Capítulo 25

997 144 10
                                    

A Kirishima le habían dicho que el tiempo era un buen doctor y que sus heridas, tanto físicas como emocionales dejarían de dolerle, incluso que aprendería a reconocer que eso no era culpa de nadie.

Eijirō había estado yendo a su cita con la psicóloga todos los fines de semana.

Le contaba sobre cómo pensaba en su bebé, el cómo desearía tenerlo en sus brazos, incluso le había dicho sobre el pastel que Todoroki había hecho para él y la carta.

El cómo se sentía mal por haber culpado al bicolor por no salvar a su bebé.

—¿Y si fuera él quien estuviera en tu lugar? ¿Qué habrías hecho tú? —Le preguntó la mujer.

Eijirō no supo qué responder.

—Yo…no lo sé. No sabría qué decir. —Kirishima murmuró. —Él realmente estaba en una situación muy difícil, que se te ponga a elegir entre salvarle la vida a tu hijo o a tu esposo es sin duda algo que nadie quiere vivir.

Ella sonrió. —Deberías saber que no dejarás de sentirte mal si no hablas con él y le explicas todo lo que te pasa.

Kirishima se removió en el sofá.

—Habla con él cuando estés listo.

La sección terminó, el pesó sobre sus hombros era menos, pero la sensación de soledad aún estaba en su pecho.

Después de que le dieran de alta en el hospital su madre le contó que había comprado un local cerca del departamento que antes compartía con Bakugō. Incluso le dijo que había estado rentando un departamento en el mismo edificio que el cenizo.

Su maleta era pequeña y no tenía muchas cosas, la mayoría aún seguía en el departamento de Todoroki.

Eijirō se preguntaba si el bicolor aún conservaba las cosas que habían comprado para su bebé o si se había deshecho de todo.

Cuando llegó al departamento fue recibido por el delicioso olor del katsudon, su madre estaba cocinando.

Dejó las llaves en la mesa y fue a la cocina para ayudar a su madre.

—Llegaste temprano hoy. —Dijo su madre mientras servía la comida en los platos. —Tus hermanas avisaron que llegarían hoy a las 3, se bueno y llevate esto a la mesa.

Kirishima asintió y tomó los platos, sus hermanas no se habían mudado a Tokyo con su madre, ellas se habían quedado en la isla para seguir con el restaurante de la familia.

Sayu, había tenido a su bebé meses atrás, Kirishima aún no conocía a su sobrino, después de lo que pasó su hermana no le había presentado al niño, dijo que le parecía mejor que lo conociera en otro momento.

Eijirō lo agradecía, pero ahora estaba mejor, incluso sentía que convivir con el pequeño le haría bien.

El timbre sonó.

—¡Abre la puerta cariño! —Le ordenó su madre.

El azabache obedeció y fue a abrir la puerta, Yuu, Sayu, Shun y Kyung le sonrieron, él se hizo a un lado para dejarlos pasar.

—¿Y Eiji? —Preguntó a su hermana.

—Está en la guardería de mi cuñada. Es una bendición pero a veces parece un demonio.

Eijirō sonrió.

—¡A comer! Vengan todos a sentarse. —Indicó la mayor.

La charla fue amena y Kirishima agradecía que nadie le preguntará sobre sus secciones con la psicóloga y lo tratarán como si nada hubiese pasado.

Hombre rico, Chico pobre【TodoKiri】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora