasar con rapidez, pero ya debería ser momento de empezar a temer por la seguridad de ella.

-Tienes razón ¿Comenzaste a preocuparte? Deberíamos ir a buscarla.

~No me moveré, me quedare aquí esperando por ella.

-Pero… tu mismo lo dijiste.

~Si, dije que ya va siendo hora de que regrese.

..

Ya era casi medió día, Dam y el resto del grupo de Selene abandonaron la carretera descansando en la ciudad, todos estuvieron de acuerdo en esperar a que se desocuparan para decidir que hacer, pero no era el único recado que tenían y mientras más tardarán más incompleto quedarían los demás.

-¿Crees que haya ocurrido un problema?

~No es como si estemos hablando de Marco, es Selene, ella suele dialogar más las cosas.

Lograron calmar un poco la tensión dejando escapar algunas risas, pero Marco no se tranquilizaba hagan lo hagan, en aquel pequeño pueblo no había un solo bar y las pocas bebidas destinadas por mano propia no alcanzan a saciar ni un cuarto de su sed.