Capítulo 26.

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Se arrepintió cuando iba a mitad del camino, dio vuelta en U y regresó a su departamento.

Tal vez intentaría de nuevo otro día. Aunque si seguía así no podría volver a ver a Eijirō.

Estuvo en dilema toda la noche.

Al día siguiente. Cuando por fin se hizo el valiente para ir al restaurante pidió un plato de Soba y se sentó junto a la ventana.

La madre de Kirishima le miraba mientras preparaba su orden, como si pensara en decirle algo. Ella se sentó frente a él mientras Shouto comía.

—¿Vienes a hablar con Eijirō?

El negó. —Quería verlo, a lo lejos. No estoy listo para hablar con él todavía. ¿Cree que pueda verlo una última vez?

Ella hizo una mueca. —Él no está más en Tokyo, se fue.

Shouto dejó de comer. —¿Qué?

—Me dijo que le mostraron una oportunidad para olvidar todo y él aceptó.

—Ya veo. —Respondió Shouto.

Tal vez debería hacer lo mismo. Tratar de olvidar todo.

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Un año había sido un tiempo largo para Midoriya y Aoyama, se habían casado a inicios de año y ya llevaban un año de casados.

En ese tiempo habían adoptado una mascota. Un pequeño corgi.

Midoriya en realidad quería adoptar a un bebé, Aoyama había sugerido comenzar por algo más sencillo y terminaron adoptando a un perro.

Aunque al principio era un poco difícil ya que debían enseñarle donde hacer sus necesidades y darle un horario de comida para que se acostumbrara cuando no estuvieran en casa.

Después fue más fácil cuidar de él.

El pequeño All Might era una bola de pelos muy adorable.

Aoyama terminó su terapia y ya había superado lo que pasó aquella noche en el callejón, ahora podía hablar de ello sin sentir que se moría.

Midoriya le apoyó en todo momento, nunca lo juzgó como pensó que lo haría, el peli verde cada que podía le recordaba que lo amaba.

Y eso a Aoyama le gustaba.

Lo que ninguno de los dos esperaba era que Uraraka y Midnight comenzarán a salir como pareja oficialmente.

Fue una sorpresa bastante agradable. Ambas se veían muy felices juntas.

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Todoroki se dio la vuelta al ver a Eijirō por la ventana del restaurante, ni siquiera sabía por qué había ido allí en primer lugar, tal vez era que el Soba frío se le había antojado de repente o tal vez era que tenía ganas de dar una vuelta.

O tal vez había sido la culpa de la madre del azabache, o ahora, nuevamente pelirrojo.

La mujer le había mandado un mensaje diciendo que el restaurante estaba vacío y que tenía listo el plato de Soba frío que tanto le gustaba.

Lo había engañado para que fuera hasta allí y se encontrará con Eijirō.

Dio gracias al cielo por el hecho de que el pelirrojo no lo había visto y se metió a su auto.

Hombre rico, Chico pobre【TodoKiri】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora