Decir que Nathan estaba enfadado era poco.
Parecía que en cualquier momento lanzaría fuego por la boca y me exterminaría, haciéndome desaparecer en pequeños pedacitos. O quizá en pelitos, lo suficientemente diminutos como para armar un pincel conmigo.
Basta con el drama, yo.
Yo lucía como una estúpida sosteniendo la cuerda rota en mi mano mientras le sonreía con inocencia. Nate avanzó a pasos rápidos hacia mí y me arrebató la cuerda con brusquedad, comenzando a analizarla. Luego la dejó sobre el sofá y tomó su guitarra para alejarla de mí.
Soy un peligro, que les digo.
—¿Perdón? —Hablé por fin en tono bajo. Me mordí el labio y me puse de pie—. Lo siento mucho, Nathan. Juro que no fue mi intención y—
—Basta, Lane.
Un pesado suspiro escapó de sus labios mientras sus ojos estaban posados sobre la guitarra, probablemente asegurándose de que no tuviese ningún daño más de mi parte.
—¿Tiene arreglo? —Susurré, acercándome a pasitos lentos hacia él. Sentí una presión en el pecho en cuanto negó enfadado y lanzó la guitarra al sofá junto a la cuerda.
Mierda.
¿Por qué debo arruinar todo lo que toco?
—¿Tienes idea de lo importante que es esa guitarra para mí? —Murmuró, mirándome fijamente. Una vena en su cuello yacía marcada y pude notar su rostro comenzando a ponerse rojo.
—Perdón... —Tragué saliva sin despegar mis ojos de los de él— Fue un accidente.
Y por primera vez en mucho tiempo me sentí culpable frente a él. Normalmente Nathan era el que la cagaba, el que molestaba y terminaba arruinando las cosas.
Me miró con enfado y se pasó las manos por el rostro para después soltar un suspiro y negar.
—Definitivamente no tienes idea de la importancia de esa guitarra para mí —Pronunció con enojo.
—Perdón —Repetí, sin saber realmente qué más hacer— Yo no quería y—
—¡¿Crees que tus jodidas palabras lo arreglarán?! —Se exaltó.
La furia recorrió mi cuerpo en cuanto lo oí y fruncí las cejas. ¿Qué mierda ocurría con él? Le pedí perdón y ahora me grita.
—¿Sabes? —Lo señalé— ¡Te estoy pidiendo perdón y me estás gritando! ¿Quién mierda te crees para hacerlo? ¿Qué quieres que haga? ¿Me arrodillo y te pido disculpas? ¡Fue un accidente, Nathan! ¡Yo no quería!
—Oh, verdad que tú nunca quieres nada —Soltó una carcajada irónica—. Siempre terminas arruinándolo todo, Lane —Sentí una punzada en el pecho al oír eso— ¿Después quién tiene la culpa de todo? Yo. ¿Puedes aceptar tu error por lo menos una jodida vez en tu vida?
Y aquí, señoras y señores, el poder de unas simples palabras.
Admito que aquello me dolió, pero no me mostraría vulnerable e intentaría tranquilizarme. Papá siempre me lo repetía... Mantente positiva, Lane, mantente positiva y piensa en cosas bonitas.
—Acepté mi error y dije que lo siento mucho —Murmuré, tomando aire— Juntaré dinero lo más pronto posible para cubrir los daños de la guitarra. Nuevamente, perdón —Él se quedó en silencio mirándome fijamente. Pasé por su lado para subir las escaleras y luego me detuve— Y Nathan... —Giré la cabeza para verlo—. Vete a la mierda.
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Un Dulce Invierno
Roman d'amourLo que para Lane serían las mejores vacaciones de su vida, terminan convirtiéndose en un completo vaivén lleno de emociones ante la propuesta de su madre. Lane Foster y Nathan Hederson se conocen desde pequeños, podría decirse desde que nacieron. Un...