•Capítulo 29: Corazones rotos•

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Capítulo dedicado a @xeeeeniiiiaaaa (tus mensajitos por Instagram después de leer cada capítulo me dan mil años de vida jsjsjs) y a @MelaZanche ❤️ ¡Muchas gracias por el apoyo! ^^
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Aquellos labios acariciaron los míos con delicadeza y sus manos sostuvieron mi rostro de manera gentil, pasando sus suaves pulgares por mis mejillas. Perdí la noción de todo; me sentí confundida, desorientada y no supe cómo reaccionar. Sólo estaba allí, sentada sobre la cama, perpleja y completamente paralizada ante la acción de mi mejor amigo.

Mis ojos se cerraron en un movimiento involuntario y sentí una vez más la presión de sus tibios labios contra los míos. Su cabeza se ladeó ligeramente en un intento de tener un mejor acceso y no fue hasta allí que pude reaccionar. No tengo idea de cuánto tiempo pasó, quizá sólo fueron segundos, pero apenas caí en cuenta de lo que estaba sucediendo, apoyé mis manos contra el pecho de Jake, alejándolo de golpe de mí.

Sus ojos. Aquellos ojos tan bonitos de color avellana que a mí tanto me gustaban tenían un pequeño brillo, brillo que se fue apagando a medida que nos mirábamos el uno al otro sin siquiera poder procesar lo que había sucedido. Jake Reed había sido mi mejor amigo desde que tan sólo éramos unos niños y jamás en la vida llegué a imaginar que ambos nos encontraríamos en una situación como esta.

El rubio de su cabello palideció su piel y sólo nos quedamos así, observándonos durante unos segundos en un silencio sepulcral. Los ojos de Jake no desprendían la misma felicidad de siempre. Lucían apagados, tristes, desilusionados... él parecía roto por dentro.

Oh, mierda.

—Ja-Jake —balbuceé temerosa, notando cómo las manos me comenzaban a temblar— Dime por favor que—

—Lo siento... —musitó él con la voz entrecortada— Lo siento mucho, Lane.

Negué.

Me puse de pie rápidamente y comencé a caminar a través de toda la habitación, tratando de convencerme a mí misma de que era una jodida broma, de que era un sueño, de que todo había sido una alucinación... de que mi mejor amigo no me había besado.

—Lane... —Jake intentó acercarse a mí y volví a negar, alejándome de él— Por favor...

—¡No! —mi garganta ardió a medida que hablaba— Dime que es una broma, Jake. Dime que no lo hiciste por gusto, dime que no sentiste nada, dime que se trató de un impulso y que fue algo insignificante para ti.

Esperé, esperé impaciente alguna respuesta de su parte. Sin embargo, fui destruida por el silencio de sus palabras.

No, no, no.

—Lo siento.

—Jake, por favor —rogué con un hilo en la voz—. Por favor...

Él negó con los ojos llenos de lágrimas y bajó la mirada.

—Yo no elegí enamorarme de ti.

Sus palabras me dejaron sin habla y sentí que cada diminuta parte de mí se rompía al oírlo de esa manera.

¿Enamorarse de mí?

Y comencé a recordar. La sonrisa de mi mejor amigo, el brillo en sus ojos cada vez que estábamos juntos, el bonito sonido de su risa, el cómo siempre había estado para mí cuando lo necesitaba; en las buenas y en las malas. El chico al que yo había considerado como un hermano durante años tenía otro tipo de sentimientos hacia mí, unos que yo nunca antes había experimentado de esa manera.

—Escúchame... —pidió, dando un par de pasos hacia mí— Lo siento muchísimo, ¿sí? Pero ya está, lo hice. Soy un completo imbécil, fue un impulso y actué sin pensar. No debí besarte, mucho menos cuando sé que estás pasando por un momento tan delicado en tu vida... Perdóname, por favor.

Un Dulce InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora