"Gracias, niños"
"También te queremos, Robin"
Los Darlings tienen la vida perfecta, excepto por 3 cosas: 1, su tía apenas tiene tiempo para ellos, 2, no tienen suerte con las amistades, y 3, sus niñeros siempre los odian.
Todo es así hasta que viene...
Después de hablar con Alexandria, Robin se sintió mejor. A las 11:00 PM ya todos estaban dormidos. Perfecto para poder hablar con su jefa.
"¿Alou?"
-Hola, Natsha.
"¿Robin?"
-Sí, oye, sé que vas a venir el jueves, pero me gustaría saber si... ¿Cuánto me vas a pagar por cuidar a tus... angelitos?
"Jaja, ¿Ya quieres saber?"
-Sí, es que... mientras los niños estaban en la escuela, yo he aprovechado para hablar con alguien sobre una casa no muy cara, algo pequeña, pero manejable, para vivir después de irme de esta casa.
"Bueno... ¿Cuanto cuesta?"
-85 dolares.
Silencio.
"Bueno... puedo darte... 300 dolares. Supongo si eso sí quieres, ¿no?"
-¡Sí, sí! Perdón, jeje, gracias.
"¿Solo eso?"
-Sí.... solo eso. Bueno.... ¡Bye!
"Mandale saludos a los niños de mi parte"
Y la llamada se cerró.
Sí.... sí, sí, sí, sí....
¡Sí!
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Oh... lo siento, se me olvido algo la última vez.... (Terrible narradora).
Robin, mientras los niños estaban en la escuela, había ido a la calle de al lado a ver si habían ofertas de casas. ¡Sorpresa! Sí habían.
Se fijó en una casa amarilla, la cual estaba siendo vendida a 85 dolares, y el habló con el portero, quien se la enseño completa. Tenía 3 habitaciones, pero no le importaba (Tal vez se atrevería a invitar a alguien después. Mientras tanto, estaban libres) y era bastante cómoda para vivir. Lo mejor.... estaba amueblada.
-¿Cuándo la quieres comprar?
-Bueno... Aún tengo que comprar los muebles, la cama, y todo lo demás para vivir cómodamente aquí. Actualmente estoy viviendo con lo prestado...
-¿A qué te refieres?- Preguntó el portero, el Sr. Lynch.
-Soy... niñero de unos niños, en la otra casa. Están en la escuela ahora, pero necesito ganar tiempo para así comprar una casa y no terminar en la calle.
-Oye, ¿Y cómo terminaste así, viejo?
-Argh, ni me lo preguntes.
...
Ya era sabado... Los niños se levantarían más tarde, y Robin iba a hablar con Lynch otra vez. Ya le había explicado todo lo del pago, pero aún debían coordinar todo.
Lynch se veía como un típico surfista, con ese cabello largo y músculos.
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