23; calentura

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buenas genteess, cómo va eso? perdonen la tardanza etc etc les dejo el capítulo por acá, les aviso q es contenido +18, por las dudas ¿?? y nos leemos de nuevo en las notas abajo que hay cosas importantes🤧

Una ola de calor inundó el cuerpo de Mateo, y soltó otro jadeo mientras Manuel recorría su cintura con sus manos y le levantaba un poco el buzo y la remera que tenía debajo.

La personalidad más descarada de Mateo salió a la luz, sin importarle las consecuencias.

"No me hago cargo de lo que pase después de esto" dijo y comenzó a bajar el cierre de sus pantalones. "¿Enserio querés ver?"

"Sí, dale"

"Mirá que si arranco, y te pinta cortar todo, me vas a tener que parar de una piña, eh"

"No creo que haga falta recurrir a la violencia" dijo Manuel ayudándolo a terminar de bajarse el jean, viendo su miembro duro debajo del bóxer.

Y Mateo pensó algo. Se mordió el labio, y lo miró a los ojos.

"Si vas a ver como me pajeo, no me podés tocar. Sólo podés ver. Ese es el trato"

Tenía un plan, y lo iba a poner a prueba esa misma tarde. Seguir los consejos de su padre hizo el efecto contrario al esperado, ya que ahora tenía más ganas de cogérselo que antes.

"Mñn... bueno" Manuel no estaba muy convencido al respecto, pero sabía que el que si al menor se le metía una idea en la cabeza, era imposible negársela. "Empezá"

Mateo masajeaba su pene por encima de la ropa interior, mirándolo a los ojos. Luego de unos segundos, su vista bajó hacía la erección que tenía Manuel en sus pantalones.

"Te podés tocar vos si querés"

"¿No te molesta?"

"No, de hecho, me exita más" contestó descaradamente. Vainstein llevó lentamente su mano a su pene, y lo tironeó un poco, sólo para calmar sus ansias de tocarse. No se perdía ningún detalle de lo que hacía el menor, quién, sin dudas, era bueno provocando.

Mateo estaba muy atento a las reacciones de su amigo, quería saber cuáles eran sus puntos débiles (por curiosidad, no para usarlas en su contra...). Sabía que le gustaba que gimiera en voz alta, eso estaba claro, pero tenía la sospecha de que también le exitaba que hable sucio. Al no tener pruebas concentras para respaldar su deducción, tuvo que poner a prueba su tesis en ese momento.

Sacó su miembro del bóxer, y mirándolo a los ojos comenzó a mover su mano derecha desde arriba hacia abajo, lentamente. Concentró el masaje en la punta del pene, dónde ya estaba cayendo líquido preseminal debido a la exitación. Largó un gemido alto, y se recorció un poco en la cama. Manuel no despegó la visita ni un minuto del espectáculo que Mateo estaba dando, y tironeó de nuevo su pene por sobre su pantalón al escucharlo gemir.

"Hacelo de nuevo" dijo serio, mientras seguía masajeando. El menor, que ya tenía la mente por las nubes, lo miró desconcertado, y entre otro jadeo, logró preguntar "¿qué?". El mayor gruñó debido a la oleada de placer que le provocó ese último sonido que salió de la boca de Palacios.

"Gemí fuerte mientras te pajeás"

Y le hizo caso, porque por Manuel hacía lo que sea. Aceleró los movimientos de su mano, gimiendo en cada estocada que daba. Le encantaba que Manuel lo vea con esos ojos oscuros, que podían quemar, o, dependiendo del día, transmitir mucho cariño.

Ese día, está claro, quemaban como un incendio en pleno verano.

Mientras, oía a Manuel soltar leves suspiros y frotar su mano contra su pene por encima del pantalón, y no pudo evitarlo. Realmente, quiso controlarse. Pero todo no se puede.

llorapija; trueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora