《Capítulo 23: ¿QUÉ SOMOS?》

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Narra Erick:

Desde el instante en el que abrí la puerta de su apartamento tenía al chico de cabellos castaños sobre mí. Besándome con lujuria.

Sus manos se enredaron en mi cuello y las mías en su cintura, uniéndonos más al cuerpo del otro. Sus labios se movían con experiencia sobre los míos y poco a poco se fue deshaciendo de mi chaqueta, y antes de que pudiera hacer lo mismo con mi camiseta corte el besó y me separé de él.

Amo esto y deseo con todo mi ser continuar pero no podemos seguir de esta forma.

¿Porqué me detienes? Andy hizo un pequeño puchero que lo hizo ver adorable.

Tomé un poco de aire tratando de controlarme y bajar la excitación que este pequeño encuentro me provocó. No es momento para esto.

Erick... Llamó con una ceja alzada. ¿Estas bien?

Necesitamos hablar. Espete con seriedad.

Andy me miró de pies a cabeza con el ceño fruncido y posteriormente se hizo aún lado permitiendome entrar.

Recogí mi chaqueta del suelo y me dirigí hacia uno de los sofas de la sala. He venido tanto a este lugar que lo conozco perfectamente bien.

¿Y de qué quieres hablar? Preguntó mirándome con coquetería mientras se sentaba en el asiento frente a mí.
Mejor dicho... ¿Estas seguro de que sólo quieres hablar?

¿Que demonios hice? ¿En qué clase de monstruo lo he convertido?

Trague grueso ante esa provocación. Andy era lo único que me hacía perder la compostura, me convertía en alguien que no terminó de reconocer.

Estoy seguro. Dijo con rigidez.

Andy bufo molesto y cruzandose de brazos me miró.

Quiero que terminemos lo que sea que tengamos. Solté sin titubeos.

Luego de decir aquello entre ambos se formó en un tétrico silencio. Andy me miraba fijamente, con los ojos muy abiertos; sin decir palabra alguna hasta después de algunos segundos.

¿Qué...? Murmuró en un susurro a penas audible para mí. Por un instante pude notar como su rostro alegre cambiaba por una mueca de tristeza. Éso me hizo verdaderamente felíz.
Pero... ¿Porqué? ¿A casó hice algo malo?

No hiciste nada malo. Negué rápidamente. Él que cometió un error aquí fui yo.

No esperó otra palabra más, tomé mi chaqueta y me dirigí hacia la puerta. Tenía que alejarme o cambiaría de opinión.

Lamentablemente, y por una maldita razón las cosas jamás salen como planeó y Andy fue más rápido que yo y detuvo mis pasos cortando el pasó hacia la puerta.

Quítate. Exigi mirándole con desdén. No hagas peores las cosas.

No me voy a quitar hasta que hables conmigo. Espeto con seriedad, tapando la puerta con su cuerpo.

Andy... no estoy para juegos.

¿Quién te dijo que estoy jugando? Me retó con la mirada. Demonios, amó cuando se comporta de esa forma.
No te irás hasta que me digas por que demonios me estás mandando a la mierda.

Suspire agotado y acaricie el puente de mi nariz tratando de controlarme.
¿Porqué no puede quedarse quieto y en silencio por un maldito momento?

¿Porqué complica las cosas?

¿A casó tienes a otro? Reprochó con molestia. ¿De dónde saca tantas estupideces?
¿Es porque soy nuevo en esto? ¿Por eso me estas dejando?  ¡Responde!

ENTRE DOS AMORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora